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El Telégrafo
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Desastres naturales como el sismo del 16 de abril también impulsaron la llegada de más inmigrantes

Los chagras siempre vieron a Quito como la capital para su progreso

Los chagras siempre vieron a Quito como la capital para su progreso
03 de septiembre de 2016 - 00:00 - Redacción Quito

A inicios del siglo XX, Quito contaba con servicios que no había en otras ciudades y provincias del Ecuador, por ejemplo, universidades. Eso motivó la migración interna de los llamados ‘chagras’, como se conoce a las personas que llegan a un lugar ajeno al de su nacimiento.

Mayores oportunidades de trabajo, estudios, comercio, que les permitían mejorar las condiciones de vida fueron las principales razones de esta dinámica migratoria. También influyó la cercanía, por ello, mayoritariamente, se asentaron en la capital ciudadanos oriundos de provincias fronterizas con Pichincha como Cotopaxi, al sur, e Imbabura, al norte.

Sin embargo, el historiador Manuel Espinoza Apolo, en su libro Mestizaje, cholificación y blanqueamiento en Quito, cree que la presencia de chagras no puede explicarse solo desde los procesos de inmigración, progreso urbano y movilización social. Considera otros factores como la adscripción sociorracial, aculturación, transculturación y la modernización.

En el censo de 2010, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) determinó que de los 2’239.191 habitantes que existen en Quito, el 65% era quiteño, mientras que el 35% provenía de otros cantones y provincias del país.

El estudio reveló que de los 779.442 residentes de provincia, el 12% proviene de Cotopaxi; el 9,6%, de Imbabura, mientras que el 9,3%, el 8,6% y el 8,3% vienen de Chimborazo, Manabí y Loja, respectivamente.

Alejandro Maldonado, presidente de la Asociación de Cotopaxenses radicados en Quito, asegura que sus coterráneos llegaron a la capital, sobre todo, a inicios del siglo XX, y actualmente se dedican al comercio y a laborar en las empresas públicas.

Para el historiador Paúl García, la migración de cotopaxenses se produjo por la cercanía a la capital y por la falta de universidades en sus localidades.

Guadalupe Torres, presidenta de la Casa Cuenca, señaló que los ciudadanos del austro llegaron para “estudiar y trabajar”.

Sin embargo, García asegura que hubo migración de Quito a Cotopaxi por la existencia de empresas de obrajes.

La falta de establecimientos educativos de tercer nivel también influyó para el arribo de lojanos, en los años cuarenta y cincuenta, principalmente. Por ello, en barrios como La Gasca, y Pambachupa, entre otros, cercanos a la Universidad Central, por ejemplo, se arrendaban departamentos y habitaciones para chicos de provincias. Esta actividad se mantiene hasta la actualidad.

Arturo Silva, presidente de la Asociación de Lojanos, dijo que en esa provincia existían solo 3 carreras: veterinaria, agronomía y jurisprudencia, por ello quienes querían seguir otras tenían que salir.

Los pobladores de esa provincia formaron barrios como Alma Lojana, en el sector de Monjas. La sequía de 1962 también provocó el éxodo de lojanos a varias partes de Pichincha como Mindo, Puerto Quito, San Miguel de los Bancos y Pedro Vicente Maldonado.

En cambio a los chimboracenses, imbabureños y carchenses les motivó el comercio. Tras el terremoto del 16 de abril, la presencia de manabitas y esmeraldeños aumentó, aunque aún no hay cifras oficiales. (I)

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