Una protesta por parte de los promotores de locales de la Plaza Foch se organizó desde el mediodía en la calle Juan León Mera y Wilson, centro de Quito. Su petición. Que los municipales los dejen trabajar.    Con carteles en mano,  y al sonido de pitos exigieron respeto a su actividad informal.   

El ´promotor' o 'enganchador' es aquella persona que se encuentra buscando turistas para brindarles información sobre los sitios de diversión (discos, bares, karaokes). Les señala el lugar,  y luego espera una propina, que es la voluntad de la persona.

Los promotores aducen que son los agentes de la Agencia Metropolitana de Control de la Zona de La Mariscal, quienes los maltratan, y les han advertido que no pueden continuar con esa actividad. Y además, presionan a las discotecas para que no les permitan colaborar con amenaza de clausura del local.    Por lo que los denominaron como  "los inspectores del terror".   

De acuerdo a Mauro Lajones, representante de los promotores del sector, de esta actividad viven entre 70 y 90 familias. “Nosotros no dependemos de la discoteca. Caminamos desde el mediodía hasta las 2:00 de la mañana”.  

“La labor del promotor es como la de un 'guía turístico' por lo que exigimos el derecho al trabajo”, afirmó Xavier Medina, uno de los afectados.

Entre los 'enganchadores' se encuentran cubanos, dominicanos, colombianos, Sudáfrica, además de ecuatorianos.

Uno de ellos, Jairo Lozada, de 46 años, vino de Colombia hace un año. Confiesa que le gustó Quito por la tranquilidad. El espera que las autoridades le permitan continuar en esa actividad con la que ayuda a sus hijos, entenados, y hasta dos nietos.   El ingreso es variado, pues no todos los días son productivos.   "El fin de semana es lo mejor, se puede sacar de $ 80 a $ 90, y es un trabajo honrado con lo que cubrimos nuestras necesidades", apuntó.  (I)