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Atención en salud no llega a todas las comunidades wao
Tras ocho horas de viaje en canoa aguas abajo por el río Shiripuno, el indígena waorani Carowe Pega, de 55 años de edad, llegó con un familiar enfermo desde la comunidad de Cononaco Chico al muelle de la Estación de Monitoreo de la Zona Intangible de Shiripuno, ubicada a dos horas de distancia de la ciudad de El Coca, en la provincia de Orellana.
Carowe Pega trabaja para el Ministerio de Justicia como monitor desde su comunidad, informando de lo que ocurre, es decir, si hay enfermos, problemas o novedades con los pueblos no contactados.
De allí pidió que le colaboren con una camioneta para trasladar a su pariente hasta el subcentro de salud público de Tiwino, situado a una hora de la Estación de Monitoreo, por una vía lastrada que no permite avanzar rápido para situaciones de emergencia como estas.
A este subcentro de salud llegan indígenas waoranis de varias comunidades alejadas, quienes carecen de servicios de atención sanitaria. Dicho subcentro dispone de consultorios médicos, enfermería, odontología, ginecología y vacunación.
La waorani Olga María Dawa dice que deben viajar por el río, en medio de la lluvia o el fuerte sol, o pedir que los saquen en avionetas cuando tienen alguna enfermedad grave o las mujeres están a punto de “parir” porque en sus comunidades aún no disponen de médicos o subcentros facilitados por el Estado. “La atención es buena en este subcentro de salud, nos dan medicinas gratis”, contó.
Mónica Ávila, enfermera originaria de Cuenca, quien trabaja en este subcentro, contó que atiende un promedio de 15 pacientes waoranis al día, y que las patologías más comunes son resfríos, parasitosis y diarreas.
Añadió que realiza vacunación de niños y adultos waoranis no solo en el subcentro, sino que han organizado visitas a las comunidades, lo cual implica viajar varias horas por ríos de la zona, caminar por la vegetación largos tramos y dormir en chozas de los indígenas.
Ese esfuerzo de las brigadas médicas ha permitido, por ejemplo, bajar el alto índice de casos de hepatitis B, “gracias a esas campañas”.
El equipo del subcentro lo conforman el director y médico Paúl Suárez, el odontólogo Marlon Collantes, la enfermera Mónica Ávila y el ayudante Walter Omaca. Todos ellos pertenecen al Ministerio de Salud Pública. “El peligro y las enfermedades muchas veces vienen de afuera, con la llegada de más carreteras y más presencia externa”, señaló Moi Enomenga, de la comunidad Queweiriuno.
“Queremos atención en salud desde el Estado para vivir bien, con obras y presencia, que nos den motores para navegar en nuestras canoas y no a través de la construcción de carreteras, para poder movilizarnos sin contaminar”, añadió.
Conocedores de esta realidad, los miembros del Plan de Medidas Cautelares coinciden en decir que no escatiman en proporcionar el apoyo logístico del que disponen cuando los indígenas de las comunidades waoranis así lo solicitan, ya que eso está dentro de las obligaciones del Estado. “Se les facilita movilización o se les hace participar de recorridos y de patrullajes porque son sus territorios y ayudan a cuidar el área del Parque Yasuní”, dijo José Narváez, director del mismo parque, quien trabaja para el Ministerio del Ambiente.