Más abrigados de lo normal debido al frío y la lluvia de ayer, los riobambeños disfrutaron del Carnaval por la Vida que organiza el Gobierno provincial. Treinta y un comparsas recorrieron la calle Primera Constituyente, contagiando su alegría,  pues el clima no impidió las sonrisas del público y de los participantes.

“Con estas manifestaciones se mantiene la tradición, vestimenta y la parte cultural de cada uno de los sectores y se las muestra a los turistas nacionales y extranjeros que nos visitan. Los carnavales por la vida se realizan en los 10 cantones, ofreciendo un programa diverso para todos los gustos”, dijo Carlos Chalán, coordinador del evento.

Los atuendos coloridos y diferentes, así como el baile de las delegaciones de los departamentos de Huancavelica (Perú) y el de Pasto (Colombia)  llamaron la atención y se llevaron los aplausos de la gente.

Los peruanos presentaron el Baile de las Tijeras, una danza realizada con el sonar de los instrumentos de corte y el uso de ropas coloridas. Costumbre nocturna inca adoptada tras la conquista para espantar a los españoles de estas tierras.

La danza proveniente de Colombia fue la denominada Valle de Atriz, propia de los carnavales de esa zona. Los integrantes del grupo bailaron un ritmo contagiante interpretado con instrumentos andinos, mientras portaban máscaras amarillas de leones.

El carnaval incluyó la presentación de representantes de Loja, Pichincha, Tungurahua, Bolívar y otras provincias. “Los Duros de Tabacundo” bailaron con alegría al son de guitarras; con zamarro, chompa de cuero y sombrero, recordaron a su patrono San Pedro. “Esta alegría es el inicio de la fiesta de nuestro Inti Raymi y lo presentamos con cariño a los riobambeños y turistas”, dijo Cristian Cabascango, uno de los bailarines.

El baile solo lo detuvo la tradicional hospitalidad riobambeña, representada por Sonia Rodas, quien ofreció  deliciosas canelas que mitigaron el frío imperante en la ciudad. “Son hechas con mucho cariño y con trago de Pepinales. Y que viva el Carnaval”, gritó la anfitriona.

El desfile duró tres horas y en él se mezcló el carnaval mestizo con el indígena, las coplas en español y quichua, la “carioca” y harina con la chicha y las ofrendas de comida.