En plena era tecnológica y de avances científicos, en Guayaquil es común escuchar la típica frase de los abuelos al momento de recomendar alguna medicina para cualquier enfermedad.    “En la botica se encuentra de todo”.

Ellos  recordaban aquellos preparados de las droguerías antiguas. En un recorrido por la urbe encontramos dos que aún perduran.

Para embarcarnos en este viaje lo mejor es conversar con Cristóbal Loor Macías, presidente de la Asociación de Farmacias, Boticas y Droguerías del Guayas. Él  recuerda cuando el preparador elaboraba lo que el médico prescribía con fórmulas ya diseñadas. Pero en los últimos 50 años, esas boticas tradicionales desaparecieron. En ellas, el mortero servía para machacar, triturar; este utensilio era de piedra, cerámica, vidrio o mármol.

Botica Barcia, desde 1947, ubicada en  Lorenzo de Garaycoa y Alcedo, es una de las más recordadas.

Hermógenes Barcia, su propietario,  cuenta el secreto para mantenerse.

“Este negocio prevalece por todo lo que significa para mi familia. Heredamos un apellido, una forma de vida y honramos a quien nos dejó el negocio con las puertas abiertas. Por nuestra calidad llegan los clientes”.

En aquellos tiempos, el mortero era el símbolo de las boticas. Se vendía la dosis que el médico recomendaba en función de la enfermedad o edad del paciente, que podía ser un niño o un anciano.

Algunos eran en polvo, líquidos, cocciones o infusiones porque la base era la herbolaria (hierbas, raíces). Entonces se necesitaba hervirlas, transformarlas, macerarlas. Trabajo que realizaba el farmacéutico y sus ayudantes.

La recordada Botica Imperial, en Chimborazo y Capitán Nájera, también tiene tradición. Fue inaugurada el 3 de septiembre de 1953.

Andrés Maruri Miranda, su propietario,  recalca que “aquí no solo se hacen infusiones sino también se brinda una atención personalizada. Se dan consultas médicas gratuitas. Los clientes llevan infusiones, lociones, bicarbonato. Hay un grupo de pacientes que sufre de insuficiencia renal y utiliza el bicarbonato de calcio. Estas son fórmulas magistrales porque ayudan mucho”. (I)