Hay 2 historias que han pasado a integrar la producción navideña mundial. Se trata de ‘Un cuento de Navidad’  o también llamada Scrooge, del británico Charles Dickens, y ‘La leyenda del Cascanueces’, del alemán Ernst Theodor Hoffmann, aunque poco tienen que ver con el nacimiento de Jesús, pero que han hecho de la Navidad su telón de fondo.

Si bien es cierto, estas historias fueron escritas en una narrativa diferente a la dramaturgia teatral han sido adaptadas para montarse sobre los escenarios y conquistar a millones de personas en el mundo a través de los años.

En esta ocasión, el Teatro Sánchez Aguilar pone esta noche en escena la Leyenda del Cascanueces por tercer año consecutivo, bajo la dirección del cubano Daet Rodríguez y con Andrés Rivadeneira y María Clara Ambrosini, en los roles principales de la obra, acompañados del ingenio y sensibilidad musical de Piotr Ilich Tchaikovsky.

Aunque el cuento de Hoffmann al convertirse en ballet ha registrado incontables adaptaciones, Rodríguez recrea una versión más clásica de la obra en cuanto a la parte corporal, puesto que el formato registra una proyección audiovisual tridimensional que crea la ilusión que las artistas en escena salen de la pantalla. “Es algo que no se ha visto en los teatros de la ciudad y queremos que el público se sorprenda”, dijo.

Para Rivadeneira, esta será la primera vez que realiza el papel principal dentro de una obra musical, a pesar de haber trabajado en otras producciones con este elenco. “Es fantástico porque la historia se presta para soñar y crear en escena”. Criterio que comparte Ambrosini, quien da vida a la niña soñadora que recrea la historia en su cabeza. “Cascanueces las puedes ver siempre. Nunca te cansa y siempre te atrapa”.