A Mickey Rooney le decían el niño prodigio. Pero claro no era el único entre 1927 y 1932, años antes y después de La Gran Depresión de 1929, habían otros como Jackie Coogan, Jackie Cooper, Judy Garland o Shirley Temple. Y en común tenían algo más: la transición artística entre niño y adulto.

Coogan, el conocido Tío Lucas de Los Locos Adams en la década del 60 había sido el infante que aparece con Charlie Chaplin en la silente ‘El chico’ (1921); Cooper surgió de ‘Our gang’ (La pandilla o Los pequeños traviesos, en 1929); Garland, el mismo año, y Temple en 1932.

La diferencia con Rooney fue que él filmó alrededor de 200 películas durante 87 años de carrera ininterrumpida. Claro, pudo hacerlo porque hasta el domingo pasado vivió 93 años y con un par de filmes aún sin estrenar.

El popular ‘Andy Hardy’ (personaje que interpretó entre 1937 y 1958), falleció mientras dormía en casa de un hijo suyo en North Hollywood, Los Ángeles. El 6 de abril pasado había ido a casa para una siesta después del almuerzo. No obstante, tenía dificultades para respirar, lo que hizo que sus familiares llamaran al 911. Ese día fue declarado muerto a las cuatro de la tarde (hora estadounidense). Por su edad se consideró que fue un deceso por ‘causas naturales’.

Como Rooney, quien nació el 23 de septiembre de 1920 como Joseph Yule Jr., llevaba casi tres años separado con Jan Chamberlin, su octava y última esposa, a quien acusó de darle mal trato, surgió la controversia por la herencia del actor.

Realmente es irrisorio el legado económico de Rooney, considerando la estrella hollywodense que fue. Apenas 18 mil dólares, según publicó el diario Los Ángeles Times a mediados de esta semana acerca de la última declaración fiscal del actor, que apenas medía 1,57 metros, pero tenía un poder de seducción que conquistó a mujeres como Ava Gardner, con quien se casó en 1942, el mismo año en que ella debutó en el cine.

Se habían conocido en el rodaje de ‘Babes on Broadway’ (‘Chicos en Broadway’), otra de las películas protagonizadas por el dúo Rooney-Gardland.

Años después, Rooney recordaría ese encuentro de esta manera: “’Hola’, dijo Ava. Eso fue todo. Solo un hola. Y sin una sonrisa. Pero lo dijo con ese suave acento de su rural Carolina del Norte, y yo ya estaba perdido. Había conocido muchas mujeres maravillosas en mi vida, pero esa mujercita las superaba a todas”.

La insistencia del actor logró convencer a la joven Ava, que entendió que Rooney podría ayudarla en su recién iniciada carrera en el cine.

Unos días después llegó la primera propuesta de matrimonio, que se repetiría otras cinco veces, hasta que Ava aceptó. Recibió de regalo un anillo con un enorme diamante, pero puso como condición no acostarse con el actor hasta que estuvieran casados.

La relación duró un año, debido -principalmente- a las infidelidades del actor y supuso el comienzo de la fama de conquistador de Rooney, que se casó otras siete veces (con Betty Jane Rase, Martha Vickers, Elaine Devry, Barbara Thompson, Lane Marge Carril, Carolyn Hackett y la ya mencionada Jan Chamberlin). Con ellas tuvo nueve hijos (Mickey Jr., Tim, Theodore, Kelly Ann, Kerry, Mark, Kimmy, Jimmy y Jonelle).

Únicamente su boda con Thompson finalizó sin divorcio, ella murió en un accidente, tras lo cual se casó con su amiga Lane, con la que tuvo la relación más corta: 100 días.

Entre sus cintas más reconocidas constan ‘Babes in Arms’ (1939), ‘The Human Comedy’ (1943), ‘The Bold and the Brave’ (1956) y ‘The Black Stallion’ (1979), filmes que le valieron nominaciones al Oscar.

Atrajo la atención por primera vez en un teatro en el que actuaban sus padres cuando él tenía tan solo 17 meses y a los 6 años debutó en el cine mudo con un pequeño papel en ‘Not to Be Trusted’ (1926) como Joe Yule Jr. y desde el año siguiente fue el travieso Mickey McGuire, personaje que venía de los cómics y que interpretó hasta 1934 durante más de 50 episodios.

De aquellas historias tomó su nombre artístico, Mickey, mientras que el apellido Rooney lo adoptó de un viejo antepasado suyo del vodevil.

No obstante, la intención inicial de su madre fue conseguir que su pequeño adoptara el mismo apelativo que su ‘álter ego’ en la serie, algo que rechazó Fontaine Fox, el creador de McGuire.

Rooney heredó la pasión por la actuación de sus padres Nelly y Joe Yule, artistas de teatro musical, hasta que se divorciaron tres años después y el pequeño Mickey fue a vivir a Kansas con su tía.

Su madre, consciente de su talento, decidió finalmente mudarse a California atraída por el mundo de posibilidades que suponía la incipiente industria cinematográfica.

En 1938 actuó en ‘Boys Town’ con Spencer Tracy, con quien trabajó en otras películas, entre ellas ‘It’s a mad, mad, mad, mad world’ (1963), pero su pareja cinematográfica más estable era Judy Garland.

A medida que su rostro se iba llenando de arrugas, la estrella de Rooney se fue apagando. Entre 1970 y 1979 prestó su voz para filmes navideños de animación en ‘stop motion’, de la factoría Rankin Bass. Y hace 35 años vivió un renacer con el musical ‘Sugar Babies’ para Broadway.

En los 80 y 90 se le pudo ver en series de televisión como ‘The Love Boat’ (1982), ‘The Golden Girls’ (1988), ‘Murder, She Wrote’ (1993) o ‘ER’ (1998) o en voces en filmes como ‘Babe: Pig in the City’ (1998).

En 2006 trabajó con Ben Stiller en uno de los éxitos de taquilla del año, ‘Night at the Museum’, y el mes pasado rodó unas secuencias en la tercera parte de esta saga cómica, ‘Night at the Museum 3’ (que por su muerte no podrá ver en el cine).

Poco antes de morir preparaba una nueva película: ‘The Strange Case of D.r Jekyll and Mr. Hyde’.

Rooney intercaló sus interpretaciones con pasiones como la composición musical y llegó a estrenar varias sinfonías, así como con negocios en otros sectores.

El actor tuvo una cadena de restaurantes, un laboratorio farmacéutico, una compañía de seguros para animales y otra de diseño de modas.

En 1983, la Academia de Hollywood le entregó un Oscar honorífico por su carrera y su contribución a la industria del cine, si bien en 1939 esa misma institución ya le había reconocido con el Juvenile Award, un premio a modo de tributo por su personificación de la juventud en la gran pantalla.