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‘pelea’ es su canción más conocida

Pato Mena, un trovador que conduce a Dios

Actualmente el cantautor quiteño Pato Mena graba una nueva versión de su disco ‘Vuelve a empezar’. Foto: cortesía
Actualmente el cantautor quiteño Pato Mena graba una nueva versión de su disco ‘Vuelve a empezar’. Foto: cortesía
23 de julio de 2015 - 00:00 - Rafael Veintimilla / Guayaquil

A Pato Mena le gusta mucho caminar. Cuenta que una mañana de 1996 transitaba por el centro de su Quito natal y vio a un hombre que yacía en el piso. Alrededor pasaron muchas personas por encima de él, casi sin inmutarse. No se sabía si estaba muerto o desmayado.

Por eso averiguó qué sucedía con él y cómo podría ayudarlo. Supo que aquella persona era alcohólica. No pudo hacer mucho por su vida porque desapareció y no lo halló más, aunque esa experiencia lo inspiró para componer ‘Cita con Dios’, una canción que sí tiene un final feliz.

Relata esa historia con estribillos como:Lo despertó una ráfaga de frío/ la noche cobijó su cuerpo siete horas/la cosa es que este tipo está perdido/ no puede dejar de beber aunque eso añora...”.

Cuenta que por el vicio perdió su trabajo y familia. Luego visitó infructuosamente a psicólogos, hasta que “Dicen que se le vio yendo a la iglesia/ le habló del Evangelio una viejita necia/volvió con su familia y van a ver/ si le dan otra oportunidad en el taller...”.

Reconoce que esa canción tiene un tinte especial para Pato Mena porque su propio padre, un profesor de matemáticas, fue alcohólico.

Mena siempre tiene alguna historia que contar en sus canciones. Cuando alguien lo escucha entonar su guitarra percibe un toque de folk, de trova y paz.

Casado con Verónica de Mena, Pato tiene un timbre de voz grave, que a ratos recuerda al argentino Leonardo Favio, pero con líricas tan cotidianas, acerca de la familia, el trabajo, problemas sociales, como el alcoholismo, y más.

Quienes lo han escuchado cantar lo asocian con el argentino León Gieco, al estadounidense Bob Dylan, al cubano Silvio Rodríguez y otros.

Y tiene sentido porque Mena los reconoce como su influencia. Usa su guitarra de palo y una armónica durante sus conciertos, aunque hay ocasiones en que lo acompaña su hijo Daniel Sebastián, quien toca la melódica.

Entre las historias que narra en sus canciones constan ‘Cenicienta’, ‘Ay qué vida’, ‘Fantasía’, ‘¿Cuál es tu angustia?’, ‘Duele’ y ‘Pelea’, quizás la más conocida de su repertorio.

Cuenta que ‘Cenicienta’ es una adaptación de ‘Cinderella’, original de Steve Curtis Chapman, y aborda el baile que un padre debe aprender mientras su hija crece. Aquel baile se repite en la primera presentación escolar de ella, en los 15 años, en la graduación y el matrimonio.

Y eso es algo que vivió con su Gabriela, su hija mayor, ya casada.

‘Ay qué vida’, una de las más recientes del cantautor, tiene que ver con la vertiginosa vida de una pareja de esposos, que sin darse cuenta descuidan a su familia.

“Muchos padres trabajan en exceso porque quieren darles a sus hijos la estabilidad económica que ellos no tuvieron cuando fueron niños. La intención es buena, pero no es la mejor porque los hijos necesitan amor y atención, que son más importantes que las comodidades. Esa desatención es una de las razones por las que los hijos recurren a malas compañías y vicios para llenar equivocadamente esos vacíos”, explica Mena, quien actualmente está grabando una nueva versión del disco ‘Vuelve a empezar’ y tiene previsto un álbum de himnos clásicos con piano, contrabajo, cajón peruano, acordeón y guitarra.

‘Ay qué vida’ tiene un sonido gipsy, pero con efectos de la década del 20. “Lo retro es para expresar que el descuido de la familia es un tema generacional, no de ahora”, dice el músico, quien aprendió a tocar la guitarra cuando tenía 12 años  y nació el 26 de enero de 1969.

“En esa época estaba muy ligado al folclor. Toqué en Cuarteto Metropolitano, coro Voz Andes y más. Tenía muchas presentaciones. Curiosamente fue la música lo que me llevó a conocer a Dios. Yo tenía 17 o 18 años cuando fui a una iglesia adventista en Quito. Sucedió que originalmente tenía una presentación en un determinado lugar, pero se suspendió y me llevaron a otra que fue en ese templo. Luego fui la iglesia de Iñaquito”.

Cuenta que entre idas y venidas a ese lugar surgió la canción ‘Pelea’. “Era 1994. Iba por la avenida Napo, rumbo a la iglesia para un culto de oración. Al llegar me encontré a un joven llamado José Osorio, que estaba parado afuera, junto a la puerta. Me dijo que sus padres se congregan ahí, pero que a él no le interesa y por eso prefería quedarse afuera. Supe que él tenía una lucha interna y que muchas personas viven algo muy parecido. Muchos se han sentido muy decepcionados y eso les causa incredulidad. Entendí que muchas veces nosotros mismos somos nuestro propio enemigo. Yo le prometí a ese joven escribirle y dedicarle una canción. Nunca pensé en cómo serían los versos de la canción. Fluyó como si Dios mismo me la estuviera dictando. De hecho, sentí que fue así. Ahora es la canción que más pide la gente, que se ha sentido identificada con su mensaje”, asegura Pato Mena, un trovador comprometido con Dios. (I)

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