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Los medios y la desinformación

Los medios y la desinformación
30 de noviembre de 2015 - 00:00 - María del Pilar Cobo, Correctora de textos y lexicógrafa

Los medios de comunicación, son, como su nombre lo indica, el canal a través del cual el receptor recibe un mensaje. Los medios transmiten los hechos, dan al lector o al espectador esa imagen o esa noticia precisa sobre lo que está sucediendo. El problema ocurre cuando estos medios, cuyo papel es transmitir los hechos así como ocurren, muestran al receptor una imagen equivocada y sesgada de la realidad. Estamos todo el tiempo abocados a lo que nos dicen los medios, gracias a ellos podemos enterarnos de lo que ocurre, acercarnos a las realidades. Mediante la palabra escrita o la imagen (que también es lenguaje) podemos palpar los mundos que muchas veces nos son ajenos. Pero ¿en realidad esas palabras o esas imágenes nos transmiten la realidad? ¿De verdad nos sirven para que seamos capaces de establecer nuestros propios criterios acerca de lo que sucede a nuestro alrededor?

Las palabras son las principales armas de quienes trabajan en los medios. Aquellas que el comunicador decida usar son las que configurarán la realidad del receptor, que muchas veces cree a pie juntillas todo lo que se le dice, sin contrastar ni dudar. Basta mirar, por ejemplo, los diarios de nuestro país. Pueden existir tantas versiones de la realidad como medios existen. Cada uno utiliza las palabras a su conveniencia para mostrarnos los hechos que les interesa que el lector sepa. Estos días ha ocurrido eso en lo relacionado con los atentados de París y los bombardeos a Siria (y toda la parafernalia que todos los grupos y todos los implicados arman alrededor de estos hechos). Los medios se han valido de palabras maniqueas no con la intención de que el lector establezca su propio criterio al respecto, sino para convencerlo de que lo que dice el medio (y los intereses que defiende) es lo verdadero. Es triste evidenciar cómo se juega con el lector ingenuo y poco curioso.

Otro hecho en el que podemos ver esta división a conveniencia es en las recientes elecciones argentinas. No hay medio que se haya salvado de reflejar su posición política acerca de si ‘la derecha’ gana, la ‘izquierda’ pierde o lo que sea. También se evidencia esto en las fuentes que los medios deciden utilizar, en los expertos que consultan, en el extracto de la frase que se destaca, extracto muchas veces sacado de contexto. Y esto pasa también, a diario e impunemente, en la política de nuestro país. Y también se muestra en aquello que se decide callar. Es una lástima que los medios, en general (seguramente habrá alguno que se salve), manipulen la información. Es muy triste que lo que se evidencia no sea el deseo de informar y ser, en efecto, un ‘medio’ de comunicación, sino que se hagan patentes los intereses de sus dueños. Los receptores de esa información (o desinformación) terminan siendo los títeres de intereses perversos.

Para evitar esto, la mejor arma del lector es ser perspicaz; recurrir a varias fuentes, a la historia, al diálogo. Si somos conscientes de que los hechos son manipulados por los medios, debemos buscar nuestros propios medios, estar pendientes de la realidad, contrastar, criticar, crear y, sobre todo, dialogar y estar abiertos a lo que tienen que decirnos todas las partes implicadas en los hechos.

Apuntes de gramática y ortografía

La expresión anti Estado Islámico se escribe con el prefijo anti separado y sin guion. Medios de comunicación han publicado frases como “Los aviones británicos participan en la operación de la coalición internacional anti-Estado Islámico en Irak”. La norma es que los prefijos se escriban unidos a la base a la que afectan, pero si se trata de bases pluriverbales (varias palabras con un significado unitario), deben separarse.

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