La enfermedad de Parkinson (EP) es un trastorno neurodegenerativo crónico que conduce con el tiempo a una incapacidad progresiva. Representa el segundo trastorno neurodegenerativo más frecuente, situándose por detrás del Alzheimer.

El párkinson está extendido por todo el mundo y afecta a hombres y mujeres por igual, siendo usual que aparezca a partir del sexto decenio de vida. Existe una infrecuente variante precoz de esta dolencia que se manifiesta en edades inferiores a los 40 años.

El riesgo de desarrollar la enfermedad de Parkinson aumenta con la edad. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que considerando el incremento de la esperanza de vida, el número de personas afectadas alcanzará los 12 millones para 2030 a escala mundial.

El diagnóstico de esta enfermedad se basa en la presencia de características clínicas patonomónicas que incluyen: rigidez-temblor-akinesia-inestabilidad y en la ausencia de síntomas atípicos. Actualmente la identificación de marcadores biológicos que confirmen la existencia de la patología, se encuentra en investigación.

La enfermedad de Parkinson está comúnmente asociada a alteraciones motoras, pero también desencadena alteraciones en la función cognitiva, en el estado de ánimo y en la función autónoma.
El Hospital de Atención Integral del Adulto Mayor (HAIAM), en Quito, acogiéndose al planteamiento de la OMS que alienta al enfoque integral para el tratamiento de la enfermedad, presenta un programa asistencial específico para pacientes con párkinson.

El programa consiste en el manejo multidisciplinar con el apoyo de rehabilitación kinesiológica y foniátrica, para mantener la movilidad corporal y el habla, respectivamente; apoyo psicoterapéutico, para tratar la depresión asociada y terapia ocupacional para el fortalecimiento de la funcionalidad; logrando de esta forma un manejo integral a las personas que sufren de esta enfermedad.
Cabe mencionar que las causas de la enfermedad son aún desconocidas y no existe una forma de prevenirla.

En 2015 fueron evaluados, por primera vez, 199 pacientes con diagnóstico inicial de la enfermedad de Parkinson en el HAIAM; así mismo se realizaron 899 atenciones subsecuentes, de las que cabe destacar que 103 con presencia de diagnóstico de demencia asociada al párkinson. De ahí a la importancia de la valoración integral, multidisciplinar y colaborativa con otras instituciones a nivel público, como la Unidad de Neurología del Eugenio Espejo de Quito.

En el párkinson intervienen un amplio y variado abanico de síntomas, pero no todas las personas que conviven con la enfermedad los desarrollan; por otro lado, también depende de la etapa en la que se encuentren, ya que a medida que la enfermedad avanza puede aparecer nueva sintomatología.

Los síntomas motores —que afectan al movimiento— son los más frecuentes, y comúnmente denominados como cardinales: bradicinesia (lentitud de movimientos), rigidez, inestabilidad postural y temblor.

Aunque durante mucho tiempo los síntomas motores se han considerado fundamentales en la enfermedad, cada vez va cobrando más importancia la sintomatología no motora por el impacto que provoca en la vida diaria de las personas afectadas. Estas alertas son muy variadas y pueden aparecer en cualquier etapa, aunque cobran más relevancia en las más avanzadas.

Entre los síntomas no motores de la enfermedad se encuentran el estreñimiento, el exceso o ausencia de salivación, trastornos de la deglución (dificultad para tragar y disfagia), la apatía, depresión o el insomnio, entre muchos otros.

La Organización Mundial de la Salud declaró en 1997, el 11 de abril, Día Mundial del Parkinson, coincidiendo con el aniversario de nacimiento de James Parkinson, neurólogo británico que en 1817 descubrió lo que en aquel tiempo llamó parálisis agitante y que hoy conocemos como enfermedad de Parkinson. El HAIAM realizó una casa abierta dirigida a toda la comunidad y se dictó una charla magistral por medio de profesionales invitados para profundizar el tema. (I)