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¿Cuándo se hablará de Edith?

¿Cuándo se hablará de Edith?
14 de enero de 2015 - 00:00 - Walter Franco

De domingo a domingo, por la radio, los diarios, la internet y aún más por la televisión se habló de la trágica muerte de Sharon La Hechicera, que televisivamente desarrolló el nuevo alias La Diva o simplemente Diva. Se entiende por qué Tc mi canal y Canal UNO eran las estaciones más obligadas a rendirle un apropiado homenaje póstumo a la cantante. Porque a pesar de que Edith Rosario Bermeo Cisneros siempre trabajó muy duro, estratégicamente y con astucia en marketing, para que Sharon La Hechicera fuera uno de los principales personajes de la música nacional y de la farándula criolla, esos fueron los canales que más espacio le dieron a su persona televisiva y a los estrenos de sus discos, canciones y videos –recordar Simplemente Mariela-.

La gran falla no viene porque las coberturas sobre Sharon, en especial las de los programas de farándula, revistas matutinas y realities fueran deficientes o de bajo nivel en producción sino porque a diferencia de los principales cronistas de espectáculo de la prensa, los encargados de esos espacios en su mayoría son muy jóvenes para conocer en su totalidad la trayectoria de la cantante. Empezó a llamársela Diva, aunque muchos nunca quisieron identificarla así en vida, se la reconoció como la reina del marketing, un ícono, alguien a quien le gustaba la publicidad y que se hable de ella sin importar si era bien o mal, hasta que se la denominó leyenda. De seguro se usó esa palabra pensando en su significado de diccionario que la equipara a ídolo cuando ídolo o ícono ya eran calificativos suficientes.

Pocos hablaron de Edith, pero sí supieron prácticamente echarle encima la cámara y el micrófono a la madre, la hija y los hermanos de la cantante mientras aún la lloraban. Al final el fracaso lo marcó el exceso de información sobre el tema y, al parecer no solo la presión de competir  con los otros medios por exprimir comercialmente mejor la historia, sino el competir con el flujo constante de datos e imágenes, incluso del cadáver, por las redes sociales y páginas web.

Aunque se cuidaron de pronunciarse jurídicamente, los presentadores- reporteros, los noteros y los panelistas perennes de las revistas de farándula, cayeron en el error de hablar del elemento judicial y policial que solo le correspondía a los noticiarios, y muy desprolijamente.

Los mayores errores se vieron en tomar todo lo que pasaba en la web alrededor de la muerte de Sharon como una noticia o fuente para entrevistar a expertos, juristas, médicos, artistas y periodistas de espectáculo en los estudios. Incluso soltaron la ‘pepa’ de que Sharon demostró cómo hacer televisión bien hecha y permitieron mini shows homenaje poco pulidos por el grupo Millenium y Las divas y diosas de VCT.

No faltaron los famosos avances cansinos y repetitivos en programas enteros dedicados a Sharon que desembocaban en notas con apenas tres palabritas que oscurecían más el misterio de su muerte y futuro de su familia.

Lo ratificó Tany Bermeo, hermana y mánager de Sharon, los velorios en Guayaquil y Durán fueron la gran fiesta que Sharon hubiese querido, su último gran show. Resultaron mejor los especiales de En Carne Propia y La Televisión.

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