¿Cuál es mi identidad organizacional?, ¿cuál es mi identidad deportiva?, ¿cuál es mi identidad étnica?, ¿cuál es mi identidad comunitaria?, ¿cuál es mi identidad indígena?, ¿cuál es mi identidad en mi barrio?, ¿cuál es mi identidad en mi ciudad?, ¿cuál es mi identidad provincial, departamental o estatal?, ¿cuál es mi identidad nacional?, ¿de cuáles identidades regionales supranacionales formo parte?, ¿tengo conciencia como ser humano planetario? Sobre la base de mis respuestas sabré cuáles son los límites de la conciencia de mi identidad. A la vez sabré acerca de mi capacidad para contribuir a construir una civilización emergente en América Latina.
5. Toda creación o producto cultural inicialmente no debe ser aceptado ni rechazado en su conjunto, sino que debe ser evaluado y valorado. Debemos preguntarnos: ¿en qué medida afecta a mi dignidad?, ¿denigra las raíces de mi identidad?, ¿atenta contra mis diversas identidades?, ¿atenta contra lo mejor de mi herencia histórica?, ¿afecta los derechos humanos?, ¿deteriora el medio ambiente?, ¿es eficiente y eficaz?, ¿atenta contra los valores fundamentales del país?, ¿respeta la soberanía?, ¿atenta contra mi libertad?
6. Toda persona, identidad cultural, país y civilización tiene valores, potencialidades, capacidades, aptitudes y talentos más desarrollados que otros. Lo que se necesita es que se descubran y capaciten los talentos que tiene cada persona. Como decía Henry Wallon: “que las personas estudien hasta el límite de sus aptitudes”. Así como se deben desarrollar al máximo las potencialidades colectivas.
7. No existe una persona, etnia, identidad cultural, país, o civilización que en su más alto nivel reúna todos los valores de la humanidad (filosóficos, religiosos, morales, estéticos, sociales, médicos, tecnológicos, etcétera). Sin embargo, existen grupos indígenas y algunos países o regiones de países con fuerte identidad cultural que, creyéndose puros -creencia errónea debido a la intensa mezcla de pueblos y culturas a lo largo de la totalidad de la historia humana y de la latinoamericana en especial-, dicen: “no me siento ecuatoriano, soy de nacionalidad quechua”, “soy aymara, no me considero boliviano”.
En el pasado y en el presente existen personas y grupos humanos que tienen el poder económico, social y político para que con la falsa idea de que los otros son inferiores, pensar como los racistas y xenófobos que esos otros deben ser explotados, sometidos y excluidos, sin aceptar los derechos que como seres humanos tienen todos.