Tras 2 años de noviazgo, Violeta Baquerizo decidió casarse con su pareja cuando ambos tenían apenas 18 años de edad.

Aunque se casaron enamorados y con la intención de que su relación durara por muchos años, las primeras dificultades surgieron al poco tiempo de convivencia. Como suele ocurrir, al principio, les costó mucho adaptarse a la vida en pareja y a la responsabilidad de criar juntos al hijo que venía en camino; Violeta se embarazó al poco tiempo. Cuando pensó que su hijo los uniría aún más se enteró de una noticia que prácticamente la paralizó: su esposo le había sido infiel.

Se separaron por un tiempo, pero regresaron porque él le ofreció cambiar.

Tras la reconciliación se embarazó de su segunda hija y al poco tiempo se enteró de que su esposo nuevamente la había engañado. A partir de ese momento la separación fue definitiva. “Me decía que estaba loca, que me tomara un tiempo para que me calmara. Cuando nació mi hija, él estuvo pendiente, pero no como un padre sino como un amigo. Siempre me pareció difícil que él retomara ese cariño del hogar”.

Precisamente, una de las causas más frecuentes de una crisis matrimonial es la infidelidad. Por eso, según los psicólogos, la fidelidad no debe ser algo que uno se impone; debe ser un deseo.

Después de 4 años de matrimonio civil, Violeta y su esposo decidieron iniciar el trámite de divorcio que, según ella, fue engorroso. No tenían bienes pero el divorcio se demoró alrededor de 10 meses porque tenían que realizar un trámite de manutención que resultó ser más costoso que la ceremonia que organizaron por matrimonio civil.

El abogado César Quiñónez, experto en temas civiles, explica que según el Código Civil existen 9 causales de divorcio, entre ellas, adulterio de uno de los cónyuges, violencia contra la mujer o miembros del núcleo familiar, o abandono injustificado de cualquiera de los cónyuges por más de 6 meses ininterrumpidos.  

Quiñónez detalla que esta última causal es la más frecuente para tramitar los divorcios. “La separación de la pareja por estos términos se establece solo al indicar el día en qué se separó”.

Por esta razón se presenta  la denuncia de abandono de hogar y ahí queda establecida la fecha de separación.

Además, asegura que las otras causales están supeditadas a “una prueba engorrosa”, aunque a partir de la reforma al Código Orgánico General de Procesos (Cogep), que tiene 47 días de vigencia, el sistema procesal a nivel civil es oral, es decir, los procesos son más ágiles.

Al tomar en consideración el sistema procesal anterior un divorcio podría tardar entre 2 y 3 años, pero si es por mutuo consentimiento entre 10 y 15 días.

Cuando esto ocurre y la pareja no tiene hijos ni bienes materiales, el trámite se efectúa ante un notario. De acuerdo a la tabla notarial este proceso cuesta $ 417.24.

Cuando hay bienes se tramita en juicio verbal sumario y si no existe un acuerdo en el régimen de alimentos, tenencia y visitas de los niños, el juez de la Niñez y Adolescencia dictaminará una sentencia en un plazo máximo de 6 días.

Las cifras del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) demuestran que en el periodo 2005-2015 los divorcios aumentaron un 119.1%. De 11.725 separaciones legales pasaron a 25.692.

El abogado Quiñónez cree que si con el procedimiento anterior había un número elevado de divorcios ahora la cifra será mayor porque los trámites van a durar menos tiempo. “Incluso hay personas que estaban esperando la reforma al Cogep para divorciarse”.

Pensar antes de casarse

A sus 31 años, Violeta Baquerizo cree que la inmadurez en el tiempo en que se casó influyó en el fracaso de la relación.

“Tiene mucho que ver la forma de pensar. Ahora uno piensa las cosas antes de decirlas, antes simplemente no importaba; ya no peleo frente a los niños, prefiero hablar en otro lugar y en otro momento”.

Desde hace 2 años ella convive en unión libre con su nueva pareja, con quien ya tiene un bebé. No sabe si se volverá a casar por la serie de trámites que aquello implica en su condición de divorciada, pero ahora se encuentra a gusto en su relación.

El sociólogo Carlos Tutivén manifiesta que la evolución de la sociedad ha influido para que las personas elijan alternativas diferentes al matrimonio porque hay un cambio de paradigma en cuanto a vivir juntos se refiere. El presidente de la Asociación de Psicólogos de Ecuador, Jorge Luis Escobar, señala que el matrimonio es una creencia ancestral que desde sus orígenes no se basó en el afecto y en el amor si no en un matrimonio arreglado, en donde los bienes materiales se tenían que heredar a la mujer y a los hijos. De ahí tuvo un concepto folclórico, en donde la fiesta tenía más valor que el sentimiento.

“Creo que habría que redefinir el discurso de cómo invitamos a la gente, sin sentirse obligados, y que los votos de amor nazcan del corazón y no sea algo para satisfacer la demanda social y familiar”, sostiene Escobar.

El abogado Quiñónez sostiene que en su experiencia profesional ha conocido casos de parejas que se casan hoy y mañana piden el divorcio.

“La sociedad exige el matrimonio, si no la hija no sale de casa. Los padres nunca tuvieron la preparación para saber cómo es el matrimonio y cuando alguien se casa sin previo conocimiento la familia se hace al andar y vienen los problemas muchas veces porque no hay compatibilidad”.

Considera que deben crearse políticas públicas para que el Estado disponga de Consejerías Matrimoniales que no solo sean impartidas a la pareja, sino al entorno familiar de los cónyuges para que puedan conocer sus costumbres, tradiciones, religión y asuntos económicos, que también influyen en los divorcios.

“En Ecuador la gente se casa por inspiración, por ilusión, pero no sabe cuál es la responsabilidad”. Por otro lado, en el momento en que uno de los miembros de la pareja siente un deseo que no es correspondido, puede desarrollarse también cierto resentimiento, un sentimiento que  puede contaminar la relación hasta un punto sin retorno.  

Los especialistas coinciden al afirmar que cuando una pareja atraviesa una crisis, el sufrimiento emocional puede llegar a ser muy intenso.

Es probable que en esos momentos cueste  pensar con claridad y discernir hasta qué punto vale la pena continuar con la relación o darla por terminada. (I)

Datos

Galápagos, Pichincha y Azuay encabezan la lista con mayor índice de divorcios con 24.45%, 23.93% y 22.05%, respectivamente.

Las provincias con menor tasa de divorcio son Santa Elena (5,60%) y Los Ríos (6,49 %).

De los divorcios registrados en el 2015, la duración de los matrimonios fue de 16 años.

La edad promedio para divorciarse fue 42 años en hombres y 39 años en mujeres.  

Septiembre fue el mes que más divorcios registró en 2015.