Hasta el viernes pasado la mayoría de los militares que estaban capacitados para hacer el cambio de aporte a la seguridad social, de acuerdo con la Ley del Instituto de Seguridad Social de las Fuerzas Armadas (Issfa), que entró en vigencia en octubre del 2016, se registraron para pertenecer al nuevo sistema.

Ivone Garnica, técnica del Ministerio de Defensa, explicó ayer que 10.636 militares solicitaron el cambio, de un universo de 16.000 efectivos que podían hacerlo, lo que significa que más del 67% optó por acogerse a esa normativa.

La funcionaria indicó que uno de los principales efectos es la disminución del aporte al Issfa, ya que la ley anterior obligaba al descuento del 23% de su sueldo para el aporte individual al régimen. En cambio ahora lo harán con el 11,45% “y el beneficio inmediato es el incremento de los ingresos netos mensuales en 15%”.

De esta manera, por ejemplo, con la ley anterior, un soldado del Ejército que ingresaba tenía descuentos de $ 214,59; es decir, que recibía un sueldo de $ 718,41. Ahora, al acogerse al régimen vigente, la remuneración neta aumenta a $ 858,36, tras los descuentos para la seguridad social y cesantía.

Otro aspecto importante es que el tiempo para retirarse cambió de 20 a 25 años. Esta extensión del aporte garantizará la sostenibilidad del régimen de seguridad.

Garnica indicó que la ley contempló estudios actuariales previos que se utilizaron para elaborar la normativa y que al momento ha recibido el apoyo mayoritario de los miembros de FF.AA. “La acogida ha superado todas las expectativas que teníamos. Al nuevo régimen se podían cambiar los dos primeros grados de la tropa y oficiales, es decir soldados, cabos subtenientes y tenientes”.

Dijo que solo esos cuatro grados estaban habilitados para hacer el cambio, no así los de mayor rango porque cuando se hicieron las proyecciones financieras estimaron que este era el grupo que podía acceder sin que se afecten las reservas del Issfa.

También comentó que las prestaciones se modificaron porque los retiros de los oficiales de grados superiores eran muy altos y superaban en algunos casos los $ 5.000 mensuales que reciben de pensión algunos generales en servicio pasivo.

La ley corrigió esas distorsiones y  precisa que la base de cálculo de las pensiones de retiro, invalidez y muerte será sobre los últimos 60 mejores haberes y no del último sueldo recibido.

Además, con la nueva ley hay un bono extra de retiro a partir del quinto año de cinco salarios básicos unificados hasta un máximo de 150;  es decir, un jubilado, sin importar el grado, recibiría hasta $ 53.100 si cumple 30 años de servicio.

Sin embargo, el general (r) Marcelo Bravo, vocal alterno del Issfa, dijo ayer a EL TELÉGRAFO que con la nueva ley “se está liquidando el régimen de seguridad especial, pues ahora se tienen los mismos beneficios del seguro social civil, a pesar de que la profesión de militar es diferente a todas las demás”.

Recalcó que de “una u otra forma se están perdiendo beneficios, como para los familiares, quienes ya no tendrían acceso a salud”. Sin embargo, Garnica aseguró que en la cobertura y beneficios no ha cambiado nada. “Todo sigue igual en salud, por ejemplo, las prestaciones continúan para el afiliado y sus familiares”. (I)