Demostraciones de destreza y habilidad física inundaron el rodeo montubio realizado los primero días de febrero en el recinto Limón, cantón Santa Isabel, provincia del Azuay. El éxito del espectáculo que cada año deleita a los participantes y asistentes se debió también a la comunión alcanzada entre el ser humano y los equinos. Los equipos de las haciendas compuestos por jinetes y artistas amaestradores de caballos llegaron desde los pueblos y comunidades de la Costa y la Sierra sur. Todos ingresaron al ruedo denominado La Herradura por la vía Léntag-San Francisco. Esta tradición montubia permanece “galopante” en el pueblo, que disfruta gratuitamente de este espectáculo. Paciencia para amaestrar a los caballos Ignacio ‘Nacho’ Alcívar es uno de los amaestradores de equinos que asistió. Nació en la parroquia El Guabo, provincia de El Oro y ahora está radicado en el cantón Naranjal, junto con su esposa, Juana Bautista, y sus 3 hijos que también gustan de los caballos. ‘Nacho’ Alcívar se inició en esta actividad a los 16 años, y ahora, a los 28, es un reconocido maestro de este arte. Los organizadores de los rodeos le buscan para contratarle durante todo el año, lo cual le lleva a sitios como Piñas, Zamora, Santa Isabel y otras partes del Ecuador. Su relación con los equinos es una herencia de sus abuelos, quienes le enseñaron diferentes técnicas y el amor por los caballos. Otro de los requisitos, explicó, es la paciencia, para transformar a los animales en dóciles amigos del jinete. “Los caballos son mi tradición, son ahora más que mi deporte. Si por mí fuera, dormiría con ellos. En el rodeo montubio estamos todos juntos, gente de la Costa y de la Sierra”, comentó ‘Nacho’ con gran entusiasmo y sano orgullo. “Yo los amaestro”, manifestó y, a la vez, contó como anécdota, que su dedicación a estos animales se produjo luego de verse obligado a dejar el fútbol, deporte que también le gusta, debido a una lesión física. “El motivo de nuestra presencia es por el rodeo montubio que se realiza aquí en Santa Isabel, siempre traemos caballos o les llevamos a todos lados, nosotros venimos de Naranjal. Traemos 40 animales de distintas edades y de toda clase, entre ellos españoles”, contó Alcívar. Pequeños jinetes Mónica Quezada, una niña de 11 años, nacida en Santa Isabel y que gusta de cabalgar desde que tenía 4 años, es, junto con su hermana, propietaria de un poni al que llaman “Panchito” y que cuidan con mucho esmero. La pequeña contó que primero lo llamaron “Milhouse”, pero que su papá le cambió el nombre. A Mónica, el rodeo montubio le parece “excelente”, al ser parte de las celebraciones por los 70 años de cantonización de Santa Isabel. Al igual que Mónica, Angie Reyes, otra niña de 11 años y que fuera madrina del equipo de la hacienda El Gramajo, también gusta de los caballos, los cuales se han convertido en sus fieles amigos. Angie y su caballo demostraron en el ruedo sus destrezas ante cientos de personas. Entre las habilidades de la pequeña y su equino estuvo derribar al piso al caballo, saltar sobre su estómago y montarse desde la parte trasera, evidenciando su valor y la comprensión que tiene con el animal. De esta manera es como los futuros jinetes y amazonas se inician en el dominio y adiestramiento de los equinos. Rescatando las tradiciones “Mi trabajo es adiestrar caballos. Soy de Imbabura y desde que nací estuve cerca de estos animalitos, a eso se debe el gusto que tengo. Amo mi trabajo. El rodeo montubio es una tradición costeña, una tradición muy linda, pero nosotros de la Sierra no nos quedamos atrás y hacemos también nuestra fiesta”, comentó con gran entusiasmo Wilson Reyes. Este adiestrador de caballos destacó el apoyo que tienen los profesionales como él, y no es el único, otros protagonistas del rodeo coincidieron y señalaron que las autoridades colaboran en esta actividad con los pueblos para salir adelante, divertir a los pobladores y sobre todo para seguir conservando las tradiciones de los ecuatorianos. Otro participante de este rodeo montubio fue el cantante, Henry Jaramillo, oriundo de Puyango (Loja). Él llevó un repertorio de canciones de la Costa y de la Sierra, pero siempre montado sobre su caballo pura sangre llamado “Jeque”, de raza española. Para este joven artista, “el rodeo montubio es una expresión cultural de los pueblos, con la que pueden disfrutar agricultores, ganaderos, campesinos y comerciantes”. A la fiesta también llegaron los payasos toreros que actúan cuando el rodeo montubio llega a su más alta expresión. El show inicia justo con la monta de caballos “chucaros” por parte de los vaqueros de las haciendas costaneras invitadas y del grupo de jinetes cuencanos que galopan al estilo “cowboy”. De esta manera durante las celebraciones por los 70 años de cantonización de Santa Isabel los habitantes y visitantes disfrutaron de un espectáculo singular en el que se conjugan el valor, la amistad y la creatividad.