Eran imprescindibles en la mesa en cualquiera de los meses del año, pero con el auge de la comida rápida, las sopas pasaron a un segundo plano y, en algunos casos, fueron sustituidas por los sobres instantáneos.

Lo preocupante es que el consumo habitual de sopas instantáneas puede provocar obesidad, hipertensión y elevación del azúcar en la sangre.

Además, pueden elevar los niveles de calorías y grasas consideradas no beneficiosas para la salud. Según Marco Dávila, propietario de Las Sopas de Siempre, asegura que la sopa casera contiene la mayoría de los nutrientes, mientras que la de sobre, por el hecho de someterse a un proceso de deshidratación, pierde muchos de ellos.

Este emprendedor comenta que su negocio, dedicado exclusivamente a preparar sopas, nació de una necesidad que identificó en el mercado: no hay un lugar dedicado exclusivamente a preparar sopas.

“Las sopas que a veces se consumen en restaurantes tienen un toque gourmet, pero yo buscaba algo más rústico; un plato que respete las recetas originales, las de nuestras madres y abuelas”.

 Marco considera que tomar una sopa como las que él prepara puede considerarse un almuerzo para cualquier persona.

En Las Sopas de Siempre, hay platos de tamaño regular y grande. En su local ofrece 4 tipos de sopas al día, como locro de papa, bolas de verde, caldo de pata y el tradicional caldo de gallina. Indica, además, que cada semana aumenta una sopa diferente al menú. En algunos casos es de quinua, de haba o el clásico sancocho.

En su negocio, Marco se encarga de preparar cada una de las sopas, una labor que toma tiempo y que, sobre todo, exige paciencia.

Explica que las sopas ecuatorianas son reconocidas por la fusión de sabores con alimentos propios de cada región. “El secreto especial de las mamás y abuelas da un sabor inolvidable a la preparación del plato”.

Marco confiesa que cuando se casó comenzó a extrañar las sopas, sobre todo porque, en principio, era muy laborioso elaborar este plato únicamente para su esposa y él. Esa fue una de las razones por las cuales las sopas desaparecieron del menú familiar.

Las sopas son, en realidad, una comida “de toda la vida”. Las primeras referencias de este plato se encuentran en unos grabados del paleolítico encontrados en las cuevas de Les Eyzies de Tayac, en Francia.

Las imágenes representan a un grupo de personas cocinando sopa. Para Lourdes Andrade, especialista en nutrición, este es un plato completo desde el punto de vista nutricional, porque se elabora con carne, pescado y vegetales. Considera que es una buena forma de aprovechar muchas de las ventajas de los vegetales para aquellos que no son amigos de las verduras.

La especialista indica, además, que la sopa es un alimento que sacia y nutre sin aportar cantidades excesivas de grasa y calorías. Al mismo tiempo, al calentar a altas temperaturas los alimentos que se incluyen en la sopa, se ablandan y son más fáciles de digerir.

Su origen data del 500 a.C. cuando el hombre descubrió el fuego y empezó a sumergir los alimentos en agua caliente para que se ablandaran antes de ser ingeridos.

Fue así como surgió la sopa, una preparación culinaria que se empezó a consumir en el Mediterráneo desde el siglo I, siendo muy popular desde la Edad Media hasta nuestros días.

Sandra Laines también es una emprendedora que prepara sopas en el sur de Quito. Aunque en su negocio también ofrece otros platos, cree que es una opción que se adapta a todos los bolsillos y resulta fácil de hacer.

Además, considera que su proceso de elaboración es una garantía de higiene y seguridad, ya que los alimentos se someten a altas temperaturas, lo cual ayuda a eliminar cualquier tipo de microorganismos.

Para Lourdes Andrade, las sopas son una buena alternativa para asegurar los niveles de hidratación en el organismo.

Incluso, algunas sopas son recomendadas para contrarrestar el malestar de la gripe.

La sopa de pollo, por ejemplo, está considerada por la sabiduría popular como uno de los remedios caseros más efectivos para combatir los resfriados.

Es así que, en el siglo XII, el célebre médico cordobés Maimónides recomendaba este plato para el tratamiento de los pacientes. (I)

Datos

En el siglo XII, los médicos recomendaban sopa de pollo -conocida como la ‘penicilina judía’- para combatir la gripe. El instinto de los médicos de antaño era correcto: es cierto que este alimento actúa como antiinflamatorio.

El mismo consejo era impartido en el siglo XVI, donde el sentido común recomendaba darle a los enfermos “comida liviana, nutritiva, restauradora y de fácil digestión”. Por eso se les ofrecía una vigorizante sopa. (I)