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El Telégrafo
César Hermida

Compra de medicamentos

16 de julio de 2016

El medicamento es tan antiguo como las enfermedades y la humanidad misma, pero desde el origen del capitalismo es una mercancía que produce ganancias. Pertenece a la ciencia y al mercado. En ambos casos el médico es pieza clave (aunque odontólogos y obstetrices también receten), aunque se expendan medicamentos sin receta, incluso bajo consejo del farmacéutico, pues resulta más cómodo ir a preguntarle y comprarlo entre variadas mercancías, como refrescos, dulces y regalos.

Pero además los medicamentos se consumen en grandes cantidades en centros y hospitales, públicos y privados, llegando a superar, en el caso hospitalario, el antiguo porcentaje del 10% del gasto de operación que hoy alcanza hasta el 50%.

Los ministerios de Industrias y Comercio quieren fijar los precios del medicamento mientras los de Salud exigen su participación por ser su campo científico por controles de calidad, prioridades de requerimientos, riesgos de consumo, etc., para lo cual el MSP provee el Registro Sanitario (antes analítico y documental, hoy solo documental) sobre el efecto de la sustancia, dosis, vía de administración, así como el control posregistro para comprobar las mismas durante su expendio (con 13 laboratorios que lo hacen). El MSP dispone de la Dirección de Control y Vigilancia, y hay una Agencia de Regulación Control Sanitario (Arcsa). Desde hace muchos años el país cuenta con un actualizado Cuadro Básico de Medicamentos.

El Estado debe controlar al mercado y regular los precios, y comprar los requerimientos públicos mediante la subasta inversa a cargo del Sercop.  Las empresas que los proveen deben acreditarse de acuerdo a estándares de calidad, para eso existe el Servicio de Acreditación de Ecuador (SAE). Es una lástima que el Estado no haya logrado la producción de muchos de ellos (con Enfarma). Hay empresas transnacionales y nacionales que producen y/o importan los medicamentos, los cuales son de marca o genéricos. Los primeros tienen atractivos envases, mientras los genéricos se producen con patentes antiguas, en envases sencillos, por eso son más baratos. Los fabricantes de los primeros y los colegas que los recetan, aunque deben poner el nombre del genérico, no ven con buenos ojos a estos, pues los de marca tienen prestigio por los viajes de promoción, apoyos de investigación y presión de los visitadores. Veedores ciudadanos y pacientes suelen dejarse influenciar sobre el prestigio de los de marca.

Bienvenido el debate sobre el tema para que la población se entere y participe. (O)

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