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El Telégrafo
Edmundo Vera Manzo

Comunicación no violenta: el poder del lenguaje, la empatía y la compasión, en toda ocasión (4)

29 de agosto de 2015

El lenguaje se presta a equivocaciones. Es a veces difícil distinguir entre lo que pensamos y sentimos. Un ejemplo frecuente es el uso del verbo sentir, como destaca Marshall B. Rosenberg: “Siento que no he hecho un buen trato”, sería más adecuado decir “creo” que “siento”. En general, no expresamos claramente nuestros sentimientos cuando expresamos frases como las siguientes: a) Siento que tú deberías haberlo sabido ... b) Siento que siempre debo estar disponible… c) Siento que mi jefe es un manipulador.  En CNV establecemos una distinción entre palabras que expresan sentimientos reales y palabras que describen lo que creemos ser: 1. Descripción de lo que creemos ser: “Me siento un incapaz como guitarrista”. En esta frase afirmo mi falta de capacidad como guitarrista en lugar de expresar claramente mis sentimientos.… El sentimiento real que se esconde detrás de mi falta de capacidad puede ser la decepción, la impaciencia, la frustración u otro cualquiera”… “Me siento ignorado”. Una vez más, esta actitud es más bien una interpretación del proceder de los demás que una declaración expresa de cómo me siento”... “Hay palabras, como “ignorado”, que expresan cómo interpretamos a los demás que como nos sentimos. A continuación doy una lista de este tipo de palabras: Abandonado acorralado, amenazado, atacado, coaccionado, degradado, desamparado, desatendido, desdeñado, estafado, excluido, explotado, forzado, humillado, incomprendido, intimidado, invisible, maltratado, manipulado, obligado, presionado, rechazado, subvalorado, superfluo, timado, traicionado, ultrajado, ultrajado y utilizado”.

Rosenberg propone elaborar un vocabulario para los sentimientos que haga referencias a emociones específicas que superen a las expresiones “Me siento bien” o “me siento mal” que impiden que “la persona que escucha entienda claramente lo que sentimos en realidad”. Confeccionó una lista de expresiones que describen claramente un abanico de estados emocionales. De la lista de 99 palabras que expresan cómo nos sentimos cuando tenemos satisfechas nuestras necesidades escojo algunas, como las siguientes:

“Abiertos, activos, afectuosos, agradecidos, alegres, animados, apasionados,, asombrados, audaces, bienaventurados, calmados, capaces, cariñosos, competentes, complacidos, comprometidos, contentos, despejados, dichosos, efusivos, emocionados, emprendedores, encantados, eufóricos, fascinados, felices, fuertes, generosos, gozosos, ilusionados, independientes, inspirados, interesados, libres, luchadores, lúcidos, motivados, orgullosos, preparados, prósperos, prudentes, realizados, renovados, sanos, satisfechos, serenos, tranquilos, válidos, vigorosos, vivos”.  De la lista  de 120 palabras que expresan cómo nos sentimos cuando no tenemos satisfechas nuestras necesidades, escojo algunas, como las siguientes:

“Abatidos, abrumados, aburridos, acobardados, afligidos, agotados, alicaídos, amargados, angustiados, ansiosos, arrepentidos, asqueados, atemorizados, aterrados, atemorizados, cansados, contrariados, decepcionados, deprimidos, derrotados, desanimados, desconcertados, desencantados, desesperados, desesperanzados, desgraciados, disgustados, distanciados, enfurecidos, exasperados, frustrados, furiosos, hastiados, horrorizados, impacientes, indiferentes, indefensos, infelices, inferiores, inútiles, irritados, melancólicos, mortificados, nerviosos, paralizados, perezosos, perplejos, pesimistas, resentidos, temerosos, tristes, vencidos”.

Elaborar un vocabulario de sentimientos describe nuestras emociones, facilita la comunicación, nos hace más vulnerables y ayuda a resolver conflictos. (O)

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