El gobierno islamo-conservador turco prometió ayer reforzar las medidas de seguridad al día siguiente del atentado suicida atribuido al Estado Islámico (EI), que causó la muerte de al menos 32 personas en Suruc, cerca de la frontera con Siria. “Fue identificado un sospechoso. Se están verificando sus eventuales vínculos con el extranjero o en Turquía”, declaró ayer en Suruc el primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, que insistió en la pista del Estado Islámico. “La posibilidad más fuerte es que se trate de un atentado suicida vinculado a Daesh (acrónimo en árabe de Estado Islámico)”, afirmó el primer ministro. Por primera vez, la violencia de la guerra civil, que se desarrolla en Siria hace cuatro años, golpeó directamente a Turquía. El lunes, hacia el mediodía, el centro cultural de Suruc sufrió un atentado, cuyo objetivo era un grupo de jóvenes interesados en reconstruir la ciudad de Kobane, situada del otro lado de la frontera, destruida durante la batalla entre los milicianos kurdos y los yihadistas del EI. Las fotos de los cuerpos ensangrentados y destrozados de las víctimas del atentado ocupaban ayer la primera plana de todos los diarios turcos. Davutoglu dijo que el número de muertos se elevó de 31 a 32 y que todavía había 29 personas hospitalizadas. En los últimos meses, varios países aliados de Turquía acusaron reiteradamente a las autoridades turcas de no luchar de forma consecuente contra el Estado Islámico, e incluso algunos les atribuyen aportarle un apoyo discreto. Acusaciones que el Gobierno turco ha negado. (I)