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El Telégrafo
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8 palabras que 'matan' en el argot popular

8 palabras que 'matan' en el argot popular
11 de septiembre de 2016 - 00:00 - Henry Andrade

En el vocabulario de los ciudadanos fluye de todo. Desde las primeras palabras aprendidas en casa, la escuela, el colegio o la universidad hasta las que se absorben en las calles o esquinas de cualquier barrio.  

Algunas constan en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (RAE), mientras que otras no debido a que, simplemente, se colaron.   

Muchas de estas últimas nacieron en la jerga barrial o de un grupo de amigos. Así, hay términos muy populares por estos días que sin ser insultos, propiamente dichos, llegan a ser ofensivos para las personas.

Son empleados, en algunos casos, para referirse a actitudes, conductas o comportamientos de cualquier sujeto, indistintamente de su género.  

En determinadas circunstancias son expresados frente a un ciudadano o ciudadana a manera de calificativo, aunque también se lo hace a escondidas para señalar a alguien (por proceder, supuestamente, sin moral), cuestionar sus actitudes y hasta para criticar su figura.

Es así que un sondeo realizado por EL TELÉGRAFO, entre el lunes y miércoles de la semana que concluye, a 141 personas de ambos sexos, en Guayaquil, permitió determinar que entre las mujeres hay 4 palabras que son usadas con frecuencia para referirse a sí mismas de manera despectiva. Estas son: ‘grilla’, ‘gorda’, ‘solapada’ y ‘machona’.

Mientras que entre los varones las expresiones empleadas para burlarse o criticarse son: ‘inepto’, ‘remón’, ‘payaso’ y ‘tartoso’.  La encuesta fue hecha a profesionales de distintas áreas entre abogados, profesores, economistas, ingenieros (en administración de empresas, en sistemas, en electrónica), secretarias, ejecutivos de bancos, vendedores, músicos, cantantes de rock, una jueza, una fiscal, periodistas, estudiantes universitarios, desempleados, amas de casa, diseñadores gráficos, veterinarios, y otros.

De los 8 vocablos utilizados por hombres y damas, el diccionario de la Real Academia no registra el significado de dos: ‘remón’ y ‘tartoso’.

En cambio, sobre ‘grilla’ refiere que es el femenino del insecto ortóptero saltador (masticador con alas y que sufre una metamorfosis sencilla), que regularmente aparece en las provincias de la costa ecuatoriana con las primeras lluvias del invierno.

En el argot popular del país, a las féminas que se las califica así están muy lejos de eso.

Una chica o mujer ‘grilla’ es aquella que sin remordimientos puede mantener relaciones sexuales con distintas personas a fin de conseguir un objetivo económico o material, por ejemplo, un teléfono celular de última tecnología, un perfume muy costoso, accesorios de marca y caros, autos, casas, entre otros. No es exactamente una prostituta por cuanto el ejercicio de la profesión más antigua del mundo, por lo regular, tiene un costo acordado entre ella y el cliente, y el trabajo (sexo) puede limitarse a tiempos y sitios establecidos por la chica, etc.

En tanto que ‘remón’ no proviene del verbo remar (trabajar con el remo para impeler la embarcación en el agua). Más bien se califica así a un sujeto que vive, se alimenta y hasta consume drogas o licor a costa de otras personas. Es una especie de ‘caradura’.

Javier M., ingeniero en Administración de Empresas y empleado de una institución pública de Guayaquil, consultado por este diario, dijo de estos personajes que “se trata de una virtud del sabido”. Lo hace para poner como ejemplo a conocidos que participan de reuniones entre amigos, sin costear su consumo y están a expensas de que otro lo asuma.

La expresión ‘tartoso’ es aplicada entre los varones de distintas edades con el objetivo de identificar a otro sujeto como ‘tonto’, ‘quedado’, de pocas palabras, de reacción lenta, de escasa intervención en las conversaciones o debates de un grupo.  Para el arquitecto William J. es denigrante que llamen así a una persona. “Te están diciendo que no sabes nada. Ni lo cotidiano”.

En cuanto a los vocablos aceptados por el máximo organismo de la regularización lingüística del idioma español, como: ‘gorda’ (11 significados relacionados a una persona de abundantes carnes) y ‘solapada’ (persona que por costumbre oculta maliciosa y cautelosamente sus pensamientos), estos se aplican dependiendo de la intención.

El primero es para cuestionar a una mujer que está excedida de peso. Para May M., de aproximadamente 120 libras, que la llamen ‘gorda’ es el peor insulto que pueda recibir. Ella hace dieta, ejercicio y se cuida en su alimentación.

Además, con frecuencia, se somete a tratamientos para cuidar su cutis. La tienen sin cuidado las otras palabras usadas a veces por sus amigas, por cuanto no se identifica con ellas. La expresión ‘solapada’ o ‘tapiñada’ (no existe en el diccionario) es proferida no a quien oculta sus malos pensamientos, sino a quien esconde o ‘tapiña’ una conducta distinta a la que demuestra en su hogar o su entorno. Se trata de una mujer que aparenta ser reservada, se ofende cuando escucha un insulto, tapa su rostro si ve alguna escena erótica o pornográfica, pero, en cambio, vive con libertinaje cuando está lejos de la vigilancia de sus allegados y amigos.

¿Cómo la descubren? Al momento en que un pariente o persona cercana la encuentra en sus travesuras. Se diferencia de las denominadas ‘grillas’ porque no tiene un objetivo económico ni busca prebendas.

El vocablo ‘machona’ es muy lesivo para Alexandra D. En el diccionario de la RAE tiene dos acepciones: mujer de hábitos hombrunos o mujer homosexual. A esta guayaquileña de 45 años ‘no le caen’ ninguna de las dos, pues desde niña entendió que machona es aquella incapaz de hacer las cosas más elementales para una mujer, como cocinar, coser, lavar, planchar y similares.     

Ella además de ser vendedora de diversos productos es una todoterreno en su casa, por eso le molesta dicho vocablo.  

Inepto y ‘grilla’, lo peor

Javier L. (vendedor de alimentos procesados), José V. (veterinario), Harold M. (chef), y Glenn A. (bajista de un grupo de rock) forman parte de los 49 encuestados por este diario para quienes el término ‘inepto’ es el más ofensivo para un hombre.

“Es una persona que no puede hacer lo más elemental, lo más sencillo ni en su casa y que necesita de otros para realizarlo”, agregó Gabriel R., vendedor de repuestos para autos.

Los otros vocablos: ‘remón’, ‘payaso’ y ‘tartoso’ tuvieron 10, 6 y 7 respuestas de caballeros, en su orden, como los más despectivos. Para las hermanas Irene y Amparo S. (ambas secretarias de distintas compañías), Pamela H. (maestra de colegio) y Patricia M. (secretaria administrativa), entre otras, no hay peor calificativo que ‘grilla’ (28 personas respondieron así). “Es como decirme prostituta y eso no le acepto a nadie”, dijo Ana C. (educadora).

Quienes no toleran que las califiquen como ‘gordas’, aun cuando su contextura no sea esa, son Alexandra H. (directora de una oficina de relaciones públicas) o Roxana T. (chef).

21 féminas expresaron que se sienten ofendidas cuando las califican así, mientras que 19 rechazaron la palabra ‘solapada’ y 7 el término ‘machona’.

Pero, ¿qué connotaciones personales o profesionales podría tener a futuro una persona a quien se la encasilla con estas palabras?

Los magíster en sicología, Grace Moreira y Xavier Ortega, coinciden en que todo depende de la autoestima de la persona y las circunstancias en que un sujeto, ya sea varón o mujer, sea calificado con cualquiera de estas palabras. “Deben analizarse varios factores, como el momento actual que vive ese hombre o mujer, su edad, el grado de madurez y qué significa ese vocablo en su historia de vida”, sostiene Moreira.

La sicóloga precisa que la aceptación o el rechazo del término depende del porqué se lo dice y de quién provenga. “Si se da en un ambiente jocoso y de confianza lo más probable es que no cause ningún impacto. Pero si la otra persona lo dice en un tono hostil o en una discusión, es otra cosa”, acota.  

La también magíster en Mediación Familiar evalúa los términos ‘grilla’ y ‘solapada’, y observa que la sociedad juzga y pone calificativos a una mujer cuando tiene diversas parejas, sin embargo “aplaude y justifica” cuando se trata de un hombre con diferentes novias. Es por ello que desde su óptica juegan un rol fundamental los valores familiares, a fin de que las mujeres enfrenten los cuestionamientos.

Moreira recuerda que las jóvenes viven en un proceso de selección de parejas y por lo tanto necesitan de una persona mayor a su lado que las aconseje.

“El hecho de escoger a varias puede llevar a alguien a no saber elegir y se corre el riesgo de jugar con varios sujetos. Entonces, al momento de querer estabilidad este antecedente puede emerger trayendo como consecuencia infidelidades, por tanto las parejas terminan separándose”.

En cuanto al impacto que causa el señalar a una mujer por su exceso de peso, manifiesta que hay dos posibilidades: una, la motivaría a trabajar para tener una mejor imagen y salud; y otra, podría llevarla a bajar su autoestima y caer en depresión.

Esto último, a su criterio, conlleva a otros riesgos como el suicidio o el aislamiento total de la familia o amigos.

Ortega, en cambio, manifiesta que tildar como ‘inepto’ o ‘payaso’ a un sujeto es como golpear su hombría. “Son palabras peyorativas y conceptos negativos que pueden quedarse en ellos si son repetidos en su entorno”. Es tan fuerte que de acuerdo al sicólogo le traería problemas a un varón hasta para conquistar a una mujer.

“Si lo logra será un hombre con poco poder y el hogar será matriarcal. A él lo verán como un cero a la izquierda”, asevera.

También añade que existen individuos a los que no se identifican con esas palabras y les resbala si alguien se las dice.

Para el sicólogo, las personas que son vistas por otras como ‘payasos’ resultan ser agradables, pero en cambio tienden a ser irresponsables.

“No habrá mujer que lo tome en serio y tendrá dificultades para acceder a un trabajo”, acota. Ortega tiene una visión diferente de la que hay entre los jóvenes y adultos respecto a los denominados ‘tartosos’. “Ellos son más analíticos. Se toman su tiempo para pensar y decidir. Casi siempre lo que resuelven es lo más adecuado”.   

El sociólogo Robert Párraga manifiesta que según el contexto de la expresión, una persona será bien o mal vista. “Si eres miembro de un grupo y la gente de confianza te cataloga así, no pasa nada. Pero si trasciende a otros círculos o espacios puede hacerte daño”. Acota que también depende de quién es la ‘víctima’, pues hay quienes están conscientes de su condición y no se sienten aludidas. (I)

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