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El Telégrafo
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LA CAPITAL ORENSE NO CUENTA CON UN ESPACIO PARA LA EXPRESIÓN CULTURAL

Pocos machaleños guardan el recuerdo del cine y el teatro de las décadas del 30 y 60

Así se mostraba las carteleras de antaño, cuando el cine se había convertido en una de las principales diversiones que tenían los machaleños.
Así se mostraba las carteleras de antaño, cuando el cine se había convertido en una de las principales diversiones que tenían los machaleños.
Foto: Fernando Machaod/ El Telégrafo
07 de febrero de 2016 - 00:00 - Redacción Regional Sur

Pese a los cambios tecnológicos, las salas de cine siguen siendo un atractivo para los ciudadanos de diferentes edades.

Machala fue cautivada por estas expresiones culturales en las décadas de los años 40 y 60. Lo que fue tomado como una novedad por los apenas 8 mil habitantes de ese entonces, así lo recuerda Voltaire Medina, un reconocido historiador de la cultura orense, quien, en su libro, Crónica de Machala, destaca al teatro y al cine como expresiones que fijaron un gran momento cultural.

“La Machala de hace 70 años y más, en la década de los 30, tuvo un punto alto en lo que a cultura y manifestaciones artísticas se refiere. En 1931, la ciudad inauguró el teatro Municipal, cuyos trabajos se habían iniciado en 1915”, recordó.

Añadió que el edificio de madera llenaba de orgullo a los machaleños. En la planta baja estaban las dependencias y los equipos del Cuerpo de Bomberos, mientras que en la parte alta se hallaba la inmensa sala de teatro y cine, por donde pasaron artistas de renombre.

Según la historia, por 1939, don Luciano Platón Franco, un guayaquileño que recorría varias provincias llevando producciones cinematográficas, armado con rollos de películas, era el encargado de ofrecer la función. “De esos tiempos se recuerda Frontera sin Ley, filmada en 1934, película de vaqueros, considerada la primera producción que vieron los machaleños en una improvisada sala e cine”, dijo Medina.

Tanto fueron cautivados, en esa época, los habitante de Machala por el cine y el teatro que en la cancha de básquet del viejo edificio del colegio Ismael Pérez Pazmiño se improvisó un cine popular, donde los habitantes llegaban masivamente para observar las películas.

“Actualmente existen 6 salas de cine en un centro comercial, pero ya nada es como antes cuando la gente asistía multitudinariamente a los teatros”, lamentó el historiador.

“Yo tengo la satisfacción de acumular varias décadas de vida y recuerdo al Machala de 8 mil habitantes, donde para ir a Puerto Bolívar tenía que viajar 45 minutos (actualmente 5 minutos). Guayaquil, para nosotros, era un misterio. Recuerdo que cuando éramos niños la gente le tenía miedo al tintín, al duende, al diablo. Recuerdo una Machala tranquila y pintoresca, donde las fiestas patronales de la Virgen de la Merced se celebraban a lo grande”, relató don Voltaire.

Continuó contando que la Machala de antes era pequeña en comparación a la de ahora. “En tan solo minutos tu ibas de norte a sur y de este a oeste”, finalizó.

Hoy grupos de teatro —tanto callejero como formal— reclaman espacios adecuados para expresar su talento, pues desde hace años no existen. Los viejos teatros fueron cerrados y no hay locales para mostrar la creatividad nacional, que también debe ser valorada. (I)

Voltaire Medina, reconocido historiador de Machala, hizo memoria sobre la presencia del cine y el teatro en los años 1940 hasta 1960 en su ciudad. Foto: Fabricio Cruz/ El Telégrafo

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