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El Telégrafo
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El traslado de los internos hacia la nueva cárcel en cotopaxi concluiría a finales de este mes

La salida del expenal provoca una mezcla de alegría y tristeza

Medios de comunicación captan el interior de uno de los pabellones que fueron desalojados con el inicio del cambio de reclusorio. FOTO: ANDRES DARQUEA
Medios de comunicación captan el interior de uno de los pabellones que fueron desalojados con el inicio del cambio de reclusorio. FOTO: ANDRES DARQUEA
02 de marzo de 2014 - 00:00 - Redacción Quito

Jorge Reinoso (74 años) dice que espera que “se cumpla lo que dijo el Presidente de la República (en el Enlace Sabatino del 22 de febrero) de que habrá trabajo para la gente de aquí”, cuando se concrete el proyecto de conversión de la principal cárcel de Quito en un hotel histórico-temático.

Lo comenta mientras toma el sol sentado en un banco al frente de su vivienda, ubicada cerca de la intersección de las calles Bolívar y Rocafuerte, a pocos pasos del expenal García Moreno.

El anuncio del Jefe de Estado se produjo un día después de que 385 personas privadas de libertad fueran llevadas desde el lugar hacia el moderno centro de rehabilitación social (CRS) construido en terrenos de la Brigada Patria, en la provincia del Cotopaxi. El lugar está destinado para albergar a los presos de la Sierra norte del Ecuador.

El traslado se completará durante este mes, comunicó, también, el Primer Mandatario durante su informe de labores semanal 362.

Don Jorge, como lo llaman cariñosamente las personas que lo saludan al pasar, comenta que 2 de sus 11 nietos subsisten realizando trabajos ocasionales y que “un empleo fijo les caería muy bien”.

El traslado de los internos a Cotopaxi se inició la madrugada del pasado 21 de febrero. Foto: Santiago Aguirre

A media cuadra de allí, Teresa Arboleda (54 años) camina cuesta arriba por la calle Bolívar en dirección al cercano mercado de San Roque. La mujer coincide en que “sería bueno que si sacan el penal, eso sirva para algo”. No obstante, asegura que a pesar de la “mala fama del barrio (debido a la presencia del centro de reclusión), no es (un lugar) malo para vivir”.

Según Arboleda, la obligada presencia de policías en la zona ayuda a que haya seguridad alrededor del expanóptico. “Más allá es otra cosa”, añade en referencia al mercado, ubicado a pocas cuadras y cuyas calles aledañas son consideradas como una zona roja.

Ambos (Reinoso y Arboleda) dicen ser “sanroqueños” de toda la vida por haber nacido en el sector. Por ello, la presencia del centro de rehabilitación social de varones parece no molestarles. “Imagínese que cuando nací, la cárcel ya estaba”, comenta entre risas el anciano, mientras acomoda su gorra.

Rosa Ampuero (45 años), dueña de una tienda ubicada sobre la calle Rocafuerte, reconoce que la noticia del traslado le causa cierta preocupación sobre su negocio.

“Cuando la gente sube o baja del penal, siempre hay la esperanza de que tome una colita, se sirva algo”, comenta la mujer, quien no obstante espera que la transformación del lugar “sea para bien”.

A la pregunta de si pensaría en dejar su negocio y trabajar en el hotel que reemplazaría al actual CRS del Centro Histórico, responde con un dubitativo “tal vez” y argumenta que siempre le ha gustado ser independiente; pero que si las condiciones laborales que le ofrecen son buenas, “lo pensaría”.

Mientras, las autoridades han anunciado que el traslado de los privados de libertad continuará en los próximos días y que se prevé concluya el 31 de marzo.

Las fechas en que se efectuarán las movilizaciones las mantienen en reserva, por cuestión de seguridad.

En cuanto a la preocupación de los familiares por la distancia al nuevo CRS, se anunció que se facilitará movilización al sitio.

UN PROYECTO EN BENEFICIO DE LA COMUNIDAD

El presidente de la República, Rafael Correa, anunció el sábado 22 de febrero que el Centro de Rehabilitación Social (CRS) conocido también como expenal García Moreno, será convertido en un espacio de atracción turística, histórico y comunitario en coordinación con el Municipio capitalino.

El inmueble, según el mandatario, albergará un hotel temático que servirá para difundir la historia del espacio de reclusión, así como de quienes han estado internados en él desde su apertura hace 140 años.

La intención es que en ese lugar se construya un sitio de alojamiento de lujo, donde los visitantes puedan conocer en especial la vida y realizaciones de quien es considerado el mejor ecuatoriano de todos los tiempos: el general Eloy Alfaro, quien fue asesinado en esa prisión hace 102 años.

Pero no solo se recuperará el expanóptico, sino que también los vecinos serán beneficiados.

Por ejemplo, se atenderá a la escuela República de Chile, que ha funcionado a pocos metros de la ya caduca prisión, así como también a los mercados y los barrios aledaños.

El Presidente Correa sostuvo que el proyecto impulsará la generación de cientos de plazas de trabajo, y que los principales beneficiados serán los vecinos del proyecto.

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