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Las campañas de autoridades han ayudado a bajar el número de quemados en las fiestas

Los médicos advierten que "ningún juego pirotécnico es inofensivo"

Los médicos advierten que "ningún juego pirotécnico es inofensivo"
16 de diciembre de 2015 - 00:00 - Redacción Sociedad

Una camareta puede tomar de 1 a 5 segundos para explotar. Los daños por la manipulación de este material explosivo perduran para siempre y son irreparables en la mayoría de ocasiones. En 1986 Sucre Archivaldo Vargas se alistaba para celebrar el fin de año con fuegos artificiales y otros objetos de pirotecnia. Esa noche, cuando tenía 12 años, perdió 3 dedos de su mano izquierda y desarrolló una discapacidad auditiva.

Cuenta que a nivel psicológico tuvo que superar las burlas de sus compañeros de clases, quienes lo llamaban “tiquiman” o “17” por la falta de sus dedos.

Para Ana Soria, jefa de la unidad de quemados del hospital Roberto Gilbert de Guayaquil, jugar con una camareta, silbador o chispeador puede en un segundo cambiar la vida de una persona y su familia, incluso de la sociedad, porque el niño afectado se convierte en un adulto con discapacidad en el futuro.

“No hay explosivos inofensivos. Todos los fuegos artificiales contienen pólvora, por lo que ocasionan severos daños, como las quemaduras en el 60% del cuerpo”, dice Soria quien recuerda que a inicios de 2015 registraron en el hospital 11 niños quemados, cuyo rango de edades iba entre 10 y 13 años.

La primera causa de quemaduras es la manipulación de camaretas, la segunda es porque los menores son impactados por un fuego artificial y el tercero por guardar en la ropa material explosivo. Debido al calor y el ambiente de ciertas zonas en el país, estos productos explotan y ocasionan daños en los genitales.

Según William Muñoz, emergenciólogo del hospital Guayaquil, explica que la discapacidad funcional (imposibilidad de mover una mano o un brazo) es la primera consecuencia fatal de la manipulación de explosivos.

Señala que en diciembre de 2014 se presentaron entre 25 y 30 casos de niños que sufrieron quemaduras por pirotecnia. La semana pasada cuenta que se atendió un menor de 7 años con quemaduras de segundo grado y muy profundas en su manos.

Con la intervención oportuna se pudo evitar la intoxicación del músculo de la mano y que el menor pierda sus dedos, lo que sería una discapacidad física, como le ocurrió a Sucre en el 86.

En el país conviven 375.430 personas con algún tipo de discapacidad; el 47% es a nivel físico. Sin embargo, no hay cifras de cuántas de ellas desarrollaron su discapacidad por culpa de la pirotecnia.

Según la Setedis, no se dispone de estadísticas sobre la discapacidad vinculada al uso de juegos pirotécnicos, debido que la misma requiere analizar el número de accidentes que fueron causales de algún tipo de discapacidad y esto depende a su vez de la severidad de las quemaduras presentadas en cada caso.

Afectación psicológica

Rubén Álvarez, cirujano plástico del hospital Teodoro Maldonado Carbo, del IESS, señala que son irreparables los daños que ocasiona el uso de materiales pirotécnicos.

Asegura que a nivel psicológico después de una pérdida parcial o total de un miembro de su cuerpo, la recuperación es bastante prolongada.

Pueden pasar meses o años hasta que el paciente se adapte a su modo de vida y retorne a su trabajo, y aún después de esto lo hace con otra perspectiva, pues la discapacidad influye en la parte física y emocional.

Soria indica que cuando el paciente ingresa con quemaduras por artefactos explosivos se lo maneja en la parte de la lesión y la psicológica. En el caso de un niño, debe aprender a aceptar su nuevo aspecto.

Campañas para salvar vidas

La especialista Soria asegura que la discapacidad física como el daño psicológico que conlleva el uso indebido de pirotecnia se puede evitar.

Reconoce que en los últimos 2 años ha disminuido el número de afectados y lo atribuye a las campañas que promueven diferentes instituciones como el Cuerpo de Bomberos y el Ministerio del Interior.

En 2012 el hospital Roberto Gilbert atendió 38 niños quemados; en 2013 fueron 21 casos y en 2014, entre enero y diciembre, llegaron 16 menores con este tipo de accidentes.

Sucre, quien pasó por ello, hoy aconseja no usarlos. “Antes creía que era más bacán si el año viejo sonaba usando camaretas. Ese tipo de tradiciones debe olvidarse”. (I)

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