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Música

El Flamenco (II)

El Flamenco (II)
08 de diciembre de 2014 - 00:00 - Freddy Russo, Musicólogo ecuatoriano

Segundo período, época de la ópera flamenca

 

Comprendido entre 1920 hasta 1936, el desarrollo del flamenco estuvo marcado por tres acontecimientos importantes:

 

1. Federico García Lorca da una charla en el Centro Artístico de Granada el 19 de febrero de 1922 sobre la “Importancia histórico-artística del primitivo canto andaluz llamado ‘cante jondo’”, que se define como un grupo de canciones andaluzas, cuyo tipo genuino y perfecto es la seguiriya gitana, de las que se derivan otras canciones aún conservadas por el pueblo, como los polos, martinetes, carceleras y soleares. De igual modo, las coplas malagueñas, granadinas, rondeñas y peteneras son consideradas flamencas tanto por su arquitectura como por su ritmo.

 

2. Un mes más tarde, el 21 de marzo de 1922, Manuel de Falla escribe en el periódico El Defensor de Granada el artículo ‘El Cante Jondo, sus orígenes, valores e influencia en el arte europeo’, destacando sobre todo los efectos armónicos que inconscientemente producen los guitarristas flamencos.

 

3. El 22 de junio del mismo año, se celebra el Concurso de Cante Jondo en Granada, intentando recuperar la gran tradición del cante andaluz. Con el lema ‘El cante jondo si no se dignifica desaparece’(1) se realiza una tarea de compilación del cancionero popular; el compositor Manuel de Falla actúa como analista de la estructura musical, y García Lorca pone la inspiración de su poesía.

 

Además de estos acontecimientos, el flamenco es entendido como expresión, como arte y valor. Las reflexiones del poeta Jorge Guillén acerca del hombre como ser armónico; la publicación de Romancero Gitano de García Lorca en 1928(2); las relaciones entre música y erotismo en la poesía del malagueño Manuel Altolaguirre; la concepción del silencio como elemento constitutivo del discurso musical en Emilio Prados; la correspondencia asidua entre Manuel de Falla y Gerardo Diego demuestran que el flamenco empezó a ocupar las mentes de artistas, músicos y poetas.

 

El género fue desarrollándose espectacularmente, bailaores y bailaoras desataron un ciclón de baile, música y poesía, inspirando a coreógrafos, compositores y poetas, llevando al flamenco a la cumbre de la ópera nacional e internacional. La bailaora Pastora Rojas Monje ‘Pastora Imperio’ (1885-1979) inspiró a Manuel de Falla a componer ‘El amor brujo’, que ella misma estrenó en el Teatro Lara de Madrid en 1925, desempeñando el personaje de Candelas. Años más tarde, el gran bailaor Antonio Ruiz Soler participó en obras de los principales compositores de la generación del 27, empezando por Falla (‘Amor brujo’), continuando con Ernesto Haffner (‘Jugando al toro’) y culminando con la apoteósica participación en El sombrero de tres picos de Manuel de Falla, con coreografía de Léonid Massine y decorados de Pablo Picasso, estrenado en el santuario de la danza: la Scala de Milán, teatro reservado para muy pocos artistas consagrados.

 

En suma, el período de la ópera flamenca fue una época abierta a la creatividad y a la consolidación como arte de categoría profesional. En este período se conforma definitivamente la mayor parte del repertorio del flamenco con figuras como La Argentinita, Antonio Chacón, Manuel Torre, La Niña de los Peines, Pepe Marchena, Manolo Caracol y el mejor guitarrista joven de esta época, el maestro Agustín Castellón Campos ‘Sabicas’. Un punto y aparte merece el artista y bailaor Vicente Escudero Uribe, quien trabó amistad y trabajó con Picasso, Joan Miró, André Breton, Paul Éluard, Luis Buñuel, Juan Gris, Man Ray y hasta con Diághilev; se le conoce sobre todo por la instauración de un decálogo del baile masculino, que más tarde recrearía Antonio Gades.

 

Lamentablemente, nubarrones oscuros empezaron a formarse en el cielo de España, la locura de la guerra se fue apoderando de las mentes de políticos y militares. Un cruento enfrentamiento entre el bando Nacional, dirigido por el general Francisco Franco, y los republicanos defensores de la democracia dejó en ruinas a España después de una larga y sangrienta guerra civil. La mayor pérdida que tuvo el flamenco fue el fusilamiento que hicieron las tropas conservadoras al poeta andaluz Federico García Lorca. Grandes personalidades del género salieron hacia América y otros países de Europa en un exilio —de obligada subsistencia— como el maestro ‘Sabicas’ y Carmen Amaya, los bailaores Antonio Soler y ‘Rosario’, el poeta Antonio Machado y el compositor Manuel de Falla. La lista es larga.

 

 

Tercer período: arte universal y Patrimonio Cultural de la Humanidad

 

Muchos estudiosos del flamenco consideran a 1955 como el año del renacimiento del género por algunos hechos importantes como la publicación del ensayo Flamencología del argentino Anselmo González Climent, un estudio de gran aporte; la organización del I Concurso Nacional de Cante Jondo de Córdoba en 1956; y en 1958 se fundó en Jerez de la Frontera la primera Cátedra de Flamencología, la más antigua institución académica dedicada al estudio y defensa del arte flamenco. Además, en 1963 el poeta cordobés Ricardo Molina y el cantaor sevillano Antonio Mairena publicaron Mundo y Formas del Cante Flamenco, convertida en obra de referencia obligada.

 

El renacimiento del flamenco supuso una reinterpretación moderna de lo tradicional, es decir, una transferencia de valores culturales tradicionales de la emergente sociedad urbana de mediados del siglo XIX, a la del siglo XX. La infiltración del género del flamenco en los distintos quehaceres del arte como la pintura, la danza, el teatro, el cine y, sobre todo, la música —que fue desde la copla hasta el jazz— fueron claves para este renacer. En otras palabras, el flamenco fue un elemento articulador de la cultura andaluza, marcando una identidad no solo nacional sino internacional.

 

Si a todo esto añadimos que el tratamiento iconográfico y literario del flamenco que llevaron a cabo creadores como Pablo Picasso, Picabia y García Lorca posibilitó la emergencia de figuras como los cantaores Antonio Mairena, Manolo Caracol, María La Perrata y el Lebrijano, los bailaores Antonio Gades ‘Farruquito’, Joaquin Cortes, La Tolea y Juana Amaya, los guitarristas Manuel Sanlúcar, Ramón Montoya y Paco de Lucía, quienes ampliaron los registros expresivos de este género artístico.

 

Un punto y aparte merece el aporte genial del cantaor Camarón de La Isla —una leyenda de este período—, quien apostó por la renovación de los elementos artísticos que hasta entonces definían al flamenco. Él sentó las bases de una nueva y moderna concepción estética del cante, influenciada sobre todo por el rock. Los elementos musicales, sin embargo, hunden sus raíces en la tradición popular andaluza, en concreto en las canciones de columpio o bambas, cantos que se vienen practicando dentro del acervo popular desde tiempo inmemorial. Fue muy innovador el dúo que integró con Paco de Lucía —Paco lo consideraba como el mayor genio que había conocido—. Formaron una pareja emblemática y fundamental en la historia del flamenco, grabando nueve discos entre 1969 y 1977.

 

Paco de Lucía, por su parte, contribuyó a dignificar el arte flamenco, siendo una figura que consiguió romper el veto del género en los teatros de ópera y salas sinfónicas de su propia España.

 

El flamenco siempre ha demostrado tener gran habilidad para adaptarse a los cambios de los tiempos, de los gustos y de las necesidades culturales a través de la diversificación de sus propuestas y de la creación de subgéneros, corrientes y escuelas de distinto tipo. En otras palabras, el género del flamenco renació porque pudo establecer diversas vías de comunicación artísticas que provocaron o reforzaron actitudes colectivas, útiles para fundir lo personal con lo étnico y ambas cosas con la identidad española.

 

Por otro lado, el estímulo que tuvo el flamenco a través del cine fue grande. El director español Carlos Saura difundió masivamente el género desde distintas ópticas; películas como Amor brujo de 1986, Sevillanas de 1992, Flamenco de 1995, Salomé en 2002 y Flamenco, flamenco en 2010, han dejado una estela de mayor apreciación por el gusto del género. Y como si esto fuera poco, la Unesco declaró al flamenco Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad el 17 de noviembre de 2010.

 

 

Bienal de flamenco en Sevilla

 

Desde el siglo pasado las bienales de flamenco se realizan en Sevilla. Este año acogió la décima octava edición con el título Fuente y Caudal, dedicada a la memoria del guitarrista Paco de Lucía. Desde el 12 de septiembre hasta el 5 de octubre se presentaron nuevos artistas y figuras consagradas a nivel internacional como las cantaoras Inés Bacán, Carmen Linares, Rocío Bazán y los cantaores Juan Peña ‘El Lebrijano’, Juan José Amador, Diego Carrasco, El Pele, Tomás de Perrate con el piano de Dorantes. Los cantaores siempre emanando temple en su voz con la contención interior frente a una extroversión que les sale de los adentros; evocando sensibilidad de dolor y dulzura en los espectadores. Las bailaoras Carmen Ledesma, Isabel Bayón y Pastora Galván ingeniando poses de vuelo y de furia para meterse en la piel de propios y extraños; con ese cariz erótico de baile elegante como un oleaje de fuego que insuflan danza y vida.

 

Más de 45 000 localidades se vendieron este año y el mayor porcentaje a través de Internet, en países como Francia, Japón, Estados Unidos, Alemania, Reino Unido, Rusia y otros más exóticos como India, Samoa, Qatar o Singapur, demostrando que el gusto por el arte del flamenco va en expansión por el mundo.

 

Quiero despedir esta síntesis mencionando una serie de composiciones que distintos jazzmen han producido inspirados en el flamenco: Sketches of Spain de Miles Davis y Gil Evans de 1959-60; Olé Coltrane de John Coltrane de 1965; ‘Spanish Fantasy’ de Chick Corea de 1977 y ‘El Concierto de Aranjuez’ del Quinteto de Jazz del guitarrista Jim Hall, estupendas obras inspiradas en el flamenco.

 

 

Notas:

1.- El Manifiesto de 1922, invocaba al público así: “Si la continuidad de los cantaores se interrumpe, se interrumpirá para siempre el cante. En este sentido han de ir encaminados nuestros esfuerzos; al pueblo nos hemos de dirigir y por el pueblo lo hacemos todo”.

 

2.- En Romancero gitano, García Lorca, además de sintetizar poéticamente la cultura de Andalucía y los gitanos, revela una y otra vez las fuerzas en pugna entre la Guardia Civil y los gitanos, llamando a estos bandos ‘romanos’ y ‘cartagineses’.

 

3.- En La correspondencia de Sabicas, nuestro tío en América. Su obra toque por toque (2013) (Madrid: Ediciones El flamenco Vive, 407 Págs.), el musicólogo Guillermo Castro Buendía —especialista en flamenco— afirma: “fue Sabicas quien nos enseñó por correspondencia desde América. Todos los guitarristas posteriores a él han bebido de su fuente, que ha manado de forma abundante y pura”.

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