El Ejército de Liberación Nacional (ELN) nació en 1964, inspirado en la Revolución Cubana; en sus orígenes tenía también una fuerte influencia religiosa. Entre sus figuras emblemáticas constan los sacerdotes Camilo Torres Restrepo y Manuel Pérez Martínez, exponentes de la Teología de la Liberación (TL) que fue una corriente nacida en la Iglesia católica que proclamaba la opción preferencial por los pobres.
Además de estos religiosos y de otros sectores seguidores de la TL confluyeron sectores universitarios, intelectuales y miembros radicales del Partido Liberal colombiano. El ELN se une también a las luchas nacionalistas de los trabajadores del petróleo y a las acciones de resistencia armada que mantenían grupos de guerrilleros liberales en la región del Magdalena Medio. Se forjó un proceso político-militar que se entrecruza con dinámicas sociales y regionales que van a aportar el tejido social sobre el cual se implanta y desarrolla el movimiento insurgente.
Podríamos decir que el ELN ha tenido tres etapas históricas: inicialmente, un período de estructuración jerárquica impulsado por su primer comandante, Fabio Vásquez Castaño. La estrategia es librar una guerra de liberación nacional; aspiración que implicaba conectarse con sectores campesinos, estudiantiles y urbanos. En la segunda mitad de la década del 60 logra influir en el movimiento universitario y el Frente Unidos, liderado por Camilo Torres. Luego viene un segundo período caracterizado por una crisis profunda, generada por la derrota de Anorí a comienzos de los años 70. En esta etapa estuvo al borde de la disolución.
Un tercer período, desde los años 80, se construye a partir de un crecimiento cuantitativo y cualitativo de sus fuerzas que lo llevaron a tener presencia en el departamento de Arauca, norte de Santander, Casanare, Chocó, Cesar, Bolívar, Cauca, Nariño, entre otros. Luego de dos años de diálogos exploratorios, el ELN y el Gobierno colombiano anunciaron, el 30 de marzo de 2016, la instalación de una mesa pública de negociaciones. Serán seis los puntos que negociarán las partes y cinco los países donde se realizarán las conversaciones. Ecuador será la sede de la mesa; en Venezuela, Chile, Brasil y Cuba, también se realizarán las negociaciones de paz. Estos países, junto con Noruega, serán los garantes.
La agenda contempla seis puntos: 1.- Participación de la sociedad en la construcción de la paz. 2.- Democracia para la paz. 3.- Transformaciones para la paz. 4.- Víctimas. 5.- Fin del conflicto armado. 6.- Implementación de los acuerdos.
Con el inicio de la fase pública de estas conversaciones, hay un ambiente de optimismo: la paz está cerca. Las FARC y el ELN están dialogando, por separado, con el Gobierno. Luego de más de medio siglo de guerra que ha costado 260.000 muertos, 45.000 desaparecidos y 7 millones de desplazados, el pueblo colombiano merece alcanzar la anhelada paz. Los países garantes y todos los pueblos de América del Sur, Centroamérica y el Caribe, apoyan estas acciones que permitirán a colombianos y colombianas construir una paz estable y duradera, sobre la base de la indispensable justicia social.
La paz se impondrá sobre los guerreristas que -con sus voces destempladas- continúan oponiéndose a este proceso. (O)
