Es un negocio poco común que aparentemente no encaja en esa  trajinada zona del barrio La Merced, al nororiente de la capital tungurahuense.

Cerca de allí está la transitada calle Bolívar, el parque y la iglesia de La Merced, el Cuerpo de Bomberos, la Dirección de Tránsito del Municipio y decenas de tiendas, almacenes, centros comerciales, farmacias, restaurantes, escuelas y oficinas públicas y privadas.

Sin embargo, lo insólito empieza desde el ingreso, con el nombre del local: café galería La Pájara Pinta. Este apelativo evoca un juego tradicional que era cantado en ronda hace más de 60 años por miles de niños en diversas poblaciones de Ecuador que en ese tiempo era más amigable, seguro y rural.

Tan pronto se abandona la bulliciosa calle 5 de Junio, el ambiente se aquieta adentro en el taller Maki Kunpa (’mano amiga’, en kichwa).

El visitante no sabe por dónde mirar de tantas cosas que hay diseminadas sobre estantes, mesas y vitrinas fabricadas en madera con un notable toque rústico.

“Me impresionaron los floreros, los relojes y demás adornos realizados con paciencia y sin perder los detalles”, comenta Karina Rosero, turista carchense que en ese momento se detuvo a observar por la ventana y entró a curiosear.

“Los jarrones y vasijas usados para cocinar en el fogón y para servir directo a la mesa me gustaron también. Lo mejor es que aquí mismo enseñan a elaborar y decorar”.

Una factoría y 2 propósitos

Alejandra y Ana Gómez iniciaron este emprendimiento artesanal en 2013. “Lo hicimos con la idea de trabajar en un taller artesanal con madera en la producción de objetos utilitarios y de decoración para el hogar y la oficina. Usamos tableros reciclados, es decir, tenemos principios y valores detrás de este proyecto, como son la protección ambiental y el rescate del patrimonio cultural ecuatoriano”, explica Alejandra.

El pasado 14 de febrero las hermanas Gómez dieron otro paso en su emprendimiento con el apoyo de su padre, Juan, quien impulsa la línea de los muebles hechos con pallets desechados. Es decir con armazones de madera que se usan para transportar mercancías, como baldosas.

Las mesas, sillas, platos, tazas y cucharas que se ocupan en la cafetería y en la factoría se hicieron allí. Entre los objetos se destacan el cañón que sirve para quemar incienso, lo que crea la ilusión de una bala recién disparada o la rueda moscovita que se mueve con electricidad y que podría servir, por ejemplo, para mostrar joyería.

Las explicaciones de Alejandra denotan un conocimiento a fondo de las técnicas artesanales y culinarias precolombinas. “Consideramos que nuestro negocio es el primer café galería  de Ambato. Las personas pueden conocer cómo trabajamos de principio a fin y además servirse cafés y chocolates preparados como se hacía en el Abya Yala que luego de la conquista española se llamó América”.

El chocolate lo obtienen tostando el cacao en tiestos de barro y triturándolo en piedras de moler. Le agregan canela y lo hierven en agua que luego endulzan con miel y panela.

Según Alejandra, las primeras civilizaciones que usaron el cacao fueron los quitus en Ecuador y los mayas y los aztecas lo hicieron después en Centroamérica. “Somos dueños del mejor cacao del mundo. Por eso, lo que intentamos es que la gente se alimente sanamente porque el chocolate es relajante y es el alimento de la felicidad, por supuesto que preparado como se debe y sin procesar con sabores y texturas artificiales”.

En el café galería La Pájara Pinta también ofrecen café de higo entregado a granel por otros emprendedores aliados que se encargan de deshidratarlo y molerlo y se sirve pasado en chuspa, sin máquinas.

Estas bebidas se acompañan con empanadas de hojaldre rellenas con queso o carne; espumilla de membrillo, rollitos de manzana de Píllaro y arepas amasadas con diversas variedades de maíz, como el grano morado que proviene de Poaló y sirve también para obtener la chicha cocida con la tusa, especias y panela. Los precios de estos manjares varían entre $ 0,75 y $ 1,50.

“Debemos rescatar y revalorizar nuestra identidad ecuatoriana. Somos el país más biodiverso del mundo con 14 nacionalidades y lenguas distintas. Nos hemos dejado ‘aculturizar’ tanto que no valoramos lo nuestro, pero acá en este local sí lo hacemos. Cada objeto tiene un costo justo. Es complicado y difícil porque la competencia es dura”, resalta Alejandra.

La carpintería utilitaria

Joyeros, portarretratos, lámparas, portallaves, portatarjetas, cajas para el té (producto estrella), bicicletas, carretas, velocípedos y más. Cada artículo es elaborado a mano y es único o personalizado.

“Una caja de té se hace en 2 días porque previamente se seca la madera y luego se lija y sella. Contamos con cursos permanentes para niños y adultos. Las amas de casa vienen continuamente y en horarios diversos”, asegura Alejandra, experta en turismo sostenible, y quien diariamente lucha contra los tabús mentales de sus clientes.

Otro aspecto que atrae son los muebles, especialmente las sillas, taburetes y mesas. El responsable de esos diseños y la carpintería es Juan Carlos Gómez Bravo, ingeniero civil de profesión y jubilado.

“Damos vida al material reciclado, como los pallets y carretes desechados por los electricistas. Fabrico mesas, bares, vitrinas, mostradores y todo lo que pida el cliente. Les damos el aspecto envejecido que tanto gusta a la gente. A futuro nos ampliaremos con un restaurante”.

Los símbolos prehispánicos que adornan las paredes y techos del negocio tienen su lógica. Alejandra detalla: “Maki Kunpa es también una consultora para otros emprendedores. La figura demuestra minga o trabajo en grupo”. (I)

DATOS

En Ecuador se desarrollaron muchas culturas, como la Manteño-Huancavilca, Cañari, Caranqui-Cayambes y la Inca.

Con la cultura de los incas, originaria de Perú y que llegó con Huayna Cápac y Atahualpa, empezó la conquista del territorio ecuatoriano a finales del siglo XV y terminó a comienzos del siglo XVI.  

Otros grupos culturales que se destacaron son los quijos, shuaras, bracamoros, pastos, quitus, panzaleos, puruháes, paltas, chonos y otros.