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El Telégrafo
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Todas las ganancias van en beneficio de los artesanos, muchos de ellos mayores de 70 años

El ‘chamico’, un tabaco fuerte que sale desde Vilcabamba

Son las mujeres en su mayoría quienes realizan el preparado del chamico. Son personas de la tercera edad que se dedican a esta labor.
Son las mujeres en su mayoría quienes realizan el preparado del chamico. Son personas de la tercera edad que se dedican a esta labor.
18 de mayo de 2014 - 00:00 - Carlos Granda, Universidad Politécnica Salesiana

Vilcabamba a más de ser la tierra de los longevos, es también el lugar donde se fabrican los ‘chamicos’, un cigarro tradicional que aún se elabora artesanalmente y que sirve para el consumo de sus pobladores y es muy apetecido por los turistas, en especial los extranjeros.

El valle de Vilcabamba se ubica a 38 km al sur de la ciudad de Loja, a 1.700 msnm con un temperatura que oscila entre los 18 ºC y 22 ºC.

Actualmente su población es de 4.778 habitantes. Este lugar es conocido por su población de ancianos que alcanzan a vivir más de 100 años, por lo que se ha vuelto una costumbre observar a estas personas realizando todavía actividades como la agricultura.

Zoila Aguirre, presidenta de la Asociación de Ancianos Productores de ‘Chamico’, señala que 12 adultos mayores se iniciaron en la elaboración del cigarrillo artesanal y que desde hace 12 años están legalmente establecidos.

Aguirre, con una mirada fija y muy segura indica que ellas aprendieron a trabajar y “eso es una bendición”, además comentó que los viejos deben guardar hasta el último la dignidad y procurar ser personas tradicionalistas. “No vamos a pedir caridad a nadie y mientras tengamos manos trabajaremos hasta el último instante de nuestras vida”.

La fabricación del ‘chamico’ pasa por un proceso que comienza con la siembra de la planta hasta cerrar completamente la cajetilla, todo se hace de forma manual.

Los fumadores de chamicos los consideran como un cigarrillo muy fuerte, pero indican que tiene un sabor especial en cada fumada. Fotos: Carlos Granda

Agripina Rodríguez ha realizado este trabajo desde que tenía 10 años y sabe perfectamente el proceso para la siembra, cosecha e incluso la venta del mismo. “La tierra es preparada para colocar la semilla, una vez que ha crecido se la trasplanta más espaciadamente. Aquí se realizan 2 cosechas, la primera es la bajera o el principio de la hoja y la segunda, cuando esta totalmente florecida”, señala la mujer, cuya habilidad se ve en sus manos, tanto para cosechar y como para procesar. “De ahí se saca las hojas y se pasa a chancar o prensar, para eliminar totalmente el agua y finalmente colgar y dejar secar al aire libre”, indica además que el proceso dura alrededor de 3 a 4 meses.

La hoja cosechada, se pasa por una picadora, que posee un machete y una cernidora, en este proceso el ‘chamico’ es finamente picado, para luego pasar a manos de Luz Jaramillo y Petronila León, quienes introducen el producto en los tubos de papel, para luego colocarlos en la cajetilla. Los tubos se hacen con papel blanco y se cierran con almidón de yuca.

La mujer recuerda que anteriormente se colocaba un poco de miel de abeja para que tenga un sabor mas consistente y delicioso, pero que ahora ya no se utiliza este procedimiento por cuanto el cigarrillo tiende a dañarse y disminuye su duración, lo cual afecta el negocio.

Un cigarrillo aún apetecido
Todos los lunes los artesanos se se reúnen alrededor de un pozo para realizar el trabajo por el que semanalmente alcanzan una producción de 6 mil unidades que se convierten en 300 cajetillas. Estas se venden a $ 0,70, cuando se trata de ventas al por mayor, mientras que la venta al público es de $ 1 los 20 cigarrillos; “gracias a Dios todo se vende”, manifiestan.

Las ganancias netas que produce la venta de los ‘chamicos’ va en beneficio de todas las personas que realizan este trabajo, muchas de ellas son de escasos recursos económicos y su edad sobrepasa los 70 años.

Este trabajo, de acuerdo a las artesanas, si bien no deja grandes ganancias, de alguna manera ayuda al sustento de sus familia y realizan varias actividades como la fiesta en el día de la madre, navidad y hasta una romería a la Virgen del Cisne.

“El ‘chamico’ es natural, es mejor y sabroso”, dice Hernán Gaona. Los extranjeros son los mejores consumidores porque saben que este es un tabaco más puro y como es fuerte, evitan fumar demasiado seguido.

Muchas personas envían los cigarros a diferentes partes del país y muchos incluso los han llevado hasta España, porque es una tradición que se conserva de hace muchos años en Vilcabamba.

Un longevo fumaba constantemente ‘chamico’ y lo mantenía perennemente encendido, hasta se comía lo que sobraba. El señor murió por la edad más no por alguna enfermedad, es una de las tantas historias que existen y que nos cuenta Edgar Medina, habitante del valle. Se debe tomar en cuenta que el alcaloide o principio activo que posee el ‘chamico’ es la nicotina, que tiene el efecto de adormecer, calentar o relajarse, pero este tiene la característica de ser natural, diferente al tabaco normal que por su elaboración posee muchos químicos.

Vilcabamba es así un pueblo lleno de varias tradiciones.

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