Un grupo de agentes policiales del distrito sur de Ambato maneja uno de los programas de comunicación inclusiva más interesantes, funcionales e imprescindibles para personas con deficiencia auditiva. Se trata del plan denominado Seguridad sin palabras, sistema comunicativo basado en el lenguaje de señas que manejan 7 gendarmes de esta jurisdicción. El objetivo es tender un puente comunicativo entre los uniformados y personas que padecen discapacidad auditiva a fin de entender con claridad sus requerimientos en cuanto a seguridad, protección ciudadana y otros temas. Un año en funcionamiento William Pimbo, asistente de Talento Humano del Distrito Sur con sede en la ciudadela Presidencial, afirmó que la iniciativa nació a mediados del año pasado y hasta la fecha, los agentes involucrados ya dominan un 80% de la técnica. “El proyecto surgió en julio de 2013, cuando una mujer sorda vino a la UPC a pedir auxilio ya que fue víctima de un robo y se comunicaba en lenguaje de señas. Al no poder comprender al 100%, sentimos la necesidad de aprender este interesante método, ya que aquí cerca existe una institución educativa de niñas, niños y jóvenes sordos, y algunos vecinos con la misma deficiencia”, dijo. El plantel al que Pimbo se refiere es el Instituto de Educación Especial Camilo Gallegos, en el cual estudian unos 60 menores con deficiencia auditiva de diferentes edades y ubicado a una cuadra del destacamento. La intención, expresó, es que estas personas se acerquen con total confianza al lugar y puedan mantener una comunicación fluida con los gendarmes, sin necesidad de un traductor. Según afirmó el gendarme, personal de esta escuela brindó a los agentes involucrados en el plan, las primeras lecciones sobre este lenguaje basado en movimientos de las manos y ciertos gestos faciales. El progreso de la técnica lo lograron gracias al apoyo de personal de la Asociación de Personas con Deficiencia Auditiva de Tungurahua, quienes tras algunas lecciones y ejercicios lograron desarrollar la movilidad en manos de los agentes. La práctica es la clave Los 7 uniformados involucrados en el proyecto coinciden en que el aprendizaje del lenguaje de señas está condicionado a la constancia con que se practique y la correcta asesoría que se adquiera de profesionales en este tema. Además, aseguran que después de un año, aún no lo dominan al 100%, ya que dependiendo de la región, estado de ánimo y edad de quienes lo desarrollan, ciertas palabras cambian o se van renovando tras cierto tiempo. Carlos Manjarrez, colaborador del Instituto Camilo Gallegos mediante un traductor del lenguaje de señas, afirma que para una persona que no padece sordera, toma mucho tiempo aprender el lenguaje. “Para los ciudadanos que nacen sordos y cuentan con instrucción temprana sobre el lenguaje, es fácil aprenderlo. Para personas no sordas, el tiempo mínimo para dominarlo es 5 años, con práctica diaria y constante actualización de técnica”, explicó. Rebeca Núñez, vecina del sector, aseveró que este plan refleja un servicio inclusivo y solidario. “Es loable la incorporación del servicio, con el que se cubrirá no solo a la mayoría de la población, sino también a grupos que merecen atención prioritaria”, dijo la ciudadana. En Tungurahua, existen otros 45 agentes capacitados con esta técnica, de los cuales este grupo es el más experimentado.