El Centro Histórico de Riobamba no solo guarda los primeros pasos del progreso económico y social de esta ciudad, también muestra a los visitantes la arquitectura de los años dorados y la unión de su gente para mantenerlos bien conservados.

Desde cualquier esquina del centro se observan las cúpulas de edificios patrimoniales, pero un aspecto resalta: los relojes que fueron implementados y construidos específicamente para cada inmueble.  Sin embargo, solo una de 5 de esas máquinas sigue funcionando.

El Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC) mantiene en fichas técnicas a estos relojes que están instalados en igual número de edificaciones.

Construcciones emblemáticas

Uno de ellos es el edificio en el que funcionaba la Sociedad Bancaria de Chimborazo. Esta entidad se constituyó en 1922 con el asocio de capitales guayaquileños y riobambeños. En la actualidad funcionan las oficinas de Correos del Ecuador en las calles 10 de Agosto y Espejo.

A pocas cuadras se ubica el colegio Pedro Vicente Maldonado. Esta construcción empezó a levantarse  en 1921 y el reloj todavía se conserva en el centro del edificio.

Otro de los sitios que guarda la historia de Riobamba y mantiene cerca de su cúpula un reloj, es la capilla del colegio San Felipe Neri ubicado en las calles Veloz y Juan de Velasco. Se alzó el 23 de abril de 1815.

Su particularidad radica en que la torre tiene instaladas 4 esferas de cristal que señalan a todos los puntos cardinales.

Gladys Villarroel, de 80 años, mencionó que en su juventud los cronómetros eran visibles desde cualquier sitio. “No había muchas casas ni edificios grandes. Las torres eran altas y antes no se podía llevar la hora consigo en máquinas de pulsera. Por eso, eran muy útiles”, dijo.

En la iglesia de la Loma de Quito, que fue inaugurada el 26 de agosto de 1883, se mantiene intacto el reloj que se destaca en las paredes patrimoniales del santuario.

Finalmente, el reloj de Lara, ubicado en el edificio que lleva su mismo nombre en las calles Veloz y España, fue donado por Rodolfo Lara y costó 3.500 sucres en 1920. Este es el único de los 5 relojes que actualmente cumple con su servicio: dar la hora a los riobambeños.

La particularidad de estas máquinas radica en su fabricación. Están integrados por poleas, cables, péndulos, mecanismos de resonancia y sistemas de cuerda que les fueron manufacturados en la primera mitad del siglo XX en Inglaterra, Alemania e Italia.

El óxido en los engranajes terminó paralizando 4 de los 5 relojes y las piezas son difíciles de reemplazar e, incluso, imposibles de conseguir. “Se debe resaltar que son de cuerda manual o mixta. No podemos cambiar el motor porque perdería su importancia patrimonial, pero aún esperamos que los expertos nos presenten sus pro formas para los arreglos sin alterar su originalidad”, indicó Édison Mena, técnico del INPC.

Tras 20 años de haber estado inactivo, el reloj de Lara fue reparado. La Federación de Barrios de Riobamba (Fedebar) realizó un préstamo por $ 5 mil para que expertos riobambeños lo repararan.

“El trabajo fue exhaustivo. Lo desmontaron, limpiaron y aumentaron una sola polea. Ahora necesita atención diaria y para eso asignamos a una persona. Además se le debe dar cuerda semanalmente. No podíamos dejar que se perdiera algo tan importante”, explicó María Esther Vallejo, presidenta de Fedebar.