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El Telégrafo
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Macri presiona al Congreso para que apruebe pacto con 'holdouts'

El Frente para la Victoria estima que los buitres ganarán 1.100% sobre su inversión inicial en bonos en default comprados a precio de papel.
El Frente para la Victoria estima que los buitres ganarán 1.100% sobre su inversión inicial en bonos en default comprados a precio de papel.
Foto: Archivo
15 de marzo de 2016 - 00:00 - Marcelo Izquierdo, corresponsal en Argentina

Ajuste o hiperinflación. Esa es la opción que exhibe el gobierno de Mauricio Macri en caso de no aprobarse en el Congreso Nacional el acuerdo alcanzado con los ‘fondos buitre’. A ellos se les pagará $12.000 millones de la deuda en default.

El Mandatario estuvo el domingo por la noche en el programa La Cornisa, del Canal América TV. Cuando se le consultó hacia dónde iría el país en caso de no llegar a un acuerdo con los ‘holdouts’, fue directo: “A un ajuste. Ajuste o hiperinflación. No hay alternativa”.

La semana pasada el Gobierno logró en el plenario de comisiones de diputados un dictamen favorable al acuerdo con los ‘buitres’ con el apoyo -aunque con ‘disidencias’- de los bloques peronistas del Frente Renovador, del excandidato presidencial Sergio Massa y el sector Justicialista que lidera Diego Bossio, que se escindió el mes pasado del kirchnerista Frente para la Victoria. Hoy la cámara baja debe comenzar a debatir el acuerdo que prevé el millonario endeudamiento para el pago a los ‘holdouts’ previa derogación de las leyes Cerrojo y Pago Soberano aprobadas durante el anterior gobierno y que prohíben reabrir el proceso de canje de bonos tras la restructuración de la deuda de 2005 y 2010.

El macrismo cuenta con el apoyo de los dos bloques peronistas de Massa y Bossio: el Frente Renovador aportaría 37 votos y el bloque Justicialista 17, una cifra indispensable no solo para reunir el quórum sino para aprobar el proyecto. La alianza oficialista Cambiemos suma 89 representantes y necesita al menos 129 diputados para iniciar la discusión del acuerdo, al que se opone el kirchnerismo.

El comienzo del debate se produce días después de que la Corte de Apelaciones de Nueva York dispuso que la sentencia del juez Thomas Griesa que abrió la posibilidad de que Argentina cumpla sus pagos a los bonistas reestructurados, solo quedará efectiva cuando ese tribunal se pronuncie sobre las apelaciones efectuadas por los buitres.

El 2 de marzo pasado el juez Griesa dictó una sentencia que dejaría sin efecto los bloqueos que pesan sobre la Argentina si el país deroga las leyes Cerrojo y de Pago Soberano y cancela antes del 14 de abril los acuerdos firmados con los fondos especulativos.

“Es preocupante la decisión del segundo circuito de la Cámara de Apelaciones de Nueva York, que suspendió el levantamiento de las medidas cautelares dictadas por el juez Griesa -dijo Miguel Pichetto, jefe del bloque kirchnerista en el Senado-. Esta situación impacta de lleno en la negociación y las propuestas del gobierno argentino ya que la mencionada cámara retoma la jurisdicción ante la presentación de otros bonistas que no han ingresado a los acuerdos pautados por Griesa”.

El kirchnerismo y la izquierda con representación parlamentaria se oponen férreamente al acuerdo. “Es una de las emisiones más grandes de los últimos 20 años de un mercado emergente, y es todo para dárselo a los buitres”, dijo el diputado y exministro de Economía, Axel Kicillof. El Frente para la Victoria estima que los buitres ganarán 1.100% sobre su inversión inicial en bonos en default comprados a precio de papel.

Kicillof advirtió que el proyecto oficial abre las puertas a una nueva ola de juicios por parte del 93% de los bonistas que ingresó a los canjes de 2005 y de 2010 con quitas de hasta el 65%. Además –dijo- el acuerdo solo contempla a la mitad del 7% de los ‘holdouts’. “Ese otro 3,5% no sabemos en qué situación está. Hay un riesgo con ese 3,5% y uno mayor con el 93. Tenemos la Ley Cerrojo. Si uno del 93 dice que aceptó una quita tan grande porque me prometieron que no iban a pagar más y ahora pagamos mucho más... Ese es un tema flojo y no hay un solo dictamen de abogados”.

En concreto, el kirchnerismo teme que un bonista que ingresó a cualquiera de los dos canjes realizados por el kirchnerismo realice una demanda judicial ante cualquier juez del mundo para reclamar un tratamiento igualitario al dado a los buitres. Si el juez da lugar a la demanda, se sumarían el resto de los bonistas reestructurados y la pérdida para el país sería catastrófica. El macrismo sostiene que esa posibilidad es difícil, pero no está en grado de garantizar que no ocurra. De hecho, los buitres lograron que el juez de Nueva York Griesa diera lugar a su demanda.  

El kirchnerismo propuso pagar el equivalente a lo que abonó a quienes aceptaron el canje de 2005 y convocar a un referéndum popular vinculante -propuesto por la izquierda- para que el pueblo decida si acepta o rechaza el acuerdo. Además, en su dictamen de minoría, el Frente para la Victoria planteó concluir el proceso de reestructuración “con el fin de adecuar los servicios de dicha deuda a las posibilidades de pago del Estado nacional en el mediano y largo plazo”.

De pasar el filtro de diputados, la lucha se centrará en el Senado, donde se librará la verdadera batalla. Allí el peronismo cuenta con mayoría propia. Pero de los 40 senadores que hasta diciembre respaldaron al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, solo una decena sigue alineado con el kirchnerismo duro.

El resto responde a los gobernadores peronistas a los que el gobierno de Macri les prometió obras públicas a través de financiamiento externo post-default.

La alianza derechista Cambiemos solo cuenta con 16 senadores, por lo que la lucha estará centrada en convencer a los gobernadores de sumarse al acuerdo a pesar del rechazo del kirchnerismo puro. (I)

Los argentinos comen cada vez menos carne

Argentina es conocida como el país del asado y el bife de chorizo. Hay quienes se animan incluso a asegurar que en el país austral se come la mejor carne vacuna del mundo. Pero los argentinos están comiendo cada vez menos carne por el alza del 50% en el precio de los cortes más populares desde la asunción del presidente Mauricio Macri. La demanda bajó ya en lo que va del año el 9% en relación al promedio de 2015, según la cámara que reúne a los dueños de las carnicerías.

Ahora se cuida más el bolsillo. Ya no se compran los cortes más caros, como el lomo, el vacío, la nalga y el cuadril (con los que se hacen las famosas milanesas, o filetes empanizados) o el peceto. El kilo de todos estos cortes supera los 100 pesos ($ 6,40) y algunos como el peceto ya están en 165 pesos ($ 10,50), el doble de lo que costaban en noviembre pasado. En contraste, se venden los más económicos como el roastbeef, la bola de lomo y la carne picada común (mezclada con grasa), aseguró el vicepresidente de la Asociación de Propietarios de Carnicerías de la ciudad de Buenos Aires, Alberto Williams. Y agregó: “En los mostradores hay mucho lamento de personas que no llegan a comprar lo que necesitan. Las ventas bajaron”.

Las famosas barbacoas argentinas se hacen cada vez más intermitentes. En Buenos Aires, una ciudad que a juicio de muchos visitantes, huele a asado los fines de semanas, las pastas italianas le están ganando la carrera a la carne. Y los medios que han respaldado la campaña presidencial de la alianza Cambiemos hacen malabares para aliviar el enojo de los argentinos.

Hace unos días, en el sitio digital del diario Clarín, del poderoso grupo mediático homónimo que se enfrentó duramente al kirchnerismo, un titular llamó la atención de los internautas. En su sección Nuevos Hábitos, se leía “El bofe, un corte con mala prensa pero muy sabroso y nutritivo”.

El bofe es un corte barato y que históricamente han comido las mascotas en Argentina. Son los pulmones de los animales. Casi nadie los come en el país austral. Incluso la palabra ‘bofe’ se utiliza como sinónimo de feo o de mala calidad. La nota curiosamente desapareció rápido de la web, donde ya no se la encuentra. Pero algunos internautas con reflejos realizaron una captura del titular. El usuario Nicolorenzo1987 lo colgó en la web con la aclaración “Juro que esta es una nota de Clarín. No es joda”.

Los ravioles, los ñoquis y los tallarines –todos platos más económicos y de gran popularidad por la mayoritaria sangre italiana de los argentinos- comenzaron a suplantar el asado en la mesa familiar de los domingos. El pollo no parece una alternativa viable, ya que se estima que el kilo aumentó el 53%  en los últimos 3 meses. El cerdo –una carne de menor consumo- solo tuvo un incremento del 21%.

La Cámara de la Industria de Carnes divulgó un dato demoledor para el orgullo de los argentinos: El consumo de carne vacuna cayó a su nivel más bajo desde  2011: 54,6 kilos anuales por habitante. El consumo ha bajado mucho en los últimos tiempos, pero siempre se lo ha asociado a los hábitos más saludables que propician evitar las carnes rojas en la dieta. Ahora el motivo es otro: el precio de la carne está por las nubes.

El ministro de Agroindustria, Ricardo Buryaile, llegó a advertir días atrás que el consumidor debe “tomar conciencia” sobre el nivel de precios de la carne vacuna, “y si se tiene que abstener de consumir, lo haga”. (I)

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