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El Telégrafo
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Basha bazi: la esclavitud sexual de los hombres

En Kabul, generalmente los yihadistas secuestran a varones en su etapa adolescente y los convierten en esclavos sexuales. Cuando se cansan de ellos, los cambian por otros.
En Kabul, generalmente los yihadistas secuestran a varones en su etapa adolescente y los convierten en esclavos sexuales. Cuando se cansan de ellos, los cambian por otros.
Foto: dailymail.co.uk
09 de julio de 2017 - 00:00 - AFP

Jawid, listo para seducir, maquillado, con senos falsos y campanillas en los tobillos, da vueltas delante de espectadores en un subsuelo de Kabul, libre, convertido ahora en danzarín luego de ser esclavo sexual.

Sin educación, la danza le genera sus únicos ingresos. Cuando tenía 14 años un excomandante yihadista de Shomalli, en el norte de Kabul, lo secuestró para hacerlo su basha.

Cuatro años después el comandante lo reemplazó por un nuevo esclavo, más joven, y ‘regaló’ a Jawid a otro jefe.

Pero el muchacho logró escaparse una noche, aprovechando el caos creado por una pelea armada en una boda a la que su ‘dueño’ lo había llevado para distraer a los invitados.

“Las peleas empezaban generalmente para saber quién me llevaría luego de la fiesta”, recordó Jawid, de 19 años, quien pidió que no se revelara su verdadera identidad.

Basha bazi, que significa ‘jugar con los muchachos’ en dari, es simplemente la violación de adolescentes reducidos al estado de esclavos sexuales.

Sin apoyo ni legislación para protegerlos, los que escapan de esta tradición afgana están a menudo obligados a vivir escondidos si escapan a sus ‘dueños’ o a prostituirse para sobrevivir.

“Vístete de mujer”

En la sociedad afgana conservadora y segregada entre géneros, el basha bazi no está asociado con la homosexualidad, prohibida por el islam, ni incluso a la pedofilia. Poseer muchachos jóvenes es una manera de afianzar su poder en algunos sectores de la población, como en otros mostrar una bella esposa.

Gul, de 15 años, fracasó 2 veces en su intento de huir. Logró hacerlo la tercera vez tras permanecer cautivo durante 3 meses en un puesto policial del distrito de Nad Ali en Helmand (sur). Vive ahora aterrorizado, paralizado con la idea de ser secuestrado nuevamente.

Sus padres y hermanos también tuvieron que abandonar su hogar por miedo a que el comandante que lo había secuestrado regrese para reclamarlo.

“Vístete de mujer, me decía el comandante del puesto”, con maquillaje y campanillas en los tobillos, cuenta Gul, contactado por teléfono por AFP. “No quiero volver a esa vida”.

Gul era uno de los 3 bashas del puesto. Pero, insiste, los policías seguían a la búsqueda de nuevas víctimas, generalmente sustraídas a las familias pobres.

A veces, la única solución para las víctimas es sellar acuerdos con los talibanes que en el pasado reclutaron jóvenes ávidos de venganza para llevar a cabo ataques contra los puestos de Policía, como lo reveló AFP el año pasado.

“Salven a mi hijo”

A diferencia de muchos, Gul tuvo la suerte de que su familia no lo rechazara.

“El honor familiar es como un vaso con agua, la menor suciedad la mancha íntegramente”, explicó Aimal, otro ex basha, abandonado por sus padres y que hoy tiene 30 años. “Si hubiese sido una mujer ni siquiera estaría vivo”.

Incluso los progenitores mejor intencionados quedan sumidos en la vergüenza cuando llevan a sus vástagos heridos al médico. “Cada vez más progenitores llevan a sus hijos balbuceando que tienen problemas intestinales”, cuenta un cirujano de Helmand, provincia en la que este fenómeno está muy presente.

“Pero el examen muestra que esos niños fueron violados y que necesitan ser cosidos. Los padres estallan entonces en llanto y suplican: ‘No queremos que se sepa, pero salve a nuestro hijo’”.

Su testimonio corrobora el de otros 2 médicos, quienes pidieron el anonimato.

Aimal, que utiliza este seudónimo porque no quiere revelar su identidad, fue liberado cuando empezó a tener barba, luego de años de esclavitud al servicio de un comandante yihadista en la provincia de Balj (norte).

Instalado ahora en Kabul, milita contra la práctica basha bazi y por la protección de las víctimas. Explicó que no quería terminar a su vez como predador, como sucede con muchos ex bashas.

Por primera vez, este año el presidente Ashraf Ghani propuso sancionar la práctica enmendando el código penal, pero el Gobierno no anuncia aún un calendario para su implementación.

En febrero, las autoridades allanaron una fiesta basha bazi en pleno Kabul. No detuvieron a los organizadores, pero sí a los jóvenes bailarines, indicaron 2 testigos.

Datos

- Los propios agentes de la Policía, quienes deberían castigar a los criminales, son quienes secuestran a los menores.

- El basha bazi no es considerada una conducta homosexual ni una contraria al islam.

- Si los familiares del niño o adolescente secuestrado lo rescatan, deben huir de su pueblo, pues sus captores lo buscarán.

- Muchos padres han optado por vestir a sus hijos con ropajes sucios para evitar la atención de los ‘agentes’. (I)

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