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Entrevista / paulina recalde/ directora de la encuestadora Perfiles de Opinión

"No sirve de nada tener mujeres electas si no se consideran temas de género"

"No sirve de nada tener mujeres electas si no se consideran temas de género"
Marco Salgado / El Telégrafo
10 de enero de 2016 - 00:00 - Redacción Política

La política, al ser un proceso social, es un espacio más de la vida cotidiana y, por tanto, reproduce sus patrones. El machismo es uno de ellos y puede generar un debate interminable, pero si algo preocupa a la analista Paulina Recalde es cómo allí se confunde el ámbito público con el privado que podría, incluso, afectar el desempeño profesional.

¿En pleno siglo XXI cómo se expresa el machismo en la política ecuatoriana?

La política es otra actividad humana más y, en esa medida, no es necesariamente un espacio excepcional de lo que sucede en la sociedad; y en la sociedad ecuatoriana seguimos viviendo rasgos fuertes de machismo.

¿Cuáles por ejemplo?

Que se preconciban roles y funciones que puedan cumplir más solventemente los hombres cuando cada vez hay más mujeres ocupando un rol de nivel jerárquico o incurriendo en actividades que tradicionalmente han sido concebidas como de hombres. Por ejemplo, cuando empecé a trabajar con mi socio, en una ocasión fuimos a una reunión con un cliente que durante la reunión solo se dirigió a mí cuando estábamos acordando la próxima cita para decirme: “Anote señorita”. Es decir, solo era posible que yo estuviera allí como la asistente de mi socio. Y no significa que deslegitime desde ningún punto de vista esa labor, pero es preconcebir que ese lugar siempre lo ocupará una mujer.

Y la política es un eco de lo que pasa en la sociedad. Normalmente se cree que la política es una actividad fundamentalmente para los hombres, incluso el derecho al voto no le fue dado desde primer instancia a la mujer, así como la participación política de la mujer en procesos electorales ha requerido que se establezcan cuotas de participación para promover -o forzar en primera instancia- que esto se naturalice.

En este sentido, en Ecuador hay un avance importante, si uno revisa a nivel regional solamente Costa Rica, Nicaragua y Ecuador han establecido la paridad de género en la conformación de listas. Lo ideal es que no sea solo porque se han fijado cuotas y es obligatorio hacerlo, ya que en muchos casos se conformaron listas incluyendo mujeres, sabiendo que después se van a principalizar sus alternos, es decir, solo para cumplir la cuota. Entonces, nuevamente, vemos que en la política sucede lo mismo que en otros ámbitos de la vida.

¿Designar funcionarias mujeres o fijar una cuota de candidatas para un proceso electoral no solventa en sí mismo el problema?

No, no lo solventa porque al referirme a la política como una actividad vital no es suficiente -aunque sí necesario- con que una mujer participe en las listas, hay otros elementos que dan cuenta de lo avanzado en términos de género. No se trata solo de participar, sino de que sean electas. Si mi memoria no me falla, una de cada tres autoridades electas es mujer; entre 2009 y 2014 no hubo un mayor avance. Entonces, primero, deben ser candidatas; segundo, deben ser electas; y tercero, a nivel de hombres y mujeres, debe haber un tratamiento distinto del tema de género. De hecho resulta bastante perverso que habiendo mujeres ocupando cargos no tengan una consideración especial en el tema de género. No sirve de nada tener mujeres electas si después no considerarán temas fundamentales para la mujer, como la despenalización del aborto, es decir, batallas importantes en términos de género.

¿Cuáles son los países más rezagados en la paridad de género en el ámbito político?

El CNE ha hecho un seguimiento a los indicadores. Por ejemplo, Venezuela y Uruguay no definen una cuota. Guatemala es quizá el más rezagado porque la cuota de participación de mujeres es voluntaria en los partidos políticos, así como en Chile.

Italia es uno de los países que lucha para que la nominación de cargos públicos refleje la equidad de género. ¿Por qué es importante garantizar la equidad desde el lenguaje?

Nombrar es una forma de configurar ese objeto imaginario. Entonces, si cotidianamente seguimos utilizando los mismos términos para reafirmar roles tradicionales en hombres y mujeres, por ejemplo, al usar el término ‘machona’ para calificar a la mujer que le gusta el fútbol o va al estadio. Es decir, no se concibe que una mujer tenga rasgos que no son preconcebidos para ella. Si una mujer no es lo suficientemente ‘candorosa’ que se supone debería ser, entonces está saliéndose del rol.

También es común que cuando tienes una postura firme o fuerte se diga que tienes los pantalones bien puestos, es decir, se abstrae lo masculino de la mujer para otorgarle características de fuerza. De hecho, es frecuente que a una mujer fuerte, apasionada, la califiquen de ‘intensa’. Y si bien es importante cómo te refieres a una mujer en el ámbito político, también es importante cómo los hombres se refieren a la fuerza y atributos -otra vez apelando a la virilidad- masculinos con expresiones como ‘solvencia testicular’.

¿Cuánto ayuda tener una Asamblea dirigida por 3 mujeres?

La Asamblea Nacional y las ministras, comparativamente hablando, sí tienen una composición más alta de mujeres, pero, insisto, sirve poco si quienes comparten el trabajo con esas mujeres siguen refiriéndose peyorativamente y reproduciendo ese lenguaje al decir que las ministras alegran las fiestas si van con minifalda.

¿Cómo reflexiona acerca del video del concejal Antonio Ricaurte difundido en redes sociales y que implicaba a su colega Carla Cevallos en un supuesto acoso romántico? El término ‘ofrecida’ generó rechazo.

Varios de los actores de oposición tendrían que hacer un mea culpa sobre cuánto escándalo han generado cuando aquello lo dice alguien del Gobierno vs. alguien de la oposición. No hay mucha diferencia entre referirse a cómo fueron vestidas las asambleístas a que un político se refiera a una de sus compañeras como ‘ofrecida’ y que el resto no diga nada. No escuché al alcalde de Quito (Mauricio Rodas) decir algo al respecto, ni a otros actores de oposición, cuando es un hecho extremadamente sensible y revelador. Creo que es la primera vez que sale a la luz un hecho privado de esta naturaleza para afectar a un político. Y en Ecuador revela un montón de trabas que tenemos hombres y mujeres.

¿Qué trabas?

Hay un concejal (Ricaurte) que se coloca en una posición pasiva de violentado por una concejala ‘ofrecida’; y por el otro lado hay un sector de feministas que reivindica y dice que no la llamen ‘ofrecida’. Yo diría que, en las relaciones y en la seducción de hombres y mujeres, ofrecidos somos todos porque es la forma de invitarnos y atraernos mutuamente, lo que no está mal, es el rito de la seducción; es decir, no tendría que haber ofensa en que a la mujer le digan ofrecida.

¿Ese episodio podría marcar el fin de la carrera política de Ricaurte?

Ecuador aún no tiene resuelto lo público y lo privado. En términos reales, lo que alguien haga en su vida privada poco debería importarle al espacio público mediático-político, pero ya que se ha tratado el tema, lo ‘grave’ no es que el concejal esté bajo sospecha de haber tenido relaciones extramaritales o no, sino esa expresión fuerte que por suerte es cada vez menos tolerada (...). Y lo grave es que eso sea motivo de escarnio, de condena y que esté entre líneas que vaya a terminar la carrera política de uno u otro.

La concejala Ivone Von Lippke dijo que el alcalde Rodas actúa con machismo en el Concejo al no darle la palabra.

Esas son disputas políticas internas que pasarán en cualquier otro espacio de representación, seguramente mañana puede un asambleísta de oposición denunciar que Gabriela Rivadeneira no le da la palabra. También hay que ser más prudentes, consecuentes y estratégicas en el uso de la reivindicación de género, cuidado se maltrate el tema de modo que se vuelva una demanda trivial.

En el Foro de Beijing se reconocieron algunas reivindicaciones, pero también se cuestionó que una mujer, con el mismo nivel académico y profesional que un colega varón, gane 24% menos. ¿Cómo enfrentar el tema?

No solamente es el tema del ingreso, sino que para una profesional, que además es madre, ni de lejos se asemeja a la jornada de trabajo de un hombre. Me ha pasado, he tenido que hacer malabares, sobre todo cuando mi hija era pequeña, para preparar el desayuno, alistar uniformes y llevarla al colegio a tiempo. Pocos hombres también lo hacen. En Chile, una asambleísta llevaba a su hija a su curul porque ese día no tenía con quién dejarla y alguien de la oposición le dijo que utilizara parte de su sueldo para pagar una niñera.

¿Para atraer al electorado hay diferencias cuando la candidata es mujer?

Cuando uno consulta los atributos que el electorado busca en un candidato normalmente dicen: que sea joven, con experiencia, con tal formación y que le guste el diálogo. Pero cuando uno ve a la gente que los ecuatorianos elegimos se da cuenta de que nada de eso se cumple. En Guayaquil, el alcalde Jaime Nebot, y a nivel nacional, el presidente Rafael Correa comparten electorado con formas de actuar similares, aunque ideológicamente sean distintos, ahí podríamos decir que hay un patrón. Cuando se eligen hombres y mujeres se puede reproducir algunos patrones, pero es muy difícil decir a priori qué quiere la gente. (I)

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