A Michael Phelps le quedan solo cuatro largos en su carrera, por lo menos si uno cree que, como dice, se va a retirar después de Londres 2012. Para el sábado, su recuento de medallas olímpicas estará probablemente en 22: una de esas estadísticas locas que quedan bien y, lo que es más importante, el resultado de un viaje deportivo increíble.
No veo que nadie pueda superar esa cifra.

La logró en tres Juegos Olímpicos. Para acumular un mayor número de medallas, uno tendría que ser también nadador, primero; y segundo, hacerlo a lo largo de cuatro ediciones de los Juegos, e incluso así sería casi imposible.

Ahora mismo Phelps ha alcanzado la velocidad de crucero en Londres. Solo tiene que nadar dos veces más: los 100 metros mariposa el viernes y presumiblemente el tramo de mariposa en el relevo de 4x100 metros estilos el sábado. Nadó las semifinales de los 100 metros mariposa el jueves, medio segundo más rápido que el siguiente, así que claramente está en buena forma.

Esa sonrisa en su cara después de los 200 metros estilos, señal de alivio por haber finalmente ganado una medalla de oro individual en estos Juegos, claramente decía algo más. Ahora sabe que hay una luz al final del túnel.

Pero al final del túnel también están las luces brillantes de Río de Janeiro. Y creo que Phelps probablemente se tomará un tiempo libre para relajarse, pero si es sensato hará un programa distinto para mantenerse en forma y es posible que lo veamos en los 100 metros mariposa en los Juegos Olímpicos de 2016. Si gana los 100 metros mariposa con claridad el viernes, puede mantenerse en forma para nadar esa prueba solamente: eso podría darle dos medallas de oro dentro de cuatro años, en la carrera individual y los relevos.

A Phelps le encanta batir récords, y va a ser él el que quiera ganar más medallas todavía a los 31 años. Eso es lo que yo creo que va a pasar. O eso, ¡o va a empezar a hacer tiro, que no es tan físico! ¡Pero lo vamos a ver en Río de alguna manera!

Estoy convencido de que los 200 metros estilos habrían sido otra carrera si Ryan Lochte, que tiene el récord del mundo en esa prueba, no hubiera nadado los 200 metros espalda para lograr el bronce 30 minutos antes. Yo personalmente habría preferido ganar una medalla de oro contra Phelps en la prueba de estilos, en la que Lochte logró la plata, y no habría competido en los 200 metros espalda directamente.

Si uno los mira a los dos y lo que han sido capaces de lograr hasta ahora en Londres, están básicamente empatados: los dos han ganado una medalla de oro individual, aunque creo que Phelps ganará otra el viernes. Pero yo dudaría en decir que me da lástima Ryan Lochte.

Al fin y al cabo, son dos tipos increíbles que están estableciendo nuevos parámetros al estar en la élite en tantas pruebas distintas. Necesitamos tomar distancia y mirar esto desde un punto de vista realista: hay muchos atletas en el mundo que sueñan con, aunque sea, llegar a los Juegos Olímpicos.

Y después de todo, otros ganaron las medallas que Phelps y Lochte no ganaron: esas también son historias excepcionales. El sudafricano Chad Le Clos, que tenía a Phelps como un ídolo, le ganó en los 200 metros mariposa de la misma manera que Phelps ganó al serbio Milorad Cavic hace cuatro años en los 100 metros mariposa. Lo mismo pasó con la forma en que los estadounidenses ganaron el oro en los 4x100 metros libres en 2008 por delante de los franceses. Los franceses lo recuperaron igual, remontando desde atrás, cuatro años más tarde. ¡Todo vuelve!