La idea principal del ‘consenso de las mercancías’ es que el actual crecimiento económico en América Latina está basado en una creciente exportación de productos primarios. Este término fue acuñado por Maristella Svampa (Revista Nueva Sociedad, Nº 244, 2013), quien se doctoró en París con una tesis en la que anticipaba el aumento de los conflictos ambientales en Argentina.
Es interesante conocer cómo se generaron estos consensos en América Latina, desde el consenso librecambista del siglo XIX, hasta el de los commodities actual, pasando por el del medio siglo de la estrategia de sustitución de importaciones y luego el neoliberal.
Como dice Svampa, todo parte de esa imagen primigenia de El Dorado -aquel fantástico reino en el que supuestamente había exuberantes minas de oro, en la parte de América ‘descubierta’ por Cristóbal Colón-.
América Latina, como región productora de materias primas y alimentos, se ha beneficiado con mayores ingresos por el alza de precios internacionales a partir de inicios de la década de los 2000. Sin embargo, el control de los recursos naturales no es similar en la región.
Un documento publicado por Cepal para la Unasur, ‘Recursos naturales en Unasur: Situación y tendencias para una agenda de desarrollo regional’, destaca que 13 países de América Latina están entre los 15 mayores productores del mundo. Chile se convirtió a partir de 1982 en el mayor extractor mundial de cobre.
El fin del ‘súper ciclo de las mercancías’ puede llevar a América Latina a un período similar al que se vivió en la década de los 80.Hasta 2006 Brasil fue el mayor productor de hierro y continúa entre los tres principales, después de China y Australia. Perú se ubica entre los primeros oferentes mundiales de plata, cobre, oro y plomo. Bolivia es el cuarto productor de estaño de mina y el sexto productor de plata. Colombia es el séptimo extractor de níquel refinado, Cuba es el octavo productor mundial de níquel de mina, Jamaica es el séptimo productor de bauxita y México es el primer productor de plata y el quinto de molibdeno y de plomo de mina.
El estudio dice que, frente al ciclo de precios de los metales, el sector minero regional se encuentra en un auge de rentabilidad e inversión, dado el aumento de los montos en utilidades repatriadas, presupuestos de exploración y nuevos proyectos de inversión. Aunque deja de lado la implicación de los tratados bilaterales de inversión en la renta extractiva, señala que mientras en el sector petrolero es práctica común la aplicación de regulaciones que permiten a los Estados captar las ganancias extraordinarias en los períodos de auge de precios, no ocurre lo mismo en el sector minero.
En la vigencia del ‘Consenso de Washington’ nunca se pudo impugnar la deuda externa de los países del Sur (Tercer Mundo se les decía), pues se consideró un problema entre el famoso comité de acreedores (los bancos) y los deudores, uno por uno. Fueron necesarias acciones de fuerza unilateral, como las de Argentina o Ecuador, para promover un relativo cambio de la fisonomía de las negociaciones de los ‘default’.
Hoy, que está vigente el ‘Consenso de los Commodities’, se requiere un nuevo disenso. El fin del ‘súper ciclo de las mercancías’, junto con políticas restrictivas a nivel internacional, puede llevar a América Latina a un período similar al que se vivió en la década de los 80 del siglo pasado. Si no se cambia este patrón de inserción internacional, el retroceso social podría ser grave.
