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La noche del miércoles el tren del canal de la mancha funcionó a medias

Alemania empuja el debate en la UE sobre la libre movilidad o la visa Schengen

Migrantes afganos y sirios se manifiestan afuera de la estación de trenes de Budapest, que permanece cerrada. Foto: AFP
Migrantes afganos y sirios se manifiestan afuera de la estación de trenes de Budapest, que permanece cerrada. Foto: AFP
03 de septiembre de 2015 - 00:00 - Agencias y redacción

El sirio Ahmad Majid compró 14 boletos de tren, en la línea express, para viajar desde Hungría hasta Alemania, su destino final. Los tickets eran para cada uno de los miembros de su familia, además de él. Los reporteros enviados por el periódico The New York Times cuentan su historia y la de otros cientos de migrantes que en las últimas semanas han visto cómo la frontera con Budapest es la otra entrada hacia los países que consideran más prósperos en Europa.

Majid dice que los guardias en la estación de tren separan a las personas. Los más altos, bien vestidos y sin acento árabe ocupan los primeros lugares de la fila y consiguen un boleto de inmediato.

Con la llegada de más personas como Majid, quienes huyen de la violencia en su países de origen, la Unión Europea (UE) se cuestiona ahora uno de sus mayores distintivos: la libertad de movimiento de las personas, en lo que se conoce como el espacio Schengen.

La posibilidad de terminar con esta amplia zona de 26 países (de ellos 22 de los 28 miembros de la UE), idea generalmente defendida por partidos eurófobos ha sido incluso abordada por la canciller alemana, Angela Merkel, que apela a una reacción para evitar ese riesgo.

“Si no llegamos a una repartición equitativa (de los refugiados en Europa) entonces se planteará el tema de Schengen y no queremos eso”, afirmó. Si se llegara a esa situación “ya no sería la Europa cuyo mito fundador debemos hoy seguir desarrollando”, advirtió la canciller.

Italia, Grecia y Hungría -país desbordado estos días por el flujo de migrantes que desean llegar a Alemania- dejan pasar a los refugiados en tránsito, pero varios países miembros tienen la tentación de recuperar el control de sus fronteras.

“Lo que está en riesgo es uno de los pilares fundamentales de la UE, la libertad de circulación de las personas”, alertó hace unos días el ministro italiano de Exteriores, Paolo Gentiloni, quien teme que un cuestionamiento de Schengen sea un “retorno a las viejas fronteras”. “Los migrantes no llegan a Grecia, Italia o Hungría. Llegan a Europa”, subrayó.

La Comisión Europea ha abierto unos 30 procedimientos de infracción al espacio Schengen de los Estados miembros, y algunos de ellos  recibieron esta semana cartas de advertencia. Paralelamente, la comisión ofreció su ayuda a Hungría, donde reconoce que la situación es “grave y urgente”.

La salida de un país de Schengen es un fantasma que puede dar réditos políticos, pese a que este acuerdo “ha aportado beneficios económicos considerables a Europa”, subraya Marc Pierini, investigador en el centro Carnegie Europe.

“La verdadera solución sería tener una política de asilo común clara y anunciada, crear corredores y campamentos de tránsito donde se atribuiría el estatuto de refugiado”, a condición de que haya un acuerdo entre países sobre la repartición de refugiados, según Pierini.

“Si no llegamos a ello, los gobiernos van a quedar bajo la presión política de los populistas en los Estados miembros”, añadió.

La tradición francesa del asilo es cosa del pasado

Hay otros principios en riesgo. Francia, que mucho tiempo fue el primer país de asilo en Europa, estaba en cuarto lugar por las solicitudes de asilo en 2014. Registró una leve disminución de las solicitudes el año pasado, al contrario que sus vecinos (+ 44%).

Las condiciones de acogida también se degradaron. Para 65.000 solicitantes hay menos de 30.000 plazas en estructuras de albergue adaptadas, y el plazo de obtención del asilo se prolongó.

En efecto, en Francia los tiempos parecen poco propicios a la generosidad. Con la crisis económica y un desempleo de 10%, la sociedad francesa se ha replegado sobre sí misma. En 2009, el 46% de los franceses estaba de acuerdo con la afirmación “hay demasiados extranjeros en Francia”. En 2013, esa proporción alcanzó el 75%, según el CNCDH, organismo consultivo sobre los derechos humanos.

Con su discurso contra los inmigrantes, el ultraderechista Frente Nacional (FN) tiene cada vez mejores resultados electorales. Y la derecha conservadora adopta cada vez más ese discurso. El expresidente Nicolas Sarkozy comparó a los inmigrantes con un “escape de agua”.

Francia tiene una larga tradición de asilo. En 1793  inscribió en su Constitución el deber de dar “asilo a los extranjeros desterrados de su patria por la causa de la libertad”.

De 1975 a 1985, Francia acogió a 110.000 ‘boat-people’ que huyeron de Camboya o de Vietnam.

En 1939 recibió a cerca de un millón de republicanos españoles que huían del franquismo. Después del golpe de Estado de Augusto Pinochet, en 1973, dio asilo a cerca de 15.000 chilenos. Desde 2011, solamente 7.000 sirios obtuvieron protección en Francia.

Los vecinos de Francia, los italianos están dispuestos a reforzar el control de su frontera con Austria a pedido de Alemania. “El gobierno se ha movilizado a pedido de Berlín y reforzará los controles en el marco de los acuerdos de Schengen,  como ocurrió en junio con ocasión de la cumbre del G-7”, indicó la provincia de Bolzano en un comunicado.

La provincia autónoma de Bolzano, de cultura alemana, precisó que alojará a entre 300 y 400 migrantes para dar tiempo a las autoridades de Baviera a reorganizarse.

Un poco más arriba en Inglaterra, la llegada de migrantes en las vías del túnel bajo el Canal de la Mancha bloqueó varios trenes. Eurotunnel contabilizó a finales de julio cerca de 2.000 intentos de ingreso ese mes, pero en los últimos días esa cifra bajó hasta 100 o 200. Desde junio al menos 9 inmigrantes murieron en la zona. (I)

2.500 refugiados llegaron ayer al puerto del Pireo

Miles de refugiados e inmigrantes, muchos de ellos sirios, llegaron al puerto del Pireo, en Atenas, para seguir su periplo hacia el norte de Europa.

Además, nueve sirios se ahogaron frente a las costas de Turquía al naufragar dos embarcaciones que salieron de la ciudad turca de Bodrum e intentaban llegar a la isla griega de Kos, puerta de ingreso a la Unión Europea (UE).

Otros 1.200 fueron salvados por la Marina italiana y dos barcos de Médicos Sin Fronteras (MSF).

En el Pireo, cerca de 1.800 personas llegaron el martes en la noche y otras 2.500 el miércoles después de que las autoridades griegas los trasladaran de  Lesbos, una isla del mar Egeo, donde en los últimos días llegaron miles de personas desde Turquía.

Lesbos, igual que Kos, también en el Egeo, se ha convertido en el punto de entrada a Europa de refugiados que huyen, a través de Turquía, de los conflictos armados en Oriente Medio y África.

La mayoría de ellos quiere continuar el viaje hacia el norte de Europa, a través de los Balcanes, en la crisis migratoria más grave en el continente desde la Segunda Guerra Mundial, alertaron los organismos internacionales.

Tras una reunión de crisis, el Gobierno griego anunció la creación de una “célula de coordinación” con representantes de los ministerios de Interior y Salud y de las fuerzas de seguridad, así como un apoyo económico a las islas del mar Egeo. (I)

Datos

Cincuenta y cinco inmigrantes alcanzaron las costas españolas del archipiélago atlántico de las Canarias, y del enclave norteafricano de Ceuta, en la noche del martes al miércoles, informaron las autoridades de España.   

Un centenar de migrantes se manifestó frente a la principal estación de tren de Budapest. Mientras que la Policía impedía a unos 2.000 que subieran a los trenes con destino a Austria y Alemania.

Por otro lado, la selección alemana de fútbol, actual campeona del mundo, lanzó una campaña contra los ataques xenófobos que se multiplican en el país, desbordado por la llegada masiva de refugiados. Dirigidos por el capitán de la Mannschaft, Bastian Schweinsteiger, un grupo de jugadores en un video sostiene pancartas que condenan la violencia.

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