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La exdocente ha recibido diversos homenajes, entre ellos el mérito jocay en 2010

‘Maruja’ Cedeño decidió cambiar la educación para la mujer

Maruja Cedeño de Delgado es licenciada en Ciencias de la Educación y doctora en Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación, especialidad Psicopedagogía. Foto: Rodolfo Párraga.
Maruja Cedeño de Delgado es licenciada en Ciencias de la Educación y doctora en Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación, especialidad Psicopedagogía. Foto: Rodolfo Párraga.
30 de noviembre de 2014 - 00:00 - Redacción Regional Manabí

Con voz templada pronuncia versos, poemas de Rubén Darío, Leonardo Buscaglia, Gabriela Mistral y de otros autores. Esos poemas que se quedaron en su memoria son los que servían a María Angélica Cedeño, profesora que dejó su huella en la educación mantense, para instruir a sus alumnos.  

‘Maruja’, como es conocida esta maestra, siempre buscó que, como ella, sus estudiantes sean amantes de la cultura, esa siempre fue su lucha como educadora. En ella se vio desde siempre un trabajo constante por una educación de calidad.

Corrían los años sesenta cuando padres de familia tomaban la determinación de no inscribir a sus hijas en el colegio debido a que muchos de ellos seguían con la mentalidad de que la mujer no debía estudiar.

La educadora no podía creer que en una era de cambios existiese la equivocada percepción de que solo los varones debían estudiar.

“No querían que sus hijas estudien con varones. El colegio fiscal mixto 5 de Junio las acogía, pero sus padres preferían que se queden en casa”, recuerda ‘Maruja’.

Al conversar el tema con otras profesoras, se planteó la solución: crear un colegio fiscal que sea solo para mujeres. En la ciudad ya había un colegio solo para chicas, el Stella Maris, pero este era particular. En esta lucha la acompañó la también profesora Amelia Delgado.

“Hicimos todas las gestiones, fuimos a Quito con don Carlos Pólit (en ese entonces presidente de la Cámara de Comercio de Manta), hablamos con el ministro de Educación de aquella época, Luis Monsalve Pozo. A través del diputado Pedro Balda conseguimos que se creara el Colegio Técnico Nacional Manta, el 31 de octubre de 1966  y con partida presupuestaria”, indica.

Al comienzo eran pocas las estudiantes. La primera promoción, asevera la exdocente, “fue de alumnas excelentes”. “El colegio Manta transformó la educación en general, ha sido un pilar en el desarrollo de la ciudad, ya que apareció cuando había pocos colegios fiscales como el 5 de Junio y Luis Arboleda Martínez”, recuerda.

Una beca cambió su vida

La vida de ‘Maruja’ Cedeño de Delgado inicia en Santa Ana. Su infancia fue feliz. Alternaba entre el campo y la ciudad. Pasaba las vacaciones con su familia en una propiedad de sus padres, Hilario Cedeño y Angélica Cantos. El verde de la naturaleza y el leve sonido de un estero la envolvían. Junto con su amiga Luz María Murillo paseaba a caballo. Cogía frutas, se subía a los árboles, corría en el pasto. Era inquieta.

Inició su educación en la escuela José Vicente Almeida de su natal Santa Ana. En ese tiempo, el Concejo Municipal cedió 2 becas, una para un varón y otra para una mujer, para continuar con sus estudios en el colegio Normal Manuela Cañizares de Quito.

“Me presenté a concurso y gané la beca”, dice. Tras esto viajó a Quito. Para ‘Maruja’ era un mundo definitivamente desconocido, se admiraba del paisaje que ofrece la Sierra mientras iba en el tren rumbo a la capital de los ecuatorianos.

Estudió los 6 años y regresó a Santa Ana a retribuir la beca laborando en la escuela donde inició su educación. La nombraron directora.

Los viernes tenía permiso y viajaba a Manta. En una conversación con su hermana Meira, se enteró de que la escuela Stella Maris iba a abrir la secundaria y no dudó en aplicar. Debido a su nuevo trabajo vivía en Manta y viajaba a Santa Ana los fines de semana.

Ganó reconocimiento al ser educadora de colegios como el Luis Arboleda Martínez y 5 de Junio. Pasó  la fase de la apertura del colegio Manta, entidad en la que estuvo más de una década.

En 1981 se jubiló. En aquella época fundó el colegio particular Manabí, ejerciendo el cargo de rectora. En 1994 le dijo adiós a la fase de educadora.

De su interminable lista de alumnos no recuerda a alguno en especial, pero sí destaca que varios han llegado a ocupar cargos públicos importantes en la ciudad y a escala nacional.

La octogenaria está convencida de que los maestros le ponen el principio de la existencia a todo el que se educa.  “El buen maestro lo que hace es despertar al alumno para que reconozca sus valores, su inteligencia y sus facultades,  que descubra de qué es capaz”, dice.

Para doña ‘Maruja’, muchos maestros sufren ingratitudes de sus alumnos y “terminan con una herida”, sin embargo ella afirma que “tuvo suerte y siempre recibió cariño” de los jóvenes a quienes les recomienda: “Aprendan a aprovechar las oportunidades. Si le dan posibilidad de trabajo o de desarrollo en su campo profesional, dedíquese con altura”.  

Nunca fue poetisa, aunque le encantaban los poemas.  Actualmente está recopilando material que tiene para ver si escribe un libro. Es miembro y socia fundadora del Grupo Cultural Manta.

Para Cedeño, “la vida es un sueño”, tal como describe el poeta y dramaturgo español Pedro Calderón de la Barca: “¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción; y el mayor bien es pequeño; que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son”.

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