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Poesía

Leonardo Boix, un escritor que nada en la poesía

Leonardo Boix, un escritor que nada en la poesía
16 de mayo de 2016 - 00:00 - Marcelo Izquierdo, corresponsal en Argentina

El periodista y escritor Leonardo Boix (Buenos Aires, 1975) transforma el agua en poesía en su nuevo libro Mar de Noche que acaba de lanzarse en la capital argentina. “El agua es democrática, todos somos iguales” en ella, dice Boix. En el libro “quería recuperar vivencias fundamentales” que tienen que ver con la vida de inmigrante en Londres, donde reside desde 1997, “y transformarlas en poesía”, dice el corresponsal de EL TELÉGRAFO en la capital británica, de visita en Buenos Aires, en coincidencia con la Feria del Libro.

¿Por qué Mar de noche?

El título se refiere al tema central que cruza de algún modo todos los poemas, cuentos cortos y viñetas que incluí en el libro. Se trata de una obra lírica en la que el agua, lo marino, los animales subacuáticos y la natación me sirvieron para hablar sobre temas tal vez más universales como la creación (del mundo, literaria, de la poesía), las relaciones humanas (de pareja, familiares), el exilio, los ciclos de la vida y de la memoria. Es un libro dividido en cinco secciones bien definidas, y que surgió a partir de experiencias en el mar, una especie de génesis de mi mundo interno. Incorporo elementos de fauna marina, de escenarios a los que estoy acostumbrado y que reconozco en mi vida diaria. Soy un nadador aficionado desde hace años. Paso bastante tiempo al año en un pueblo al sudeste de Inglaterra llamado Deal, un sitio histórico frente al mar donde desembarcó Julio César cuando invadió las islas británicas en el 55 a. C. Se encuentra frente al Canal de la Mancha, y muy cerca de los acantilados de Dover, sitios emblemáticos de Inglaterra. En Londres, donde vivo desde 1997, también suelo nadar a diario, pero en una piscina del este de la ciudad que fue recuperada tras el abandono que vivió durante el gobierno conservador de Margaret Thatcher. Mar de noche busca capturar esas experiencias que para mí tienen una lógica interna, que pueblan mi vida de inmigrante en este país. En el agua el mundo se ve desde otro lado, la respiración cambia, el ritmo es diferente. El agua es democrática, todos somos iguales. Quería recuperar esas vivencias fundamentales para mí, y transformarlas en poesía.

¿Tu libro se inspiró en un hecho revelador o fue la suma de varias experiencias?

En julio pasado con mi pareja y unos amigos decidimos meternos a nadar una noche de verano en el Canal de la Mancha, con el mar helado. Era una noche tranquila, sin viento. Había una luna enorme. Y esa fue una experiencia reveladora. De ahí en más la estructura del libro me vino muy rápido, los poemas y cuentos comenzaron a tener una lógica y una razón.

En los últimos años te inclinaste más por la poesía que por las novelas...

La poesía es un espacio de trabajo fino con la palabra. Desde hace años me fascina ese hilado más precioso del lenguaje. Tal vez la experiencia de vivir en un país donde se habla otra lengua reforzó esa necesidad de explorar mi idioma desde un lugar diferente, con mayor detenimiento. Además de ser poeta y escritor, soy periodista y corresponsal en Londres desde hace años, cubriendo temas desde política y medio ambiente, hasta cultura, deportes y realeza. Son dos mundos muy distintos, pero que en mi caso se informan el uno al otro. Pasar de esos registros tan diferentes de escritura me permite explorar aspectos como la forma, la estructura interna y las voces en la narración. Tengo dos novelas que escribí hace ya años (Vestido pájaro y Vedette), pero las considero largos poemas en prosa, ambas con un lenguaje muy lírico.

En mi primer poemario (Un lugar propio, Letras del Sur Ed., 2015) trabajé el tema del sitio de pertenencia, el lugar de origen y también de destino. Fue una especie de autobiografía en versos, con poemas muy narrativos y que evocaban mi vida en Argentina, pero también en Inglaterra. Algunos incluso trataban sobre temas que cubrí como periodista, desde la Guerra de las Malvinas y sus consecuencias, hasta la dictadura argentina de los setenta, pasando por la llegada de los conservadores al gobierno británico. En mis poemas más recientes estoy explorando además esa delgada línea entre el poema en prosa, el cuento corto y el poema en verso. Me gusta jugar con aspectos formales, ver qué pasa en la página, cómo se ve el poema, dónde y por qué termina un verso, qué genera visualmente. La musicalidad también está muy presente. El lenguaje poético me permite hacer esto, tal vez más que la novela o la escritura periodística, en la que imperan otros códigos y parámetros.

Hace años que vivís en Londres. ¿Escribís tus poemas en español o en inglés?

Cuando llegué a Londres no hablaba casi una palabra de inglés. Me costaba mucho entender el idioma, solo escribía y leía en español. Pero rápidamente comencé a estudiar esa lengua, y leer mucho en inglés. Todo lo que caía en mis manos lo leía, desde periódicos y ensayos, hasta novelas, poesía y autobiografías. Desde hace 2 años y gracias a un trabajo intenso con la editora británica Nathalie Teitler me animé a escribir poesía también en inglés. Ahora podría decir que soy un autor bilingüe. Justamente acabo de leer un libro de la autora Sylvia Molloy (Vivir entre lenguas), en el que la escritora argentina habla de esto mismo.

Ser bilingüe y navegar varios idiomas, moverse entre lenguas, cruzar culturas a partir de la palabra, tanto escrita como oral. Ella incluso se anima a decir que el reemplazo de un idioma por otro nunca queda exento de melancolía. Escribir ‘como en traducción’, transformando lo que podría percibirse como falla en ventaja.

Y en esa dualidad lingüística, ¿cómo aprendiste a moverte entre dos orillas enfrentadas?

Me di cuenta de que si escribía solo en español dejaba fuera toda otra parte de mi vida. Imagino a mi lector en español principalmente en América Latina. Pero tengo una vida que armé en Inglaterra y me gusta que mis amigos ingleses puedan leerme también. Además, y como inmigrante, tengo una voz particular en el lugar donde vivo. Aunque no conozca todas las palabras que existen en inglés, exploro variaciones con aquellas que sí conozco. Incluso incorporo palabras en español cuando escribo en inglés, como un guiño para dejar en claro mi procedencia, no esconderla. De algún modo en inglés el idioma está fuera de mí, es externo, y eso me permite una distancia justa para trabajar la palabra, moldearla. Como una escultura. En español siento que la lengua está muy internalizada, me remite al pasado, a experiencias de la infancia o la adolescencia, a palabras que escucho cada vez que viajo a Argentina o a algún otro país de América Latina. Escribir poesía en dos idiomas me permite hablar de un mismo tema desde dos lugares distintos, desde dos orillas casi opuestas. Es reflejo también de las contradicciones y complejidades de ser bilingüe. Es un desafío grande, un riesgo, pero que disfruto mucho.

Sin embargo, elegiste publicar en español.

En español publico porque es mi lengua madre, y porque no quiero olvidar mis raíces, mi cultura, de dónde vengo. El español me vincula con el país donde nací, donde tengo muchos amigos y donde enterré a seres queridos. Es la lengua del afecto, de lo filial, de la memoria. El inglés es el presente, la aventura, el desafío a futuro. Quiero mantener los dos espacios, las dos lenguas por que ambas me definen ahora.

¿Hay diferencias literarias entre los dos idiomas? ¿Cuál de los dos es más poético?

El inglés lo encuentro un idioma más pragmático, tiene menos palabras y es más preciso. En español a veces necesito más palabras, más giros para decir lo mismo, para explicar un mismo hecho. De todos modos, los dos son idiomas muy poéticos. Este año justamente se cumplieron 400 años de la muerte tanto de William Shakespeare como de Miguel de Cervantes, dos gigantes de la literatura universal. Es fantástico y un dato para mí nada menor, ya que los dos en su lengua ayudaron a crear dos idiomas que hoy utilizo a diario para escribir poesía, para transitarlos y experimentar con la palabra.

Tu obra te permitió participar en el premio The Complete Works III. Es un privilegio para un autor latinoamericano...

Sí, el mes pasado fui seleccionado junto a otros diez poetas y escritores (de un total de casi 100 autores de habla inglesa de origen étnico) para este premio, un programa de mentorías que culminará en 2017 con la publicación de una antología editada por el sello inglés Bloodaxe, de gran trayectoria en el mundo de la poesía contemporánea inglesa. Fue un honor haber sido elegido, ya que en la historia del premio soy el único latinoamericano. Se trata de un premio que incluye clases maestras con autores ingleses destacados, seminarios, recitales públicos, giras internacionales y el trabajo personalizado junto a un escritor o poeta que elige cada uno de los ganadores. Yo elegí a Mimi Khalvati, a quien respeto y admiro en igual medida. En la versión pasada de The Complete Works hubo poetas como Sarah Howe, última ganadora del premio T. S. Eliot, o Mona Arshi, del Forward Prize, ambos galardones literarios muy prestigiosos en Inglaterra.

Cuando un escritor termina un libro, se crea un vacío que lo obliga a mirar hacia adelante. ¿Ya estás diagramando nuevos proyectos?

Estoy trabajando en un libro de poesía y cuentos cortos en inglés basado enteramente en la obra del artista renacentista Jerónimo Bosch, también conocido como El Bosco (1450-1516). Escribí poemas inspirándome en sus cuadros más populares, como ‘El jardín de las delicias’, ‘Los siete pecados capitales’ o ‘El prestidigitador’. Trabajo con cuadros enteros o con partes de sus cuadros, en su biografía (se sabe muy poco sobre el artista), en su ciudad natal de ’s-Hertogenbosch (Bolduque), en Holanda. Siempre me llamó la atención su obra, cuán surrealista, oscura y extraña era. Su lenguaje visual de inmediato me sirvió para explorar temas que tienen que ver con mi propia vida y la de mi país, aspectos como la violencia, la tortura, la pasión, la naturaleza, la extrañeza. Es la excusa perfecta para escribir de forma experimental, sin dejar de contar mi propia historia. Es un libro en el que exploro mucho cuestiones formales, visuales, donde mezclo lenguas y donde utilizo distintas voces. Además comparto el mismo apellido (Boix o Bosch) y justamente este año se cumplieron 500 años de su muerte. Hay bastantes coincidencias que no quería pasar por alto. Es un proyecto que me atrapa mucho y en el que vengo trabajando desde principios del año.

¿Tendremos una edición en español?

Tal vez, pero no será una traducción lineal del inglés, sino más bien una versión distinta, desemejante, otro experimento del lenguaje.

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