Pese a que nuestro cuerpo ha cambiado mucho a lo largo de millones de años de evolución, es nuestro cerebro el que dio un enorme salto cualitativo. Pero no apareció de la nada: al igual que las capas geológicas del planeta, el cerebro humano está formado hoy por capas que habrían ido evolucionando y acumulándose sobre la base de cerebros más primitivos. Según la teoría del ‘cerebro triuno’ propuesta por el neurólogo Paul McLean, la parte más primitiva y profunda de nuestro cerebro se remonta a más de 200 millones de años, y fue heredado de nuestros ancestros reptiles, por eso se lo conoce como ‘reptílico’. Es la parte que hasta hoy se encarga de los instintos básicos de supervivencia, la huida o el ataque, el deseo sexual y la búsqueda de comida. Además controla la respiración y el ritmo cardíaco. Sobre él se encuentra el cerebro medio o sistema límbico, el segundo en nuestra etapa de evolución, que apareció hace unos 100 millones de años con los primeros mamíferos. En él se encuentran las respuestas emocionales como el temor o la agresión. Con los primates compartimos sentimientos como temor, angustia, miedo, y alegría. Y finalmente, por encima de los dos anteriores, está el neocórtex, la capa evolutivamente más moderna, con una especialización para el lenguaje, la visión, la audición, los sentimientos, la memoria y el razonamiento, la moral y la vida en sociedad. Allí reside todo lo que constituye la esencia del ser humano. El por qué nuestro cerebro se desarrolló de esta manera única en la naturaleza sigue en debate, pero hay acuerdo en que hubo un momento clave en la evolución de los homínidos: caminar erguido. El ponerse de pie obligó a nuestro cuerpo a reorganizar sus miembros, entre ellos la laringe que al ubicarse más abajo, nos permitió empezar a hablar. Pero además, al tener las manos libres mejoramos la habilidad para defendernos, fabricar armas para cazar, y logramos fabricar herramientas. Esta posición le llevaría a través de sucesivas mutaciones genéticas a generar nuevas especies que iban cambiando físicamente y aumentaban su inteligencia. Hace pocos meses se identificó un gen –se llama ARHGAP11B- que sería responsable de que las células del cortex se hayan multiplicado a toda velocidad. Si primero fue el gen mutante, o caminar en dos patas, aún no está claro; lo cierto es que desde la aparición del genero Homo nuestra capacidad cerebral se duplicó. Se cree que hace 200 mil años los homo sapiens tenían un potencial intelectual equivalente al actual, pero para activarlo tardarían otras decenas de miles de años. El arte apareció en las cuevas en las que habitaba el hombre hace 40 mil años con la pintura rupestre y la escritura hace apenas 5 mil en Sumeria. Y con toda seguridad el futuro nos verá evolucionar aún más rápidamente, y algún día estaremos estudiando la historia evolutiva de otros planetas. (I)