Ya pasaron dos años desde que el músico ecuatoriano Juan Miguel Marín radicado en Nueva York recaudara los $ 31.500 que permitieron completar el concierto-documental La Casa del Ritmo a film about Los Amigos Invisibles, dirigido por el también ecuatoriano Javier Andrade. Desde enero 21 hasta febrero 20 de 2011, vía Internet, Marín sobrepasó la meta autoimpuesta de $ 30.000 para así filmar a Los Amigos Invisibles, banda venezolana que celebraba sus 20 años de trayectoria, en su concierto del 11 de marzo de 2011 en el Highline Ballroom de Nueva York. El resultado de las aportaciones de 599 personas, de localidades tan diversas como Venezuela, España, Suiza, Australia, EE.UU., Ecuador, Chile, Perú y Francia, fue una película concierto, intercalada con entrevistas de los integrantes de la banda y sus principales productores, hecha por fanáticos para los fanáticos. Además todos los derechos sobre el filme fueron otorgados a Los Amigos Invisibles, ya que la filmación era la mejor manera que encontraron sus seguidores para homenajearlos por 20 años de trayectoria. Nada más que eso, la historia de amor entre los fanáticos por la música de su banda predilecta y a la par quienes conforman esa agrupación contando sus inicios y el proceso que implica cada lanzamiento de un tema musical o un álbum. Falso, la fotografía y la sensibilidad que le imprime Javier Andrade quien también es músico, generan un halo de empatía entre músicos retratados en y espectadores de La Casa del Ritmo a film about Los Amigos Invisibles todo sumergido en una textura de cine de los sesenta, en el que predominan los tonos sepia y uno que otro color estruendoso. Fue la intro de esta película que Marín y Andrade publicaron en Vimeo lo que llevó a múltiples personas a dar su aporte monetario para cumplir con la filmación y posproducción completa del documental. Fuera de ello, esa intro está cargada de las declaraciones de los caraqueños Juan Manuel Roura (baterista de 41 años), Armando Figueredo (tecladista de 36 años), José Rafael Torres (bajista de 36 años), José Luis Pardo (guitarrista de 38 años) y Julio César Briceño Irisarri (cantante de 39 años) sobre cómo llegaron a la música y cuáles fueron los orígenes de su banda desde las historias separadas, pero entrelazadas, de proyectos como Glass y Trucos. Al igual que lo hace Pardo, más conocido como “Cheo” o “DJ Afro”, uno se pregunta qué hubiese pasado si su padre le hubiese comprado el disco de Génesis y no Purple Rain de Prince, luego de aquel corte de pelo cuando tenía entre 11 y 13 años, o si no fuera cierto lo que revela Roura, mejor conocido como “Mamel”, de que él solo ha tocado con un cantante, “Chulius”, Briceño. En sus 20 años de trabajo conjunto los seis músicos que integran Los Amigos Invisibles han demostrado ser los ejes de una de las bandas independientes autosustentables y que más trabajan en el medio musical, lo que se puede comprobar en parte en el documental. Esto se da porque el filme solo contiene la filmación del concierto de 2011, en Nueva York, que por supuesto puso a bailar a los ahí presentes, como es la costumbre de Los Amigos Invisibles, y a más de un asistente al cine lo hará mover los pies y rodillas al ritmo de la banda, complementada con entrevistas de los integrantes de la banda y los productores David Byrne y Yale Evelev, ambos de Luaka Bop records. Faltan declaraciones de los públicos de los músicos en Venezuela y en Nueva York y talvez las de periodistas y críticos de música, o melómanos, que den un mayor sentido de la importancia que han cobrado Los Amigos Invisibles desde su creación en Caracas hasta su paso por Nueva York, para crecer musicalmente. Tanto como lo estuvo en el tráiler oficial y en el teaser que se hicieron públicos por Internet, La Casa del Ritmo a film about Los Amigos Invisibles reproduce el éxtasis que se vive al escuchar en vivo a una banda latinoamericana reconocida en el mundo. Los seis caraqueños ofrecen un son ido que comparte intensamente elementos del soul, funk, disco y acid jazz, además de que su especialidad siempre ha sido dejar al público bailando. En su crítica sobre La Casa del Ritmo a film about Los Amigos Invisibles, Russ Slater de www.soundsandcolours.com deja asentado que a pesar de liberarse en sus números que involucran el disco y hacer resonar los escenarios con los brillantes ritmos del latin house, de vez en cuando, la banda posee una marca de funk propia que es un poco más ruda de lo que su presencia cinematográfica sugiere. “Más que Scissor Sisters o Jamiroquai, su sonido usualmente posee la indomable calidad de los jóvenes Red Hot Chili Peppers o Café Tacvba, con una variedad en su ensamble que deja apenas un momento para descansar”, añade Slater. Éxitos como Cuchi Cuchi, Una Disco Llena, All Day Today y Esto es lo que hay (su gran tonada en clave Salsa), reproducidos durante el concierto-documental, demuestran cómo y por qué Los Amigos Invisibles han conseguido la popularidad que tienen. Ya viendo los elementos semánticos por otro lado, hay que destacar que el proceso de producción del filme tiene otra importante connotación para los latinoamericanos, demuestra la siempre existente conexión musical-cultural entre países sudamericanos, sobre todo los de la Comunidad Andina de Naciones. A la par, debido a los personajes retratados en la gran pantalla, se aprecia la simbiosis, algo suelta en realidad, entre dos gran metrópolis e importantes capitales del mundo, la cuna del Libertador Simón Bolívar, Caracas, eje de un nuevo modelo político latinoamericano, y Nueva York, sede de la ONU y punto de confluencia de las múltiples etnias y culturas mundiales que forman lo que desde el siglo XX se reconoce como Estados Unidos de América. Ver en cámara los rituales pre concierto de Los Amigos Invisibles y la euforia que su música causa en los asistentes a uno de sus conciertos pone en perspectiva la historia que los mismo músicos reconstruyen sobre su llegada a los principales lugares de la industria musical. Sin desmerecer tampoco, el cómo la toma del concierto en Nueva York ilustra las palabras de David Byrne sobre el sonido y la calidad musical de la banda integrada por seis caraqueños. Lastimosamente, La Casa del Ritmo a film about Los Amigos Invisibles no alcanza a esbozar la importancia de Caracas en la trayectoria de Los Amigos Invisibles. El filme ideado por Juan Miguel Marín ha sido estrenado a nivel mundial en el Miami International Film Festival, a nivel sudamericano en el Bafici, a nivel ecuatoriano en los EDOC 2012, y en Venezuela en el Festival del Cine Venezolano en Mérida. Esa última exhibición fue en mayo de 2012 y aunque el documental ha hecho mucho ruido mediático en la Web y en redes internacionales de noticias y entretenimiento, poco se ha vuelto a saber de él desde que, a través de Warner Channel, quienes acceden a programación pagada podían apreciar su tráiler oficial. Acá en Ecuador, no solo porque algunos participaron en la financiación de la película o porque su director y productor sean músicos nacionales, se espera verlo de nuevo y aún se guarda buen material de su campaña de difusión y recorrido por festivales en diferentes sitios web como Radio Cocoa. FICHA TÉCNICA Nombre completo: La Casa del Ritmo a film about Los Amigos InvisiblesProducción: Catalina Kulczar-Marín, Juan Miguel Marín, Punk S.A., Gozadera RecordsDirección de fotografía: Catalina Kulczar-Marín, Javier Andrade