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Las dos víctimas del aluvión del domingo fueron sepultadas ayer en Ibarra

La falta de alcantarillado agrava efectos de la lluvia

Wilson Melo y su esposa cavaban ayer una zanja frente a su casa para protegerla de futuras tormentas.
Wilson Melo y su esposa cavaban ayer una zanja frente a su casa para protegerla de futuras tormentas.
Foto: Miguel Jiménez/ El Telégrafo
26 de octubre de 2016 - 00:00 - Redacción Quito

Los efectos de la tormenta caída la noche del domingo en varios sectores de la parroquia Calderón, y el resto del norte de Quito, se sentían hasta ayer.

Manuel Chusig, cuya vivienda en San Miguel del Común resultó afectada, no recuerda un temporal como ese en los 73 años que vive allí. La casa de Chusig perdió parte del cielo raso por la acumulación de agua en el techo. “Casi perdemos la vida también”, comentó con el susto que aún sentía.

En una vivienda que ocupa la familia de uno de sus hijos, en cambio, el agua y el lodo ingresaron por las ventanas cuando llegaron a un metro y medio en el pasillo que forman la pared posterior con el cerramiento.

David, uno de los nietos, señaló que hasta ayer mantenían las instalaciones eléctricas desconectadas para evitar un cortocircuito.

El agua bajó desde la calle Huayraloma, en un sector que todavía no tiene alcantarillado y en donde las vías son de tierra.

Detrás del predio de los Chusig, Sandra Collaguazo intentaba evacuar este martes el agua acumulada en el patio de su casa. Dijo que “por suerte, el lodo no entró”, pero que cubría el ingreso del inmueble cuando regresó a  las 22:00 de la casa de su suegra, donde se había quedado hasta que  escampara la lluvia.

Un poco más arriba, Wilson Melo, con pico y pala, cavaba una zanja frente a su propiedad para evitar que una lluvia futura filtre nuevamente agua en el garaje.

Melo confirmó que solo algunas calles, como España y Carillapamba, cuentan con sistema de evacuación de aguas servidas y lluvia.

Más abajo, la tormenta no causó daños en las casas del barrio San Miguel Bajo de Calderón. Esa zona tiene cobertura total de alcantarillado, al igual que agua y servicio de electricidad.

Sin embargo, la falta de adoquinado o pavimento destruyó la vía de principal de acceso. Luis Cevallos, quien vive hace 35 años en el sector, señaló que esto ocurre cada vez que llueve fuerte.

En tanto, los moradores de San Miguel Bajo insisten en que la falta de alcantarillado en el área sería la causa del aluvión que bajó por la Panamericana Norte y causó la muerte de una madre y su hija. Las víctimas fueron sepultadas ayer en el cementerio Jardines de La Paz en Ibarra (Imbabura). (I)

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