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6 años atrás, durante el día trabajaba en una pastelería y en las noches atendía a sus pacientes

Las manos hábiles de Manuel Cabrera en las que muchos confían

Para Cabrera la eficacia de su tratamiento se debe a que analiza el origen de los dolores de las personas. Casi nunca topa la parte dolorida. Fotos: Diana Vera.
Para Cabrera la eficacia de su tratamiento se debe a que analiza el origen de los dolores de las personas. Casi nunca topa la parte dolorida. Fotos: Diana Vera.
29 de junio de 2014 - 00:00 - Redacción Regional Sur

Su consultorio tiene igual o más pacientes que un subcentro de salud. Los moradores de Ricaurte anticipan, a los que lo buscan, que para ser atendidos por él tienen que madrugar y hasta tener turno.

Esto no es inconveniente para los enfermos quienes desde tempranas horas están a la espera de ser revisados por don Manuelito Cabrera, como lo conocen, pues aseguran que las mejoras que obtienen, compensan la espera, la madrugada e incluso el dolor.

“Mira a tu mamá le esta sangrando la nariz”, le miente Cabrera a una joven. Mientras ella gira la cabeza para ver a su madre, él, en milésimas de segundos, estira su tobillo y con un movimiento brusco coloca el hueso en el lugar donde considera oportuno.

Este es el tratamiento que Manuel Cabrera ofrece a los pacientes que llegan a su consultorio con roturas, disloques, estrés y hasta parálisis cerebral. En su tarjeta de presentación señala que se trata de un masajista, que lo último que hace es sobar.

“Nunca se soba porque se hace un daño tremendo a la salud, se inflaman los huesos. Pero deben sonar los huesos como si reventará canguil”, explica Cabrera, quien no se toma más de 5 minutos atendiendo a cada paciente.

Las conversaciones de don Manuelito son agradables, las preguntas son frecuentes y en el momento menos esperado hace crujir los huesos de los enfermos. “Ayayai que sabroso”, es una de las frases con las que culmina su atención.

Cabrera considera que lo que él hace con sus manos es un don otorgado por Dios pues aseguró que nunca ha estudiado ni ha aprendido de nadie. Todo habría comenzado a sus 18 años mientras se encontraba en el cuartel.

Comentó que un compañero había pisado mal por lo que su tobillo quedó lesionado. Al ver que nadie podía ayudarlo decidió convertirse en su médico y tocando la parte afectada descubrió que podía colocar el hueso en su lugar. “Desde ese entonces vienen personas que me dicen que tienen un problema, que tienen otro. Yo les curo de esta forma y así les quito el dolor casi al instante”.

Al ingresar al pequeño consultorio —en donde la pieza principal es una silla que es la que ocupan los pacientes—, lo primero que Cabrera hace es tocar su cuello. De esta forma dijo conocer cual es la afección de la personas, además de ver su modo de caminar.

Pacientes confían en Cabrera

Pacientes como José Yunga, quien acudió a su tercera sesión, aseguran que el masajista logró hacer lo que médicos profesionales no hicieron. “Yo no podía ponerme recto, tanto así que pensaban que andaba borracho. Me enteré de don Manuelito por un taxista que me trajo. El hizo traquetear mis huesos y mire, ahora ya puedo caminar con mi espalda recta”, dijo Yunga.

Lo mismo indicó, Magali Guartambel, una joven que señaló que por tener dolores en su espalda llevaba cerca de un mes sin poder sentarse. “Y cuando podía, lo hacía con las piernas abiertas y medio acostada”, dijo.

Ella al igual que su madre, expresaron que por cerca de un año habían acudido a diferentes médicos para solucionar sus problemas. “Pero no hacían nada. Unos cobraban hasta más y no nos curaban”, dijo Guartambel.
Si bien Cabrera empezó con esta habilidad a sus 18 años, hace 6 se dedica completamente a atender a sus pacientes.

El hombre trabajaba en una pastelería por el día y en la noche se ocupaba de los enfermos. La ampliación de horas de trabajo fue lo que lo motivó a renunciar y a dedicarse por completo a ejercer como masajista. “Yo me sacaba el aire y a veces ni almorzaba para terminar pronto e irme a la casa, había días que querían que haga horas extra y no era justo”, comentó Cabrera, quien dijo contar con la autorización del Ministerio de Salud, Bomberos y del Servicio de Rentas Internas, para trabajar con tranquilidad.

Para Cabrera la eficacia de su tratamiento se debe a que analiza cual es el origen de los dolores de las personas. Explicó que nunca toca la parte adolorida. “Si alguien viene con un dolor en las rodillas o en la columna la enfermedad nunca esta ahí, el problema puede estar en sus tobillos”, dijo.

La confianza que le tienen a Cabrera se ve reflejada en las largas filas de personas que visitan su consultorio diariamente, especialmente los sábados, día en que la atención empieza a las 5:00.

Los comentarios entre los pacientes son positivos y también llevan un toque de asombro, pues aseguran que las mejoras que han recibidos a veces son difíciles de creer.

Datos

Para ser atendidas por el masajista, las personas necesitan tener un turno. Hasta las 7:45 del jueves, el último paciente tenía el turno 24.

La consulta tiene un costo de $ 5 y la atención a cada paciente no toma más de 5 minutos. Manuel Cabrera atiende de lunes a viernes de 6:00 a 17:00, mientras que los sábados la labor inicia a las 5:00.

Es una persona muy conocida en Ricaurte. Los habitantes de esta parroquia del cantón Cuenca, advierten a quienes lo buscan que para ser atendidos es necesario tener turno.

Sus pacientes, jóvenes y adultos por igual, aseguran que el masajista ha logrado aliviar dolores con los que han debido permanecer por meses. Cabrera ofrece tratamientos para roturas, disloques y para el estrés.

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