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El personaje

Con Limber, el silencio también comunica

Con Limber, el silencio también comunica
Foto: Miguel Jiménez / El Telégrafo
22 de octubre de 2016 - 00:00 - Redacción País Adentro

El trabajo de un bibliotecario es sobrevivir al silencio. Visto desde lejos, Limber Cusme parece un guía más entre los títulos de la Biblioteca Aurelio Espinosa Pólit, en Cotocollao (al norte).

Pero cuando los lectores le preguntan algo, él les responde mediante escritura. Tiene una dificultad para hablar y en sus oídos lleva aparatos para escuchar —algo— mejor.
“Me puede ayudar con este libro”, le pregunta José, un adolescente de 17 años. El originario de Chone le responde tarareando, lo que genera sorpresa en José. Al final, logran comunicarse y obtiene un texto de Historia Medieval.

Refugiado en silencio al frente de su computadora, Limber, de 32 años, tiene como ventaja que casi siempre recibe a los mismos usuarios ávidos por investigar, quienes ya lo conocen y saben cómo solicitarle un libro.

Su trabajo también se facilita debido a las fichas típicas para ubicar la información de los textos y documentos. “Aquí trabajo en equipo con mis otros compañeros y eso facilita lo que hago”, dice por escrito. Sus colegas de la biblioteca, a veces solo con una mirada entienden lo que Limber tararea.

Y cuando no lo logran, le escriben la pregunta en un cuaderno con hojas cuadriculadas. Limber borra o tacha la pregunta. Analiza y contesta escribiendo. El manabita también les enseñó el lenguaje de señas y con ello, la comunicación fluye normalmente.

Cusme está casado y reside en la avenida De la Prensa. Entre su trabajo y su matrimonio se ha dado tiempo para el estudio. “Estoy acabando la carrera de Diseño Gráfico”.

Como un buen bibliotecario también tiene afición por los textos que yacen por años allí. Le apasiona la literatura ecuatoriana y extranjera; así como las fotografías antiguas y los periódicos.

Mientras el silencio inunda la sala de la biblioteca, Limber se encarga de ordenar los libros y, de vez en cuando, indica a los usuarios el proceso para buscar un texto en la computadora.

Cusme ya está acostumbrando a la gran demanda que tiene la biblioteca capitalina y sabe cuándo leer, cuándo escribir un mensaje de texto en su celular, cuándo revisar el Internet, especialmente las redes sociales, cuándo desperezarse, cuándo levantarse, en fin. “Me siento orgulloso de trabajar aquí”, escribe, al mismo tiempo que atiende los pedidos de los usuarios.

Limber gobierna en esa sala silenciosa y fría. Es el rey sin corona, aunque se sienta en una silla cualquiera. “Todos cumplen importantes tareas. En una biblioteca se trabaja por igual”.

De vez en cuando se acerca a los usuarios que buscan algún libro específico en el sistema digital de la biblioteca. Los asesora fácilmente; les indica cómo buscar y cómo llenar la ficha.

La discapacidad auditiva no es un impedimento para trabajar. (I)

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