A solo dos kilómetros del volcán Tungurahua viven 39 familias en la parroquia Bilbao, de la provincia de Chimborazo. Y aunque fueron reasentados, ellos regresaron a sus tierras para reactivar la economía. Hoy se han colocado en la vía Penipe – Baños y han emprendido proyectos.

Juan Carlos Mariño es técnico  Matus y desde hace unos años ha acompañado a sus coterráneos en el inicio de nuevos proyectos. “Nos ubicamos en la carretera con puestos de comida, ofertando cuyes asados, pinchos, choclos, de tal forma que quienes transitan por la vía Penipe-Baños se detengan, se alimenten y disfruten. De esa manera trabajamos, pues debido a la caída de ceniza, los productos que cultivamos se dañan y por eso nos ingeniamos para llevar sustento a nuestros hogares”, afirmó.

Para María Palilay, quien ha soportado por 13 años la actividad del volcán,  señala que ese es actualmente su único medio de vida. “Tenemos que buscar la manera de sobrevivir, pues con la ceniza no podemos arriesgarnos a sembrar, ya que la última vez perdimos todo”.

No faltan vehículos que transiten por la vía Penipe-Baños, pese a que hay ciertos tramos que no están en óptimas condiciones. No obstante, los transportistas que llegan desde la Amazonía hasta Chimborazo señalan que por este camino se ahorran más de una hora de viaje.  

“Nos parece excelente esta idea de ofrecer comida. Nosotros creíamos que como no está tan transitada la vía, no existía algo para comer o conocer por aquí. Pero la iniciativa de la gente nos hace parar y degustar lo que ofrecen; es una buena idea”, señaló el conductor Hugo Castro.

Pero no solo los transportistas hcen uso de esta vía, pues de vez en cuando grupos de ciclistas también se aventuran por la carretera. “Venir desde Riobamba en bici hacia Baños es una experiencia muy buena. Por esta vía no hay mucho tráfico y se observan bellos paisajes. Además, en la vía se encuentra comida de todo tipo”, mencionó Adela Colangelo, turista argentina.

Su compañero de viaje Lautaro Moya indicó que no solo en Bilbao es posible conseguir alimentos. “Mientras cicleamos, vimos varios puestos que ofrecían sobre todo frutas. Incluso no podía creer que en medio de la nada hay un puesto en que te venden pequeñas mandarinas. La gente busca formas distintas para ganarse la vida”, dijo Moya.

Pero cuando hay cambios en la actividad y alertas del volcán Tungurahua, la vía suele cerrarse al paso de los vehículos pesados y livianos. Y por ello, los moradores de Bilbao solicitan a las autoridades que antes de tomar este tipo de decisiones, analicen los efectos que pueden causar en su economía.

“La vía es cerrada para precautelar la seguridad. Sin embargo, nos afecta ya que si no hay vehículos que circulen por este sector, nosotros nos quedamos sin nada. Entendemos que las autoridades deben cuidar a la ciudadanía, pero esperamos que también piensen en los habitantes de Bilbao, que de por sí somos afectados por el volcán”, añadió Mariño.

En los próximos meses, se tiene previsto iniciar en el sitio  un proyecto turístico, el cual incluirá senderos para llegar hasta ciertas partes del volcán, desde donde se podrá apreciar  al coloso.