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El Telégrafo
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El oro reemplaza a la moneda de los venezolanos

La crisis que vive la nación bolivariana obligó a la migración de más de dos millones de personas en los últimos años. Mientras el gobierno apela a más medidas económicas, los servicios básicos, los alimentos y las medicinas escasean.
La crisis que vive la nación bolivariana obligó a la migración de más de dos millones de personas en los últimos años. Mientras el gobierno apela a más medidas económicas, los servicios básicos, los alimentos y las medicinas escasean.
Foto: AFP
03 de septiembre de 2018 - 00:00 - Redacción Política

Venezuela parece que fue succionada por una máquina del tiempo que la transportó al pasado. La comida y la medicina escasea; la luz eléctrica se apaga y nuevamente el oro se utiliza para adquirir bienes.

El mercado negro fue el primero que empezó a usar el metal precioso para seguir lucrando. Francis, una venezolana que vive en Puerto Ordaz, contó a EL TELÉGRAFO, que ese tipo de negocios empezó “muy bajo cuerda”, un término “llanero” que se utiliza para decir que es ilegal.

La negociación es simple, una persona que posea, preferiblemente oro en grano, puede comprar un vehículo o cualquier artículo y para legalizar la transacción acude donde un notario y registra la paga en bolívares.

La voz de esta moda corrió rápido y llegó al Palacio de Gobierno en Caracas. El presidente, Nicolás Maduro, presentó dos flamantes modalidades de ahorro en oro o “lingoticos”. La primera con un lingote de 1,5 gramos que equivale a 3.780 bolívares ($ 63) y la segunda, con uno de 2,5 gramos: 6.300 bolívares ($ 105).

Esta medida llega después de poner en circulación una nueva moneda y aumentar 35 veces el salario mínimo. Todo esto parece poco ante una inflación del millón por ciento, que ha obligado a más de dos millones de venezolanos a salir de su país en busca de un futuro para sus familias.

Esta ola de migración es la más grande que ha vivido Sudamérica y por la cual hoy se reúnen en Quito los cancilleres y representantes diplomáticos de 12 países de la región (ver nota adjunta).

Francis no ha pensado en irse. Sobre su decisión dice que sí hay trabajo, pero para poder mantener a una familia y lograr cubrir las necesidades de la casa hay que tener más de un miembro del hogar percibiendo un salario fijo.

“Lo principal es estar con mi gente, con mis sabores, olores, sazón, música que solo mi patria tiene”, reflexiona la joven profesora.
Reconoce que es verdad que no se pueden conseguir los productos de la canasta básica: arroz, harina pan, pasta, azúcar, leches, huevos mantequilla en los supermercados como lo era antes.

“Estos productos están regulados por una cadena de distribución conocida como los “bachaqueros”, donde intervienen las productoras, militares, quienes supuestamente deben garantizar la debida distribución”.

Pero esto no siempre ocurre y los precios trepan sin medida y el dinero escasea. Por eso el oro se empezó a ser un medio de pago. Yuraime, otra mujer venezolana que emigró y cruzó Ecuador para llegar a Perú, no cree en esa propuesta. “La gente no tiene para comer, peor para comprar oro”, sentencia.

El ahorro en oro propuesto por Maduro no es impositivo. Primero se aplicará a los funcionarios públicos que lo deseen. La apuesta oficial está en el aguinaldo de diciembre, cuando los trabajadores recibirán cuatro meses de salario como bonificación y se espera que con esa ayuda se adquieran los lingotes para precautelar la economía familiar.
Lingotes a la venta

Mientras que el 11 de septiembre próximo se pondrán a la venta los lingotes a toda la población. También se ha previsto que funcione como línea de crédito para adquirir una casa, un auto o un negocio. Sin embargo, dentro y fuera del país hay críticas.
El analista económico ecuatoriano Pablo Dávalos sostuvo que se evidencia que el gobierno venezolano carece de una política económica.

A su criterio, la ausencia de un plan claro termina con las certezas a nivel monetario a la población de ese país; permite el abastecimiento de productos de primera necesidad y no protege el ahorro a mediano y largo plazo.
Otro ejemplo de esta política equivocada, a criterio de Dávalos, es la intención de Maduro de retornar un cambio fijo de la moneda, pero en las actuales circunstancias hace que se “evaporen los ahorros” de los venezolanos.

Más de dos millones de ciudadanos han salido de ese país vendiendo todos sus bienes y gastando sus ahorros en búsqueda de un mejor futuro. Yuraime dejó todo para empezar a trabajar en Lima; ella debe reunir 100 soles, como 350 millones de bolívares, para enviar a su familia para que pueda mantenerse durante un mes. Pero conseguir esos 100 soles no es sencillo.

Por eso Francis admira a sus compatriotas que emigraron. “Ser extranjero no es fácil en ninguna parte mundo y es un proceso que se tiene que vivir desde la humildad y el agradecimiento del lugar que te da albergue”. (I)

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