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Salud

Los riesgos de contraer afecciones en las piscinas

Los riesgos de contraer afecciones en las piscinas
02 de abril de 2018 - 00:00 - Redacción Séptimo Día

Hace más de 25 años, en un centro educativo de Guayaquil, tres estudiantes adquirieron conjuntivitis gonocócica, enfermedad que fue causada por la blenorragia (infección de transmisión sexual conocida como gonorrea) que padecía otro compañero.

El diagnóstico fue reconfirmado con un examen médico especializado (cultivo) que se realizó a los afectados y las investigaciones determinaron que el medio de contagio fue el agua de la piscina del colegio que compartieron los alumnos, la misma que no tenía un buen mantenimiento, recuerda el médico que atendió el caso, Juan González Fernández, director del Instituto Provincial de Salud del Colegio de Médicos del Guayas.

El especialista en Salud Pública advierte que las piletas públicas y privadas, incluso las que tienen buen mantenimiento en lo que respecta a limpieza, pueden acarrear en los bañistas algún tipo de infección, debido a malos hábitos de ciertos usuarios.

Patricia López Ruiz, especialista en Medicina Interna del Centro Médico Medilink, menciona que entre los tipos de enfermedades más frecuentes que se pueden adquirir en una piscina están las intestinales, ginecológicas y las que afectan a los ojos, oídos y piel.

Ambos profesionales coinciden en que las patologías más frecuentes son las diarréicas que “son producidas por  gérmenes como hongos, virus o bacterias, a consecuencia de la ingesta involuntaria del agua contaminada por noroviru, giardia lamblia, scherichia coli y shigella”, refiere la médica.

González precisa que esta situación ocurre por las malas costumbres de los usuarios de las albercas. “Es común ver cómo personas adultas introducen en las piscinas a bebés con pañales sucios con deposiciones. También hay niños y adolescentes que, sin importarles, ingresan padeciendo afecciones diarréicas. Esto es frecuente en fiestas infantiles”.

Agrega que accidentalmente alguien puede ingerir esa agua y tener una infección intestinal, ya que hay bacterias que pueden sobrevivir en el cloro. Las personas más propensas a estas afecciones y a otras en las piscinas son aquellas que tienen el sistema inmunológico comprometido, tales como los diabéticos, hipertensos, con problemas renales, de tiroides o VIH.

Los ojos son vulnerables a enfermedades contagiosas en las piscinas como la conjuntivitis viral. También puede producirse la de tipo químico por la alergia al cloro.

López indica que otra afección frecuente es la otitis externa que puede provocar picor, enrojecimiento e inflamación en los oídos.

En la piel pueden producirse una diversidad de males. Una de ellas es la dermatitis provocada por la pseudomona aeruginosa, bacteria resistente a la acción del cloro que provoca manchas rosadas, eritema y prurito.  Otra  afección es molusco contagioso, provocada por poxvirus que causa lesiones elevadas, blancas y centro deprimido.

Mientras, el pie de atleta es generado por agentes como los hongos que residen en las zonas  húmedas y se contagia en los pies. Empieza con prurito y partes blanquecinas. Si la persona no se seca correctamente, los hongos también pueden aparecer en los oídos y áreas genitales de hombres y mujeres (candidiasis).

Los especialistas advierten que por causa de las aguas contaminadas en las piscinas también se han reportado en la piel las verrugas vulgares del papiloma virus, aunque no es muy frecuente.

Según González, mujeres con problemas ginecológicos o adultas mayores podrían estar propensas a afecciones porque las mucosas de la vagina no tienen las características ni los medios de defensa normal de una más joven. Asimismo recomienda que aquellas que están en su ciclo menstrual tampoco ingresen al agua porque pueden tener complicaciones a futuro.

López señala que la candidiasis puede afectar a algunas mujeres en  sus partes íntimas, provocando vulvovaginitis, inflamación o infección de la vulva y la vagina.

Asegura que las piscinas que están cubiertas también pueden provocar en los bañistas afecciones como prurito ocular, irritación nasal y dificultad para respirar, debido a la inhalación de la cloramina.

No existe un estudio estadístico que indique porcentajes de estos cuadros frecuentes en usuarios de piletas ya que no son enfermedades que provoquen un deterioro del estado general del paciente. Sin embargo, los profesionales recomiendan tomar precauciones y, principalmente no contaminar el agua. (I)

Recomendaciones
Ducharse antes de entrar a la piscina y bañarse inmediatamente después de salir de ella. Utilizar gafas, así como tapones en los oídos, zapatillas y gorro en la cabeza para evitar la foliculitis (inflamación) en el cuero cabelludo.

Evitar ropa húmeda durante mucho tiempo. No ingerir el agua de la pileta. No ingresar a ella cuando tenga diarrea o infecciones cutáneas y oculares. No introducir a niños pequeños que pueden hacer sus necesidades en el sitio y mucho menos con pañales. También evitar el ingreso de mascotas. (I)

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