El primer ministro griego, Alexis Tsipras, remodeló ayer su gobierno tras las disidencias internas contra el acuerdo alcanzado con los acreedores y reemplazó a 10 miembros de su equipo. Los destituidos son los ministros y viceministros que en su mayoría votaron en contra de estas medidas que reformarán los sistemas de pensiones y elevarán los impuestos. Uno de ellos es el ministro de Energía, Panayotis Lafazanis. Tsipras colocó a Panos Skurletis, hasta ahora ministro de Trabajo, en el lugar de Lafazanis, quien en la votación de la madrugada del miércoles en el Parlamento fue uno de los 32 diputados de Syriza que votó en contra de las reformas, aprobación que era una condición previa para iniciar las negociaciones de un tercer rescate de la Unión Europea (UE). El portavoz del Ejecutivo, Gavriil Sakelaridis, fue nombrado uno de los portavoces del grupo oficialista parlamentario de Syriza, y será reemplazado en el anterior cargo por Olga Yerovasili. También fueron sustituidos los ministros adjuntos de Defensa, Kostas Ísijos, de Seguridad Social, Dimitris Stratulis y de Exteriores, Nikos Juntís. A diferencia de los dos primeros, quienes también votaron en contra del acuerdo, el tercero ya había dimitido de su escaño antes de la votación del miércoles. Previamente, los países de la UE dieron el visto bueno final a una financiación de urgencia de 7.160 millones de euros para Grecia, que estarán disponibles el lunes, anunció el vicepresidente de la Comisión Europea para el Euro, Valdis Dombrovskis. “Tenemos un acuerdo sobre la financiación puente para Grecia basado en un préstamo del Mecanismo Europeo de Estabilización Financiera (MEEF), un acuerdo que fue respaldado por los 28 Estados miembros de la Unión que evita que Grecia llegue a una suspensión de pagos inmediata”, indicó Dombrovskis. El acuerdo alcanzado en la zona euro es “duro” para los ciudadanos griegos, pero también para el resto de socios, que han prometido hasta 86.000 millones de euros, subrayó la canciller Angela Merkel en la sesión extraordinaria organizada en el Bundestag (Cámara Baja alemana), que aprobó el tercer rescate. Para la canciller, que ayer cumplió 61 años, este “último intento”, exige una “solidaridad sin precedentes” para unos y “exigencias sin precedentes” para los griegos, pero la alternativa, dejar caer a Grecia, hubiera producido un “caos” y hubiera sido “irresponsable”. El vicepresidente de la Comisión indicó que el préstamo del MEEF, un fondo que se nutre del presupuesto de la UE y que ya se utilizó en los rescates de Portugal e Irlanda, contará con dos garantías en caso de que Grecia no devuelva el dinero. Una está destinada a cubrir las pérdidas que podrían sufrir los países que no forman parte del euro, con los beneficios de las operaciones realizadas con bonos helenos en manos del Banco Central Europeo (BCE) y aquellos en poder de los Bancos Centrales de los socios de la eurozona en sus propios balances (ANFA). La otra garantía será que, en caso de que Atenas incumpla con la devolución del préstamo, no recibirá fondos comunitarios, según fuentes comunitarias, para compensar las pérdidas. (I) Habermas critica las políticas de Angela Merkel El intelectual alemán Jürgen Habermas acusó a la canciller alemana Angela Merkel de dejar al azar el futuro de la sociedad griega. El filósofo y sociólogo consideró que la postura de la líder conservadora durante las negociaciones para lograr el rescate se trató de un “acto de castigo” contra el premier Alexis Tsipras. “Me temo que el gobierno alemán, incluyendo a la facción social demócrata, apostó en una noche todo el capital político que Alemania había acumulado durante medio siglo”, declaró el intelectual al periódico inglés The Guardian. “Los gobiernos previos habían desplegado una mayor sensibilidad política y una mentalidad pos-nacional”. Habermas consideró que al amenazar a Grecia con una salida de la Eurozona en medio de las negociaciones, “Alemania se reveló como la jefa disciplinaria de Europa, y por primera vez abiertamente reclamó la hegemonía de su país en el continente”. El intelectual se mostró en contra del resultado de las negociaciones entre Grecia y los Estados miembros de la eurozona. “No tiene mucho sentido en términos económicos debido a la mezcla tóxica de las necesarias reformas estructurales de Estado y economía con más imposiciones neoliberales que desalentarán por completo a la exhausta población griega y su crecimiento”, dijo. “Forzar al gobierno heleno a acordar una privatización simbólica y económicamente cuestionable no puede ser entendida como otra cosa que un acto de castigo contra el gobierno izquierdista”. Habermas, en una serie de artículos se enfrentó con otro intelectual de izquierda alemán, Wolgan Streeck, quien identificó el tipo de federalismo europeo sostenido por Habermas como la raíz de la crisis. (I)