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La subordinación de modos

Muchas veces hemos escuchado (o dicho) frases como: ‘No me afecta lo que dice, sino cómo lo dice’, y es ese ‘cómo’ lo que determina la afectación. En el caso de los verbos sucede lo mismo, ese ‘cómo verbal’ se conoce como modo. El modo en que está expresado un verbo nos indica si lo que sucede es real o imaginado; si estamos dando una orden, expresando un deseo o llevando a cabo una acción. Los modos verbales del español son tres: indicativo, subjuntivo e imperativo. El indicativo es el modo de lo real: ‘Salen a las tres’. El subjuntivo es el modo de lo deseado: ‘Ojalá salieran a las tres’. El imperativo, en cambio, se usa para dar una orden: ‘Salgan a las tres’. Como vemos, no es complicado diferenciar entre estos modos, pero lo que sí puede resultar difícil es la manera de combinar el indicativo y el subjuntivo en oraciones subordinadas de relativo. De eso hablaré en la columna de hoy.

En primer lugar, recordemos que estas oraciones subordinadas se construyen con pronombres relativos (que, quien, cual y cuyo). Cuando las construimos no siempre es necesario que uno de los verbos esté en indicativo y el otro en subjuntivo. Si el grupo nominal al que precede el pronombre relativo tiene un verbo en indicativo, nos referimos a algo específico: ‘Quiero el jugo que está helado’. Si el verbo está en subjuntivo, la referencia no es específica: ‘Quiero un jugo que esté helado’. En el primer caso, vemos cómo el hablante se refiere a un jugo determinado, mientras en el segundo caso se refiere a un jugo cualquiera, siempre y cuando cumpla la condición que se exige.

La Gramática de la RAE indica que el modo subordinado puede ser dependiente o independiente. Si es dependiente, necesita de ‘inductores’ como quizá, ojalá, con tal de que, etc. Si es independiente no necesita de un inductor, por ejemplo: ‘Quisiera tomar un jugo’. En cuanto a la dependencia y la obligatoriedad de modos, la RAE especifica tres casos: en primer lugar cuando el subjuntivo es dependiente y obligatorio, es decir no podemos alternar con el indicativo. Por ejemplo: ‘Quiero un jugo que esté helado’. En este caso, no es posible decir ‘Quiero un jugo que está helado’, pues el subjuntivo es obligatorio

Otro caso tiene que ver con el subjuntivo dependiente y no obligatorio: ‘Busco un jugo que está (esté) helado’. Aquí, se puede recurrir al indicativo o al subjuntivo, dependiendo de si el referente es específico o no. Por último, tenemos el caso del indicativo obligatorio y dependiente: ‘Tomé un jugo que estuvo helado’. Sería incorrecto usar el subjuntivo en esta oración (‘Tomé un jugo que estuviera helado’). Aunque parece complicado, la buena noticia es que el dios de las palabras siempre nos envía señales para saber cuándo está bien usado un modo y cuándo no, solo es cuestión de poner atención.

Apuntes de gramática y ortografía

1. Error común que genera conictos es confundir: Lo “bimensual” sucede dos veces al mes y lo “b  mestral” una vez cada dos meses.

2. ¡La hora del modismo! Mucho cuidado si te dicen “bocaán”, en España signica, “mentiroso”.

3. Es “echar ”, no “hechar ”. Es “voy a ver”, no “voy haber”.

* Profesora de Redacción, lexicógrafa y correctora de textos. Máster en Edición de la U. de Salamanca, Magíster en Lexicograa Hispánica de la Escuela de Lexicograa Hispánica de la RAE, ex becaria de la Academia Ecuatoriana de la Lengua y ha colaborado en varios proyectos lexicográcos. Miembro fundadora de la Asociación de Correctores de Textos de Ecuador (Acorte). Preguntas y sugerencias: [email protected]

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