Pablo Fajardo, abogado de los afectados por Texaco (Chevron), lamentó este lunes el dictamen de una corte de apelación de Nueva York favorable a la petrolera, pero aseguró que no claudicarán en su lucha por obtener justicia. 

El jurista explicó que la resolución emitida este lunes por el tribunal de apelaciones lo que hace es ratificar la sentencia del juez Lewis Kaplan, de marzo de 2014, que rechazaba una multa de $ 9.500 millones impuesta por la justicia ecuatoriana a la petrolera en 2011. "Kaplan tiene inversiones económicas en Chevron", aseguró. 

Fajardo sostuvo que la información técnica reveló que no existió ningún tipo de fraude por parte de los demandantes, sino más bien que el exjuez Alberto Bastidas fue sobornado por Chevron. 

"Este fallo judicial deja mucho que desear. Hemos presentado pruebas contundentes que demuestran que la sentencia de la corte ecuatoriana es legítima", sostuvo Fajardo en declaraciones a la Radio Pública. 

Según el laudo de la corte del Segundo Circuito, los demandantes no podrán cobrar la millonaria sentencia determinada por la justicia de Ecuador, reiteró el representante legal.

"Es lamentable que el segundo circuito no haya contemplado las pruebas suficientes que existen en el proceso sobre los hechos de fraude de Chevron", afirmó.

No obstante, reiteró que Ecuador apelará ante la Corte Suprema de los Estados Unidos.

El abogado de los afectados recalcó que el fallo de este lunes no impide que se pueda seguir ejecutando acciones de los procesos planteados en cortes de Canadá, Argentina y Brasil. "Han ganado batallas, pero no la guerra. Tenemos mucha esperanza, no claudicaremos jamás hasta que Chevron pague lo que debe". 

De su lado Humberto Piaguaje, coordinador de la Unión de Afectados y Afectadas por Texaco (Udapt), expresó su indignación. "Hemos visto cómo Chevron valiéndose de su poder hace lo que hace". Sin embargo, reiteró que permanecerán firmes y que seguirán con la lucha. 

Durante casi 30 que operó en la Amazonía, la empresa Texaco, fusionada a Chevron en 2001, derramó 16,8 millones de galones de petróleo en el ecosistema, vertió otros 18,5 mil millones de galones de aguas tóxicas en los suelos y ríos, y quemó al aire 235 mil millones de pies cúbicos de gas.

La explotación de hidrocarburos desde 1964 hasta 1992 sin cumplir las normas ambientales, dañó dos millones de hectáreas de la Amazonía ecuatoriana y afectó a miles de personas, quienes exigen indemnización desde hace años, aunque eso no compense todos los problemas ocasionados ni la pérdida de vidas, recoge una nota de Prensa Latina. 

Por su parte, la empresa estadounidense asegura que Texaco firmó un acuerdo en 1998 con Ecuador, después de una limpieza donde invirtió 40 millones de dólares, lo que le absuelve de responsabilidad.  (I)