Los lentes de contacto son los aliados perfectos para corregir algunos defectos visuales. Sin embargo, optometristas consultados estiman que de cada 10 personas, solo de dos a tres optan por estos, ante el temor de posibles infecciones y el costo de su mantenimiento.

“Los lentes de contacto (blandos) pueden corregir vicios refractivos como miopía, hipermetropías y astigmatismo. Incluso los hay progresivos para corregir presbicia, problema que se presenta desde los 40 años por endurecimiento del cristalino que pierde elasticidad para enfocar objetos cercanos”, señala el optómetra Elvis Palacios, de Zoom Optical.

Alejandro Lalama, optómetra de Óptica Los Andes, destaca las ventajas de este tipo de lentes por la comodidad que aporta a quienes los utilizan y su plus de pasar desapercibidos. “Pueden utilizarse cuando se los necesite, en actividades específicas como deportes, eventos sociales, salidas, entre otros. A diferencia de los de armazón, estos no se manchan, empañan o caen y rompen. Además brindan una excepcional visión periférica”.

Sin embargo, agrega, persisten mitos y dudas en torno a su uso. “Mientras se sigan las instrucciones del profesional de la visión y el paciente tenga los cuidados necesarios en la utilización de lentes de contacto se podrá llevarlos puestos sin mayores inconvenientes”, aclara.

Hay quienes creen que las también conocidas como lentillas pueden perderse detrás del ojo. “De ninguna forma. Es físicamente imposible que un lente de contacto se pierda detrás de un ojo. Esto debido a que existe una membrana, llamada conjuntiva, que cubre el ojo y se conecta con la parte interior de los párpados, lo cual impide que el lente se mueva hacia atrás”.

Palacios afirma que hay personas que no siguen los consejos del profesional de la salud visual de no dormir con los lentes de contacto puestos durante muchas horas y terminan con estos doblados y alojados en la parte alta del párpado superior, pero especifica que jamás hacia dentro del globo ocular.

“Ocurre porque disminuye el nivel de oxigenación del ojo y de producción de lágrimas. En esos casos hay que tranquilizarse, aplicar un par de gotas lubricantes y dar un suave masaje circular con el ojo cerrado para que el lente descienda y poder extraerlo. Si no es posible visite al médico contactólogo”.

Pese a que también existe la creencia de que pueden raer el ojo, los avances tecnológicos han permitido desarrollar lentillas cómodas y seguras, de tal forma que no ocasionen daños. No obstante, Lalama comenta que cuando ocurren problemas relacionados con los lentes, “se debe principalmente a los adaptados deficientemente o con falta de cumplimiento del esquema de uso recomendado. En caso de experimentar cualquier tipo de incomodidad ocular o cambios en la visión hay que retirarlos y contactar urgente al profesional de la visión. Este tipo de eventualidades son muy raras”. Agrega que suelen ocurrir infecciones relacionadas con rutinas de limpieza deficientes u otros temas del cuidado.

Palacios detalla que las lentillas pueden llegar a raspar la córnea (capa delgada y transparente donde se las coloca), lo que se evidenciará con dolor, enrojecimiento y otras molestias. Esto ocurre si los lentes resultaron pellizcados y rotos en sus bordes o si son colocados al revés, ya que la curva convexa está contra el ojo, por lo que es recomendable retirarlo, limpiarlo y volver a colocarlo del lado correcto. “Una limpieza adecuada evitará contraer infecciones, ya sea por el cúmulo de depósitos calcáreos y de proteínas sobre la superficie interna o externa del lente, así como hongos que causan infecciones oculares”.

Un lente de contacto es un dispositivo médico que debe ser adquirido con una receta proporcionada por un especialista. Solo un profesional de la visión puede medir las necesidades de corrección visual y determinar el tamaño y tipo de lente de contacto adecuado para cada persona. Es importante comprarlo en ópticas acreditadas y verificar que posean fecha de elaboración y caducidad, además de registro sanitario. (I)

DATOS

Material de fabricación. Las nuevas generaciones de lentes de contacto están fabricados de un material denominado hidrogel de silicona. Son suaves y cómodos y su nivel de permeabilidad al oxígeno es 10 veces mayor q cualquier otro lente.

Enjuaga, desinfecta y lubrica. Los avances en la tecnología hacen que los lentes de contacto sean convenientes y fáciles de usar. El procedimiento para cuidarlos se simplifica con soluciones multipropósito adecuadas para cada tipo de dispositivo y que ayudan a su limpieza, desinfección y almacenaje de manera simple.  

Tipos de lentes de contacto. Los desechables diarios se utilizan 24 horas y luego se descartan; no requieren soluciones especiales para limpieza ni estuches. Los de reemplazo frecuente se reutilizan durante casi un mes (según recomendaciones del profesional) y requieren limpieza y desinfección diaria.

Los de uso prolongado. Permiten incluso dormir con ellos hasta seis noches/siete días (según las recomendaciones del profesional de la visión). Los costos de los lentes varían entre los $ 18 hasta a los $ 90, dependiendo el tipo; si son cosméticos, para astigmatismos, blandos, duros o progresivos. (I)