En 2003 el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, nombró Ministro de Cultura al cantante y compositor Gilberto Gil. Para aceptar este cargo, que suponía un sacrificio monetario para él (al momento de asumir el cargo daba entre 200 y 150 conciertos al año) Gil le planteó al presidente Lula conservar su parcela de trabajo porque había mucha gente que dependía de su actividad musical. Lula aceptó y comenzó entonces una nueva etapa en la vida de este cantante, que se define políticamente como un ecosocialista y que considera al Partido Verde, en el cual milita, como la opción más avanzada del pensamiento político.

Gilberto Gil nació el 26 junio de 1942, en Salvador de Bahía. Aunque en su juventud estudió Administración de Empresas en la Universidad Federal de Salvador, la música fue su destino final.

Aunque Gil comenzó su carrera como músico de bossa nova, pronto daría un giro. En 1967, Caetano Veloso y él participan en el Festival de MPB da TV Record, con sus canciones ‘Alegría, Alegría’ y ‘Domingo no parque’, que marcaron el inicio del movimiento tropicalista que cambió la historia de la música popular en Brasil. Al año siguiente, en julio de 1968, el grupo lanzó su álbum-manifiesto titulado Tropicalia. En este participaron Caetano Veloso, Gilberto Gil, Gal Costa, la banda paulista Os Mutantes, Nara Leão y Tom Zé. Los arreglos estuvieron a cargo de Rogério Duprat.

El tropicalismo no fue solo un cambio en la forma de hacer música, incorporando el rock and roll y las guitarras eléctricas, sino que sus integrantes se impusieron la misión de replantear las estructuras culturales y artísticas del Brasil de entonces para refigurar otras, acordes con los tiempos que corrían. Por eso sus presentaciones, sus programas, sus fiestas, sus inauguraciones, que atraían a mucha más gente, eran utilizadas por ellos para cuestionar el stablishment. En 1964, los militares derrocaron al presidente Joao Goulart, instalándose en el país una dictadura que creó, expresamente, un marco legal en contra de los derechos civiles, entre ellos las libertades de expresión artística. A finales de 1968, Gilberto Gil y Caetano Veloso son arrestados en São Paulo. En febrero del siguiente año, son liberados de la prisión y puestos en arresto domiciliario en Salvador de Bahía. No obstante, en 1969 se inició la etapa más violenta de esa dictadura. Caetano y Gil son obligados a partir al exilio hacia Europa. Ambos se establecieron en Londres.

Su estadía en la capital inglesa fue aprovechada por Gil para relacionarse con conocidos grupos, como Yes, Pink Floyd y la Incredible String Band. A la vez continuaba su carrera como solista.

Al volver a Brasil, en 1972, sumó a su labor musical, la preocupación por el medio ambiente, afiliándose tiempo después al Partido Verde.

Uno de los temas que más le preocuparon durante su gestión como Ministro de Cultura fue el del software libre. Se opone a las leyes que criminalizan al usuario que descarga archivos protegidos. ‘Están en juego las libertades en una sociedad democrática. Esas sanciones solo podrían tomarse en el caso de un gran consenso social’, sostiene.

Con una producción discográfica que no se ha detenido nunca, Gilberto Passos Gil Moreira, quien lleva cincuenta de vida artística, afirma que la música ha sido siempre su ilusión.

Su última producción discográfica ‘Gilbertos Samba’, es un reconocimiento a Joao Gilberto, el creador de la bossa, así como al influjo que este tuvo en la vida musical del músico bahiano, que tocaba el acordeón desde niño, y se pasó a la guitarra a los 16 años, cuando escuchó por primera vez a Joao.

Gilberto Gil, quien cumplió 72 años en junio pasado, dice que ‘envejecer es bueno desde el punto de vista del alma y complicado desde el punto de vista del cuerpo. Unos individuos se rebelan y otros, es mi caso, intentan adaptarse adoptando principios ascéticos: alimentación, gimnasia, respiración’, explica. Y añade ‘cada día, a partir de las siete de la mañana, hago mis ejercicios durante una hora. No soy un vegetariano fundamentalista, pero evito comer carne siempre que puedo. Por lo que siento, creo que estoy bien’.